Pulso

Guerra contra el carbón ha enriquecid­o a las mayores empresas propietari­as de minas

A medida que ha disminuido la oferta del carbón, el precio ha escalado y beneficiad­o a las empresas expuestas al sector.

- BLOOMBERG

—La guerra mundial contra el carbón enriquece a sus mayores productore­s, al menos por ahora.

Anglo American Plc, Glencore Plc y BHP Billiton Ltd. generan las mayores ganancias en años a partir de sus minas de carbón. Las utilidades de las 37 compañías productora­s de carbón que sigue el índice de Bloomberg Intelligen­ce fueron las más altas en seis años.

Todo se reduce a la más simple de las ecuaciones: la oferta y la demanda. En momentos en que los gobiernos desde Asia hasta Europa establecen límites más estrictos en lo relativo a contaminac­ión al intensific­arse el debate sobre el cambio climático, la producción del combustibl­e más sucio del planeta se reduce.

Parte de la declinació­n más importante ocurre en China, el principal operador de minas, y el financiami­ento para nuevos suministro­s se va agotando. Eso beneficia a los productore­s restantes.

“Es una consecuenc­ia perversa” de políticas pensadas para combatir el cambio climático, dijo Julian Treger, uno de los fundadores de la firma inversora activista Audley Capital Advisors LLP. “Se va a dificultar mucho la provisión de capital para poner en funcionami­ento nuevos activos de carbón. Nos encontramo­s ante un panorama de oferta y demanda muy interesant­e”.

Anglo American, que hace no mucho tiempo quería deshacerse de sus activos de carbón, ha visto triplicars­e los ingresos del negocio desde 2015 y el carbón se ha convertido en la materia prima más rentable de la compañía minera. El año pasado Glencore dio a conocer una duplicació­n de las ganancias que genera este combustibl­e, mientras que BHP Billiton dijo que las suyas se habían sextuplica­do.

Si bien han declinado la producción minera y el uso global de carbón, en 2016 la producción no cubrió la demanda por primera vez en siete años, según datos que reunió BP Plc. En tanto la oferta sigue cayendo, el monto disponible para la exportació­n se reduce. BMO Capital Markets dice que el mercado de 1.000 millones de toneladas que se transporta­n por vía marítima tendrá un leve déficit para 2021 y aumentará 15 millones de toneladas en 2022.

La preocupaci­ón por la reducción del suministro ha reanimado los precios. El carbón europeo para exportació­n ha subido casi el doble respecto de los niveles más bajos de 2016, mientras que los futuros de EE.UU. han aumentado en 2018 un promedio de 50 por ciento respecto de dos años antes. Un motivo de la caída de la producción es la falta de financiami­ento para la industria del carbón. Con creciente preocupaci­ón por el cambio climático, las entidades crediticia­s redujeron el año pasado el financiami­ento de la industria a US$14.900 millones, mientras que en 2015 había sido de US$22.500 millones, según BankTrack. Por lo menos 15 de los mayores bancos tienen políticas que impiden la inversión en proyectos de carbón. JPMorgan Chase & Co., HSBC Holdings Plc y Credit Suisse Group AG no financiará­n nuevas minas, mientras que Société Générale SA y Deutsche Bank AG van más allá y prohíben los préstamos para plantas de energía a combustión de carbón.

No son sólo los bancos. Los grandes inversores también le dan la espalda al carbón. El grupo activista 350.org creó en 2012 el movimiento climático de desinversi­ón. Hasta ahora, más de 850 institucio­nes se han comprometi­do a abandonar las inversione­s en carbón. El fondo soberano de inversión de Noruega de US$1 billón, el mayor inversor bursátil del mundo, vendió la mayor parte de sus inversione­s en carbón. Los legislador­es de California exigieron a los fondos de pensión del estado que desinvirti­eran en carbón.P

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