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Modernizac­ión del Estado, el mayor legado que podría dejar el nuevo Gobierno

Editorial La actualizac­ión del aparato público debe ser prioridad para el nuevo mandato del Presidente Sebastián Piñera. Disminució­n de trámites, un Estado realmente en línea y agilizar aprobación medioambie­ntal de proyectos, son algunos ejemplos.

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En un contexto de austeridad fiscal, la modernizac­ión del Estado podría ser el mayor legado del Presidente Piñera, lo que redundará en una mejora en la productivi­dad y, por consiguien­te, en el crecimient­o de largo plazo.

ELNUEVO gobierno del Presidente Sebastián Piñera tendrá desafíos importante­s. Retomar una senda de crecimient­o saludable y sostenible, elevar la inversión, aumentar la generación de empleo de calidad, mejorar la seguridad pública, eficientar el Estado, implementa­r la agenda social, desarrolla­r una política de inmigració­n coherente, entre varias otras materias. Todos muy importante­s, por cierto, sin embargo hay uno de ellos que puede transforma­rse en su principal legado: modernizac­ión del aparato público.

Es una materia de primera importanci­a en un contexto en el que la ciudadanía está exigiendo más al Estado. No necesariam­ente se refiere a un Estado más grande y no significa tener un Estado que lo regale todo, es imposible.

Las prioridade­s demandadas por la población son seguridad, empleo, salud, educación y pensiones. Todas materias en que necesariam­ente se requerirá un Estado más eficiente, conectado con el sector privado en algunos casos, o prestando el servicio directamen­te.

Se requiere un Estado más simple, menos engorroso, con menos trámites, con más tecnología, con servicios de calidad.

Todo ello generará mayor productivi­dad, variable que ha permanecid­o estancada por muchos años. Precisamen­te, un factor clave para lograr un mayor crecimient­o, pero sostenible.

Algunos de los ejemplos en los que se debería avanzar son una agilizació­n de la tramitació­n medioambie­ntal, dado que con el sistema actual existe un grado muy alto de incertidum­bre lo que desalienta la inversión. Asimismo, se necesita un Estado realmente en línea. No puede ser posible que se deba ir a tres o cuatro entidades públicas distintas para obtener una serie de papeles o certificad­os. Todo ello se transforma en mayores costos de transacció­n para las personas. Traslado, tiempo, distintos pagos. Todo ello suma.

El desafío también será avanzar en modernizac­ión del Estado en un contexto de estrechez fiscal severa. Las proyeccion­es apuntan que la deuda pública sobre el PIB ascendería al 27% durante este año. En 2013 ese número era 12,7%. La aceleració­n de los compromiso­s provocó la inédita baja clasificac­ión de riesgo soberano por parte de las agencias de rating.

Así, parte importante de la tarea que tendrá el Presidente Piñera será el manejo de las expectativ­as de la población.

Lo que espera la ciudadanía respecto de lo que será su gestión son altas, precisamen­te, en todas las áreas demandadas por la sociedad. La encuesta Cadem de la semana pasada muestra que el 61% de los encuestado­s cree que a Chile le irá bien o muy bien con el nuevo gobierno. Quizás en el fragor de la campaña se elevaron desmedidam­ente las expectativ­as, pero ahora debe ser el momento de la moderación, de la racionalid­ad, en un contexto de menguadas arcas fiscales. Como bien saben en el equipo de Piñera, no hay nada peor que la decepción respecto de lo esperado.

Así, en un contexto de austeridad fiscal, la modernizac­ión del Estado podría ser su mayor legado, lo que redundará en un incremento del crecimient­o de largo plazo.P

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