Adultos mayores, ¡de ustedes es el futuro!,
El Gobierno acaba de anunciar que actualmente está trabajando en un estatuto laboral especial para los adultos mayores que, entre otras cosas, apuntaría a acortar la jornada semanal de trabajo.
Una medida que no sólo es un incentivo para incluir a este segmento dentro del mercado laboral, sino que también genera un cambio adaptativo por parte de éste para atraer al talento con mayor experiencia.
La importancia de que este grupo etario tome un lugar prioritario en las políticas públicas tiene una explicación tan concreta como contundente: hoy 1 de cada 9 personas tiene más de 64 años, proporción que cambiará a 1 de cada 4 en 2050.
Otro aspecto especialmente destacable de esta iniciativa es que aborda el tema no sólo desde la mirada del incentivo monetario para fomentar la contratación de adultos mayores y postergar la edad de jubilación, sino que además propone la creación de un marco regulatorio que tiene por objetivo mantener la empleabilidad y facilitar la contratación de adultos mayores.
Las cifras de participación laboral refuerzan la idea de que este tipo de acciones están en la dirección correcta. De acuerdo a datos del INE para el trimestre móvil mayo-julio de este año, el rango etario que va entre los 60 y 64 años aumentó en un 10% su participación en el mercado laboral, la cual alcanzó el 62%.
Avances como éste son evidentemente necesarios para generar cambios profundos en este tema, pero no sufi- cientes si no van acompañados de un cambio de paradigma a nivel privado y/o empresarial.
Y es ahí donde tenemos el mayor desafío. Aún no existe conciencia en las empresas de el valor que aporta el contar con adultos mayores. Mayor compromiso, experiencia, templanza, responsabilidad y cumplimientos son algunos de los beneficios que caracterizan a los trabajadores de este segmento.
Es por ello que resulta clave que las organizaciones tengan incentivos para adaptarse y flexibilizar su marco normativo, de manera de poder recibir y aprovechar esta creciente fuerza laboral. Y la propuesta del Ejecutivo va, precisamente, en esa línea.
Esta iniciativa se basa en la premisa de que uno de los principales desincentivos a mantener y/o contratar mano de obra mayor es la indemnización por años de servicio. Un tema que cobra especial relevancia en el caso de las empresas pequeñas y medianas que, como se ha dicho hasta el cansancio, son el sector que genera mayor empleo a nivel nacional.
La medida puede generar polémica, pero más que enfrascarnos en la clásica discusión ideológica, lo ideal es abordar el tema como crítico. En 30 años más se estima que un cuarto de los chilenos tendrá sobre 65 años, y que un país que sabe aprovechar su talento disponible tiene una ventaja enorme y aumenta su potencial de crecimiento económico y social.