El gobierno de la Presidenta Bachelet nos deja, y tal vez es aquello los más valioso, una nueva ciudadanía, más consciente de sus derechos y menos dispuesta a dejarse atropellar ante los abusos que se cometen.
especialmente los más sencillos. Ese es el triunfo de la centro izquierda. Esta es la herencia de Bachelet. Un país de ciudadanos y no de consumidores. Si hasta en el consumo ejercerán derechos.
Pero esta herencia supone una tarea ineludible: llevar esta conciencia, este nuevo formato a la ley de mayor rango para que se consagre al más alto nivel.
Y ahí está. El proyecto de nueva constitución para Chile. Finalmente la herencia es una tarea. Ya surgieron detractores. Que no la conocimos antes, son los mismos que después no conocían el programa. Se acordarán ustedes. Otros que el proceso no fue del todos transparente, que no se recogieron las propuestas de los cabildos ciudadanos, que se hizo entre cuatro paredes, que no se conocen los autores, que los partidos no participaron en su elaboración, que no tienen nada muy novedoso, en fin mil excusas.
El legado de Bachelet, si es tal, se defenderá por sí solo, por su contundencia, por sus resultados y será la ciudadanía su defensa más genuina.
La herencia de Bachelet es una ta- rea, una pega que nos debiera convocar como oposición. No será el nuevo gobierno quien lo impulse. No se cuente con urgencias ni celeridad. El nuevo gobierno le teme a este debate.
Es la oposición, que acaba de elegir a ambos presidentes del Senado y la Cámara la que debe hacerse cargo de la herencia y desarrollarla para tener una nueva Constitución que nos albergue como país y que fije las condiciones de cómo nos relacionamos los miembros de esta nación con la debida legitimidad.
Defender lo obrado y evitar su demolición es algo que deberemos hacer, pero la tarea es de futuro, es dotarnos de una Carta Fundamental que aprobada por toda la ciudadanía en un plebiscito como el proyecto lo plantea, le dé legitimidad en su origen y modernice nuestras relaciones entre los ciudadanos y sus instituciones.
Así responderemos a ese compromiso que la centro izquierda tiene con Chile y, de paso, como genuinos y legítimos albaceas, nos haremos cargo de la herencia completa.