Las señales que arroja el Imacec de febrero
Estas últimas cifras de actividad no hacen otra cosa que recordarnos que el crecimiento no está garantizado.
Esta semana conocimos el Imacec de febrero, que según lo informado por el Banco Central se expandió a un sólido 4%, cifra que aunque estuvo en el piso de las estimaciones del mercado -que lo situaban entre 4% y 4,5%-, fue la más alta en 24 meses. Sin duda, el gran responsable de este mejor indicador fue el crecimiento interanual que registró el sector de la minería, cuyo Imacec creció 19,4% -su mejor registro histórico desde que existen cifras comparables-, debido principalmente a la baja base de comparación que implicaba febrero del 2017 a raíz de la extensa paralización de minera Escondida. El registro de febrero arroja señales mixtas. El Imacec no minero registró un débil crecimiento interanual de 2,8%, que contrasta con el aparente dinamismo que goza el sector minero. Pero, por otro lado, al considerar indicadores que miden la velocidad en el margen de la actividad se aprecia una leve reaceleración económica. La variación anualizada del último trimestre móvil, en relación al trimestre previo usando la serie desestacionalizada, registra un crecimiento de 3,4%, impulsado por el sector no minero, con un incremento de 4,1%. Por su parte, el semestre terminado en febrero de este año registró un crecimiento anualizado de 4,5% -en relación al semestre previo y utilizando la serie desestacionalizada- para el Imacec no minero. Estas últimas cifras de actividad no hacen otra cosa que recordarnos que el crecimiento no está garantizado. Aunque es cierto que mejores niveles de confianza en los agentes privados -empresarios y consumidores- son esenciales para volver a crecer, retomar un ritmo acelerado solo es posible si se emprenden correcciones de fondo en el esquema tributario, se moderniza el código laboral chileno recogiendo los profundos cambios que trae la revolución industrial 4.0, se rediseña el sistema de capacitación, se les entregan certezas jurídicas a los inversionistas -lo que incluye repensar el sistema de evaluación de impacto ambiental- y se agiliza un sistema de concesiones para mejorar infraestructura pública, entre otros perfeccionamientos irrenunciables.