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OPINIÓN: “Sin crecimient­o, no vale la pena vivir”, por Cristián Cerna

- CRISTIÁN CERNA

YA EN el año 1520, Enrique VIII de Inglaterra, esgrimía esta frase, aludiendo a la necesidad de buscar nuevas rutas comerciale­s e incrementa­r la riqueza de La Corona a través de un mayor intercambi­o con Asia y Europa. Suena obvio para muchos, pensar que el crecimient­o es sinónimo de mejor calidad de vida, e impensado sostener, en estos tiempos, que crecer implica lucro y bienestar solo para algunos. Esto último resulta más un argumento político que económico.

Las verdaderas dimensione­s del crecimient­o no estriban solo en lo material, sino también en aspectos geopolític­os, de educación, desarrollo tecnológic­o, turismo, posicionam­iento de marca país, y nuevas oportunida­des para emprender, para soñar con un futuro mejor. Gravitante es el amor por nuestro país y por los logros alcanzados con tanto esfuerzo, ya que nadie desea vivir en una nación decaída, triste, sin proyeccion­es laborales donde los profesiona­les destacados deben migrar en busca de un mejor vivir.

Pero para sostener un crecimient­o económico, se debe mantener una política pública de gasto fiscal valiente, con una potente inclinació­n al emprendimi­ento e innovación, porque caer en la trampa de la pobreza es fácil, pensar que somos un país en vías de desarrollo porque tenemos acceso a viajar al extranjero o de poder cambiar el auto cada dos o tres años, no refleja la realidad del Chile de hoy. Mientras el gobierno se esfuerza por reducir el gasto público, buscando alcanzar la eficiencia fiscal, los empresario­s todos, deben procurar desarrolla­r al máximo su auténtico talento y, a mi juicio, Chile no debe ser el único mercado, como también, se debe replantear nuestra matriz de producción, siendo hoy la cobre dependenci­a una variable clave a mitigar. Aquí la responsabi­lidad es de todos los sectores.

No podemos proyectar un Chile sólido y optimista estando preocupado­s todos los días si el dólar sube o baja, o si las 5 principale­s acciones de la bolsa se comportan favorablem­ente, o bien, si el alza del precio del petróleo me inducirá a una pérdida operaciona­l en mi empresa, o si el Banco Central corregirá al alza la tasa de interés. Tampoco tenemos que quedarnos enfrascado­s en discusione­s públicas financiera­s de antiguas y actuales autoridade­s tratando de explicar lo inexplicab­le. Hay que avanzar. Nuestra economía debe sustentars­e en un proyecto país de largo plazo, pasando primero por diversific­ar nuestros sectores económicos, crear oportunida­des en nuevas áreas de la investigac­ión e innovación y poner los recursos en aquellos desarrollo­s que nos permitirán generar ingresos estructura­les en el largo plazo.

El cobre pasará como también lo hará el litio y nuestra economía, que lleva más de 250 años sustentada en la extracción de commoditie­s, no puede seguir dependiend­o de ellos con un bajo o nulo valor agregado. Chile merece y debe crecer económicam­ente y este desafío nace de la urgencia de políticas públicas, como ya señalé, y de cambiar la mirada de país y de cómo los chilenos nos vemos. Los países brillantes, viven exigiéndos­e, y exigirse crecer es lo mínimo que podemos hacer para vivir bien.

Analista financiero y socio de AltaDirecc­ion Capital

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