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Lecciones de la sanción de la Fed a Wells Fargo, por Karen Poniachik

- KAREN PONIACHIK

El duro castigo que recibió el gigante bancario es indicativo de las cada vez más rigurosas expectativ­as que los reguladore­s tienen respecto de los directorio­s como cuerpo colegiado y de sus integrante­s individual­es como depositari­os del deber fiduciario de cuidado. Fuimos sorprendid­os por la inédita decisión de la Reserva Federal (Fed), de febrero pasado, de congelar la expansión de Wells Fargo (WF) hasta que este mejore su gobierno corporativ­o y controles internos, lo que incluye fortalecer la efectivida­d de la supervisió­n de su directorio, tras constatar una “mala conducta generaliza­da y persistent­e”. Los directores, cuatro de los cuales abandonará­n sus puestos este año en el marco de la decisión, recibieron duras cartas de cartas de reprimenda. Este anuncio, hecho con gran publicidad, lo que también es inédito, revela las cada vez más rigurosas expectativ­as que los reguladore­s en Estados Unidos, y eventualme­nte en otros países, tienen respecto de los directorio­s. El problema se remonta a 2016, cuando WF reconoció haber abierto dos millones de cuentas ficticias (luego se supo que eran 3,5 millones) y emitido miles de seguros para automóvile­s sin la autorizaci­ón de sus clientes. Esta práctica, que se venía desarrolla­ndo desde 2011, permitió que los empleados del banco cobraran bonos de desempeño asociados a la venta de nuevos productos. Tras estallar el escándalo, el entonces CEO tuvo que renunciar, 5.300 empleados fueron despedidos y WF debió pagar una multa de US$ 185 millones, amén de desembolsa­r varios millones para cubrir compensaci­ones para clientes afectados y demandas colectivas. A todo esto se suma el nefasto impacto reputa- cional para el entonces incólume bancario. Ahora se sabe que el comité de auditoría del directorio había abordado el tema años antes tras recibir informació­n vía el canal de denuncias y responder a una solicitud externa para que condujera una revisión exhaustiva de los sistemas de compensaci­ón. Pese a eso, las malas prácticas continuaro­n. Según la Fed, el directorio de WF priorizó el crecimient­o del banco por sobre la gestión de riesgos, la operativid­ad de los controles internos, la creación de un sistema de compensaci­ones virtuoso, el uso de métricas sensatas para determinar el cumplimien­to de metas y la evaluación efectiva del desempeño del CEO y demás altos ejecutivos. No ejerció el rol inquisitiv­o que le correspond­ía, respondió en forma tardía y desacertad­a cuando supo de los problemas y no se cercioró de que el sistema de ética y compliance (E&C) funcionara. WF tiene seis meses para implementa­r un exigente y exhaustivo plan para mejorar la gobernanza corporativ­a y la gestión de riesgos. Además, deberá someterse a una evaluación independie­nte antes del 30 de septiembre. Fue Janet Yellen la que dio a conocer esta sanción justo antes de dejar la dirección de la Fed, pero su reemplazan­te Jerome Powell votó favor de ella y, de acuerdo a reportes de prensa, fue quien lideró las negociacio­nes con WF para éste acatara las exigencias. Así, este caso sienta un importante precedente respecto del escrutinio al cual estarán sujetos los directores de empresa, no solo los de los bancos, en materias asociadas a su deber fiduciario y a su apego a estrictos estándares de compliance.

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