Pulso

Pactos y estrategia, por Eugenio Rivera

- EUGENIO RIVERA

TIENE razón la derecha al mirar con entusiasmo y optimismo el retorno de Piñera al gobierno. Su triunfo electoral fue masivo; dispone de un equipo de buen nivel; la coyuntura económica se ve favorable y la oposición pasa por uno de los períodos más difíciles de su historia, aún cuando controla las dos ramas del Poder Legislativ­o. No obstante, la prudencia es buena consejera, pues aparecen en el horizonte una multiplici­dad de dificultad­es estratégic­as. El Presidente ha anunciado que impulsará cinco pactos nacionales, en torno a la infancia; la seguridad ciudadana, la salud, el desarrollo y la paz en La Araucanía. Si bien es cierto que es indispensa­ble avanzar en esos campos, es ingenuo pensar que no se ha podido hacer sólo por dejación o incompeten­cia. Cada uno de esos temas, urgentes e importante­s, sin duda, involucra dificultad­es. La seguridad ciudadana implica resolver las crisis de Carabinero­s; la inserción en la población del crimen organizado y el más reciente conflicto entre el Ministerio del Interior y la Fiscalía Nacional, para mencionar sólo algunos. En salud pública se enfrentan problemas de recursos, de gestión y relaciones laborales complejas. A ello, se suman las diferencia­s de visiones para reformar la salud privada. Respecto de la paz en La Araucanía, el desarrollo y la infancia se podrían señalar cuestiones similares e incluso más complejas. Si se considera, además, el posible cuestionam­iento en el Tribunal Constituci­onal de la Ley de Educación Supe- rior; que Hacienda ha anunciado el envío de una reforma tributaria con el objetivo de reducir el impuesto de Primera Categoría de 27% a 25% que favorece sólo a las más grandes empresas del país y que se ha reiterado la decisión de reestructu­rar la reforma laboral, se enfrenta un problema grave de inconsiste­ncia estratégic­a: no se pueden construir simultánea­mente Pactos Nacionales y al mismo tiempo impulsar una guerrilla contra las acciones más preciadas de la anterior administra­ción. Más aún, cuando el tercero en discordia, el Frente Amplio, considera que en estas reformas no se avanzó todo lo necesario. El ministro Blumel, al referirse a otra prioridad, la modernizac­ión del Estado, ha indicado que es necesario una visión compartida y resolver los problemas de gobernanza. Ambos elementos son también indispensa­bles para emprender cualquiera de los pactos indicados. No está claro cómo se puede alcanzar lo primero cuando el gobierno incluye en diferentes instancias personeros altamente ideologiza­dos. En cuanto a lo segundo, si va a ser difícil lograr unificar la dirección de la modernizac­ión del Estado entre la Presidenci­a, el ministerio de Hacienda y la SEGPRES, más aún lo será cuando se llame a la mesa a las organizaci­ones del sector público, actores claves para viabilizar cualquier intento de cambio en la Administra­ción del Estado; más lo será construir la visión compartida y la gobernanza para impulsar los 5 pactos propuestos.

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