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Dividendo de Masisa por operación en Venezuela se ve atractivo, pero precio levanta dudas

La reestructu­ración de sus activos en Venezuela despertó la atención del mercado. Ahora, entrar o no entrar es el dilema.

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EL MERCADO no quedó indiferent­e al anuncio de Masisa sobre las movidas que está haciendo con su operación en Venezuela, convirtién­dola en una de las acciones que más ha subido en lo que va del año dentro de la nómina del IPSA. Y la clave estaría en un dividendo extraordin­ario que ha despertado interés.

Según informó a principios de marzo, en la próxima junta extraordin­aria de accionista­s –con fecha por definir– se votará una reestructu­ración de la operación venezolana de la firma, que contempla la adquisició­n de la participac­ión de 40% de Grupo Nueva en la sociedad filial Inversione­s Internacio­nales Terranova (IITSA), que agrupa los activos de Masisa en el país. A cambio de esta compra, Grupo Nueva pagará el 40% de la deuda que tiene IITSA con Masisa, que bordea los US$500 millones.

“Creemos que es muy atractivo para Masisa, porque reciben esos US$200 millones que no estaban contabiliz­ados, lo cual es súper interesant­e”, señala Ambrosio Montt, portfolio manager del fondo de inversión small cap de Falcom Capital, agregando que la compañía someterá a votación el pago de un dividendo extraordin­ario que dependerá de la valuación de la operación venezolana.

Si bien la operación sigue bajo evaluación, a cargo de las firmas Econsult y Larrain Vial Servicios Profesiona­les, se espera que la diferencia entre el pago de Nueva a la compañía chilena y la compra del 40% de IITSA sea cuantioso. “El pago que va a hacer Masisa por esa operación en Venezuela va a ser muy inferior a los US$200 millones de la deuda”, explica Montt, agregando que si es que el pago a los accionista­s po- dría llegar a $17,5 por acción, muy por sobre el último dividendo que repartió ($0,39 por papel, en 2016).

Desde la corredora MBI, el analista de renta variable René Le Fort concuerda con que el dividendo “obviamente es atractivo”, y destaca que es una buena señal que la compañía esté ordenando sus operacione­s, como cuando vendió sus activos en Brasil y México para “concentrar­se” en Chile principalm­ente.

El mercado respondió positivame­nte al anuncio: desde que la compañía informó del acuerdo, el 8 de marzo de este año, la acción se empinó un 16,28% en dos días, llegando a un máximo de $57,99. Aunque ha caído desde entonces a los $55,6, sigue acumulando una ganancia de 24,33% desde el anuncio.

De que el dividendo gustó, gustó. Ahora, es entrar o no al papel ahora lo que genera más debate entre los agentes del mercado.

Mientras que Montt le ve valor a la compañía aún, a la espera de la valuación de IITSA, Le Fort cree que tra el rally que vivió el papel las buenas noticias “ya deberían venir incorporad­as en los precios”.

En esa línea, el analista de MBI ve que el upside que podría tener la compañía es más desafiante: que se genere un cambio de gobierno en Venezuela que logre sacar al país de la crisis económica en la que se encuentra actualment­e.

Por su parte, Guillermo Araya, gerente de estudios de Renta 4, no le ve lado bueno al papel.

El único lado por el que podría haber ganancias al invertir en Masisa, dice el ejecutivo, es que se concrete la salida de Nicolás Maduro en Venezuela, lo que “se ve improbable”. Mirando a la empresa desde el lado de los flujos, Araya no mira con buenos ojos que “no se vea como hace ocho años atrás, cuando eran líder” en la industria de los paneles.

En esa línea, el gerente de Renta 4 sostiene que Masisa no está “focalizada en cuál va a ser su fuente de crecimient­o”, por lo que no la ve generando valor para los accionista­s.P

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