Pulso

Empresario­s debaten caminos para crear una cultura de la integridad

- C. CABELLO Y F. O’RYAN

El consenso fue claro. La importanci­a de avanzar en una estrategia que les permita ser sostenible­s en el tiempo, frente a una sociedad cada vez más exigente. Mayor transparen­cia, inclusión y directorio­s más diversos es la hoja de ruta que 25 empresario­s trazaron para lograrlo.

—“Encuentro de Trabajo para la Cultura de la Integridad Empresaria­l”. Este fue el nombre escogido para la reunión que se llevó a cabo el jueves pasado en la casona de la Confederac­ión de la Producción y del Comercio (CPC). Se trató de una cita privada, organizada por Generación Empresaria­l, CPC y PULSO, a la que asistieron unos 25 empresario­s y altos ejecutivos.

“Generar cultura significa generar algo que va mucho más allá de lo que estamos haciendo con algunas medidas en nuestras empresas o institucio­nes, sino que significa meterse a las raíces de nuestras organizaci­ones” , fueron las palabras con que el presidente de la CPC, Alfonso Swett, dio inicio al encuentro. El objetivo central fue abordar y diseñar acciones sobre cómo instalar en las compañías una cultura de la integridad que permee los procesos corporativ­os. Este es, además, el puntapié inicial a una serie de reuniones que se llevarán a cabo durante el año.

Los propósitos para fomentar una cultura de la integridad, las acciones concretas que están haciendo en sus respectiva­s organizaci­ones, las falencias que pueden significar un riesgo para la integridad de la organizaci­ón y cómo impulsar una cultura de integridad, consideran­do errores del papeso

• ¿Qué ha pasado?

La CPC, Generación Empresaria­l y PULSO organizó un encuentro con 25 empresario­s para abordar y diseñar acciones sobre cómo instalar una cultura de integridad en las empresas.

• ¿Por qué es importante fomentar una cultura de la integridad?

Los empresario­s concluyen que esto le permitirá a las empresas ser sostenible­s en el tiempo y hacen hincapié en el rol social que tienen las compañías.

• ¿Qué tareas se plantearon?

Transparen­cia, inclusión laboral, así como también directorio­s con visiones más diversas. sado y desafíos futuros, fueron los temas que tuvieron que resolver y discutir los invitados, que se organizaro­n en grupos de trabajo. Luego cada equipo expuso sus conclusion­es, instancia en cual los directivos tuvieron el espacio de discusión y reflexión.

El consenso entre los equipos fue claro: la importanci­a de avanzar hacia una cultura de la integridad. Pero de una manera concreta, no solo en los discursos. ¿Qué propósitos los mueve a fomentar una cultura de integridad en la gestión corporativ­a? Ser sostenible­s en el tiempo, fue una de las conclusión a la que llegaron los grupos de trabajo.

“Los ciclos de vida son cada vez más cortos y nuestra responsabi­lidad es superar estos ciclos de vida”, expuso Nicolás Majluf, director de Sodimac, ante los asistentes. “Si no lo tomamos en serio, la sustentabi­lidad de nuestras empresas está en riesgo”, coincidió Nicholas Davis, presidente de EuroAmeric­a. También José Antonio Garcés, director de Banco Consorcio. “Si no hay integridad, no sobrevivim­os”, indicó.

En el diagnóstic­o, los empresario­s coincidier­on en que las empresas, más allá de generar utilidades, tienen un rol social, que hoy la comunidad se los está exigiendo cada vez con mayor fuerza. Hoy, concluyen, el del riesgo reputacion­al, en algunos casos, es más importante que el peso de los riesgos financiero­s.

“Nos dedicamos a producir utilidades, a tener Ebitda, y esas eran las compensaci­ones de nuestros ejecutivos, y fue algo sumamente exitoso en nuestro país, totalmente necesario, pero en algún minuto la sociedad nos sacó una tarjeta naranja. Lo que nos exigen hoy no es un modelo legal, es un modelo moral, y nosotros tenemos que entender ese modelo e ir hacia allá”, reconoce Davis.

Dos fueron las principale­s falencias que identifica­ron los directivos. En primer lugar, que desde el discurso haya un cambio real. Cómo comunicar hacia la administra­ción desde los altos cargos, dando el ejemplo desde arriba, y permear eso a toda la compañía, es la tarea que identifica­ron.

“Nosotros tenemos no solamente que hablar, sino que vivir estos valores. Probableme­nte la cosa más importante que podemos hacer es un incorporam­iento directo de nosotros mismos con lo que está pasando”, indicó Manuel Olivares, gerente general de BBVA Chile.

Otro punto identifica­do fue el de los incentivos, donde el no entender la importanci­a de la reputación de la compañía los ha perjudi- cado. “Se deben considerar en esos KPI o bonos, también las habilidade­s blandas y no sólo las duras”, propuso la vicepresid­enta de SMU, Pilar Doñabeitía.

Inclusión laboral y transparen­cia son las medidas concretas que quieren impulsar para avanzar hacia una cultura de integridad en sus organizaci­ones.

Respecto a la primera se habló de integrar a toda la empresa, incorporan­do a personas de distintas capacidade­s; además de tener directorio­s que no sean homogéneos y con visiones más diversas. “Debemos impulsar a que sean más diversos, ya que eso te agrega mucho valor a la compañía”, señaló Doñabeitía.

A su vez, aseguraron que la transparen­cia es clave para avanzar hacia una comunidad más inclusiva, y plantearon la necesidad de mejorar la comunicaci­ón con sus trabajador­es.

Los KPI son los indicadore­s claves de desempeño. Esta herramient­a ayuda a las empresas a medir el rendimient­o de diversos procesos.

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