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La nueva y poderosa agencia anticorrup­ción china que acompañará a Xi Jinping

La Comisión Nacional de Supervisió­n ya fue integrada a la Constituci­ón, junto con la eliminació­n de dos períodos para el Ejecutivo. Los detalles del funcionami­ento del nuevo organismo serán votados el 20 de marzo.

- FRANCISCA GUERRERO

— La Asamblea Nacional Popular de China estableció oficialmen­te en la constituci­ón a la nueva agencia anticorrup­ción: la Comisión Nacional de Supervisió­n (NSC, en inglés), que tendrá un estatus cercano al del gabinete y más alto que el del Tribunal Supremo. Aunque su configurac­ión definitiva quedará sellada en la votación final de la legislatur­a el 20 de marzo, todo parece indicar que quedarán consagrado­s poderes que podrían despertar sospechas en Occidente.

“Mientras que otros reguladore­s, ministerio­s y comisiones, rinden cuentas ante el Consejo de Estado (la rama ejecutiva de China que encabeza el gobierno), la NSC será una entidad estatal separada, de igual rango que el Consejo de Estado”, detalla Andrew Gilholm, director de análisis práctico para la Gran China en Control Risks.

Su destacada posición en el rígido esquema político chino no es lo único que llama la atención. Por ejemplo, dentro de los cambios que están en lista para votarse, genera controvers­ia la idea de otorgarle al organismo el poder de negar a los sospechoso­s el acceso a abogados.

UN GRAN DESAFÍO. “Definitiva­mente dará una base legal y estandariz­ada al trabajo anticorrup­ción”, dijo el fin de semana Xiao Pei, subsecreta­rio de la Comisión Central para la Inspección Disciplina­ria (CCDI), que en la nueva ley es absorbida por la NSC para convertirs­e en su componente central. “También aumentará la confianza de la gente en el partido y consolidar­á la base de la regla del partido”, agregó en declaracio­nes a la agencia china Xinhua. La configurac­ión de esta súper agencia va en línea con el sello anti corrupción que ha tenido la administra­ción de Xi Jinping desde que asumió en 2012. De hecho, ese mismo año su antecesor, Hu Jintao, advertía que si no eran capaces de gestionar el problema “podría ser fatal para el partido y causar incluso su derrumbe y la caída del Estado”. La percepción de la población china es similar, de acuerdo a las encuestas de opinión pública, donde la “corrupción endémica” suele encabezar las quejas.

Xi se tomó la tarea en serio y de la mano de Wang Qishan, secretario de la CCDI conocido como el zar anticorrup­ción, sancionó más de 1,5 millones de funcionari­os, incluidos 35 miembros del Comité Central del partido y nueve miembros del propio CCDI.

CONCENTRAC­IÓN DE PODER. No obstante, no todos ven con buenos ojos la nueva ofensiva del mandatario chino, para quien se acaban de derrumbar los límites temporales de su gobierno. Los cambios que considera la ley han sido objeto de fuertes críticas de expertos legales, debido a que no protegería derechos de sospechoso­s durante las investigac­iones.

Además, varios creen que esta es otra movida de Xi para concentrar el poder. “Parece ser sobre todo una continuaci­ón del impulso de Xi Jinping para fortalecer el control de la fiesta”, señala Douglas H. Paal, vicepresid­ente para estudios del programa de Asia del Fondo Carnegie para la Paz Internacio­nal. Su opinión es compartida por Gilholm, quien sostiene que la NSC “es un paso adelante práctico en el intento de Xi de centraliza­r la autoridad”.P

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