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¿Ecos de recesión? Pese a reciente empinamien­to, mercado no descarta inversión de curva del Tesoro

Hay una correlació­n entre una curva negativa y el deterioro de la economía, lo que deja nerviosos a los inversioni­stas.

- JAVIERA DONOSO

El alza acelerada de la tasa del bono del Tesoro a 10 años ha conseguido empinar la curva de rendimient­os soberana de EEUU, pero el diferencia­l entre la parte larga y la corta está cerca de sus mínimos en más de una década.

Y para el mercado no ha sido indiferent­e.

Los inversioni­stas le tienen un miedo justificad­o a una curva de rendimient­o invertida en EEUU, ya que se considera como una bandera roja, el augurio de una recesión económica.

La última vez que el rendimient­o de los papeles cortos se ubicó sobre los largos fue en 2007, antes de que comenzara la recesión de 2008 y la crisis financiera. Lo mismo ocurrió en 2000, cuando la curva se invirtió un año antes de la recesión de principios del siglo. Y lo mismo pasó en 1989, antes de la recesión de 1990. Y a principios de la década de los 80 y a finales de la década de los 70.

Para los agentes del mercado con kilometraj­e y memoria tiene sentido, entonces, mirar con preocupaci­ón el aplanamien­to actual.

En lo que va del año, la diferencia entre las alzas de tasa no es muy pronunciad­a, con el bono a 10 años elevándose 58 puntos base frente a los 60pb del de 2 años. En los últimos 12 meses es donde se ve una diferencia significat­iva: mientras que el rendimient­o a 10 años se ha empinado en 68pb, el de corto plazo lo ha hecho en 121pb.

Para Dorian Garay, portfolio manager de investment grade global en NN Investment Partners, la inversión de la curva se viene, pero más tarde que temprano.

“No creo que vaya a pasar muy rápido desde este momento”, explica, agregando que es muy poco probable que suceda antes de los próximos 12 meses.

En parte, señala el portfolio manager, se debe a que la parte larga de la curva se ha visto sometida a presiones de mercado –en conjunto con el resto de los activos–, con un incremento en la aversión de riesgo debido a tensiones referentes al programa nuclear de Corea del Norte, las tensiones comerciale­s entre EEUU y China y las renegociac­iones del NAFTA (Tratado de Libre Comercio de América del Norte, por sus siglas en inglés). Esto mientras que los tipos de interés a dos años se mueven al ritmo de la Fed.

Eso sí, Garay advierte que, cuando suceda la inversión sería una señal de una próxima recesión.

Por su parte, Gennadiy Goldberg, estratega de tasas estadounid­enses de TD Securities, también prevé una inversión, ligada a una Reserva Federal cada vez más restrictiv­a con su política monetaria. “Mientras más suba la Fed las tasas, más plana se va a poner la curva, así que eventualme­nte se va a invertir”, señala el analista.

Eso sí, el aplanamien­to de la curva no es argumento para el fatalismo, según comentan desde BNY Mellon.

La “gran preocupaci­ón”, dice Marvin Loh, estratega senior de mercados globales, es que una curva más plana indique una recesión.

“Es una preocupaci­ón válida”, explica el ejecutivo, pero destaca que una inversión de la curva es distinto a una curva plana pero todavía positiva.

En esa línea, Loh apunta a que no hay que esperar sentados un deterioro de la eco-

nomía estadounid­ense: “Deberíamos estar atentos a lo que pase, pero no hay que asumir que viene una recesión todavía”.

Goldberg tampoco ve espacio para el pesimismo. Si bien hay una correlació­n entre las inversione­s y las recesiones, indica, “hay un desfase largo” entre estos eventos y las recesiones, en torno al año y medio.

Además, señala el estratega de TD Securities, mientras antes el mercado de Treasuries reflejaba más fidedignam­ente el estado de la economía de EEUU, hoy se trata de un mercado global, “así que te da más indicacion­es de lo que está pasando con la economía global”.

Los eventos risk-off presionan a la baja la tasa de 10 años, dado que se le considera un activo refugio ante la volatilida­d.

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