-Aumento de deuda pública: la guinda de una torta amarga, por Juan Pablo Swett
DURANTE este mes se supo que el déficit fiscal heredado por la administración saliente fue de un 2,1% del PIB y no de 1,7% como había sido informado durante enero a la administración del Presidente Sebastián Piñera. Estos nuevos números nos dejan a todos los chilenos con una mochila de más de US$1.100 millones de déficit adicional, equivalente a cuatro veces todo el apoyo que el Gobierno de Chile hace al emprendimiento y a los emprendedores, obligándonos a desviar importantes recursos para paliar este nuevo escenario. Sin duda que los recursos podrían haberse invertido de mejor manera, fomentando programas de capacitación Sercotec para microempresarios, impulsando a nuestros jóvenes emprendedores o promoviendo innovadoras ideas que hoy circulan en el ecosistema en búsqueda de apoyo. Estos recursos también podrían haber estado destinados a temas de salud y educación, o programas de desarrollo social, en directo beneficio de la gente, pero no para tapar hoyos. Chile asume una deuda a nivel país por sobre los US$60.000 millones, donde para contenerla se tendrán que desviar recursos, optar por mayores esfuerzos para la recaudación de impuestos y ejecutar un plan de austeridad fiscal, que imagino el gobierno actual ya sabrá con claridad tras el anuncio de Hacienda, donde buscarán reducir o reasignar recursos públicos por US$7.000 millones. Como parte de este cambio, es clara la necesidad de ordenar las finanzas públicas y reducir el tamaño del sector público, donde en el gobierno pasado se “crearon” más de cien mil puestos de trabajo, creciendo a niveles que hoy no son sustentables y donde necesitamos que se margine a quienes hoy están profitando o aprovechándose del Estado sin entregar un real servicio. Asimismo urge destrabar importantes proyectos de inversión existentes en el país y retomar una agenda pyme, donde no olvidemos que pequeñas y medianas empresas generan el 70% de los puestos de trabajo en Chile, para así retomar un crecimiento de al menos un 3,5% para el 2018 y ojalá al 5% para el 2019. El ministro de Economía José Ramón Valente habló de irresponsabilidad, sin embargo ésta se cometió durante los últimos cuatro años, empezando el 2014 con una mala Reforma Tributaria para el país que; nunca recaudó lo que dijo que recaudaría, estancó la economía y generó mucha incertidumbre. En resumen, estos US$1.100 millones adicionales de deuda serían la guinda de una torta de pésimo sabor que se empezó a cocinar el 2014 cuando el ministro de Hacienda Alberto Arenas anunció su tristemente célebre aumento de impuestos