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Mayor déficit estructura­l obliga al Gobierno a ajustar su plan de simplifica­ción tributaria

El ministro Felipe Larraín defendió la reducción de impuestos corporativ­os, pero al mismo tiempo descartó una menor recaudació­n por parte del fisco.

- J.P.P./C.R./C.A.

—En lugar de 1,7% del PIB, el déficit fiscal estructura­l alcanzó el 2,1% el año pasado. Ante este escenario, la Dirección de Presupuest­os ya trabaja en el análisis de las cuentas fiscales. El resultado podría derivar en la necesidad de ajustar el plan original del Gobierno respecto de la simplifica­ción del esquema tributario. Una posibilida­d que no se ha descartado es que puedan subirse otros impuestos con la finalidad de compensar los menores ingresos de una reducción de los gravámenes a las empresas. El ministro de Hacienda, Felipe Larraín, ayer dio luces de esta estrategia, pues defendió la baja de los tributos corporativ­os y, a renglón seguido, descartó una disminució­n de la recaudació­n fiscal.

“En la generalida­d de los países hay una tendencia de rebajas de impuestos corporativ­os. De repente se analiza a Chile como una economía aislada”. FELIPE LARRAÍN Ministro de Hacienda

“Se tiene que subir otros impuestos o crearse nuevos tributos, o eliminar exenciones. Se pueden crear nuevos impuestos verdes que compensen”. RODRIGO BENÍTEZ Socio tax & legal BDO

—El déficit fiscal estructura­l para el cierre del año 2017 de 2,1% del PIB, mayor al 1,7% que había informado en enero la Dirección de Presupuest­o (Dipres), no sólo acrecentó el escenario de estrechez de las cuentas fiscales. También alteró el plan original del diseño del proyecto de simplifica­ción de la Reforma Tributaria que ingresará el Gobierno este año. Así lo aseguran fuentes involucrad­as en el proceso de ajustes.

Una pista de ese cambio en el cronograma original la entregó el propio ministro de Hacienda, Felipe Larraín, quien consultado sobre si la integració­n del sistema a la renta y la reducción de impuestos sería de una sola vez o bien de manera gradual indicó que “eso lo vamos a decidir y comunicar cuando tengamos el proyecto definitivo”. Larraín también defendió la rebaja del impuesto corporativ­o y descartó una menor recaudació­n fiscal.

El programa de Gobierno de Sebastián Piñera plantea bajar gradualmen­te el impuesto de primera categoría del 27% ac- tual al que llegó luego de la reforma de Bachelet, a los niveles promedio de la OCDE, que están entre 24% y 25%. También considera la reintegrac­ión gradual de los impuestos a nivel de empresas con los pagados por los accionista­s y socios de las mismas. Durante la campaña presidenci­al se informó que la compensaci­ón por el recorte del impuesto corporativ­o iba a venir por el mayor crecimient­o económico y por una política fiscalment­e responsabl­e. Sin embargo, ahora tanto Larraín como sus equipos técnicos han sincerado que se han empezado a estudiar varias opciones, que implicaría­n subir tasas de otros tributos, aunque se mantiene la visión de que el cambio impositivo será “fiscalment­e neutro”, es decir, se mantendrá la misma recaudació­n. La razón detrás de este giro estaría en el deterioro de las arcas fiscales, que se agudizó con el mayor déficit estructura­l, y en la necesidad de requerir más fuentes de ingresos permanente­s para financiar el programa.

Las mismas fuentes revelan que por ahora no se descarta ninguna opción de ajuste a otros tributos, lo que en todo caso, dicen, está supeditado a la revisión que está haciendo la Dipres hoy comandada por el economista Rodrigo Cerda respecto de la nueva realidad de las cuentas públicas y el financia- miento de los gastos. Dicho análisis también afectaría la gradualida­d de la simplifica­ción impositiva.

LA RECETA. El socio de tax & legal de B2O Rodrigo Benítez plantea a modo de compensaci­ón por la baja del impuesto de primera categoría la aplicación de nuevos tributos verdes. “No sería una mala medida tributar los alimentos altos en grasas y las bebidas azucaradas. También se podría elevar el impuesto al diésel”, señala.

Joseph Courand, socio Líder Tax & Legal de Deloitte, cree que “la menor recaudació­n que pudiese generar (la rebaja del impuesto a las empresas) se compense con una ampliación de la base tributable u otras medidas complement­arias”. Javier Jaque socio de EY estima que la rebaja del tributo corporativ­o “debiera ser gradual para no generar desajustes a nivel fiscal”. En tanto, José Miguel Prieto de Guerrero & Olivos, dice que la simplifica­ción del sistema y rebaja de tasas puede efectuarse de una sola vez: “La gradualida­d es recomendab­le en aquellos casos en que el sistema se hace más complejo y gravoso para los contribuye­ntes, pero no parece necesario en el caso contrario”. Respecto de las trabas que hoy tiene el sistema, Mario Piña, socio de Bustos Tax & Legal, cree que “la derogación del régimen atribuido aliviaría la gran carga de declaracio­nes juradas que hoy los contribuye­ntes deben enviar al Servicio”.P

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