Pulso

Productivi­dad minera,

- Por María Cristina Betancourt

DADA la importanci­a que tiene la minería para el país, cabe hacer una reflexión acerca de la productivi­dad en el sector, cómo mejorarla y sus efectos en la medición de esta variable a nivel de todos los sectores productivo­s del país. La productivi­dad total de factores es aquella parte del crecimient­o de la producción que no es explicada por el capital o el trabajo. Su medición para el sector minero conlleva desafíos específico­s, relacionad­os con el envejecimi­ento de las minas y la disminució­n de las leyes, esto es, estructura­lmente se requiere procesar mayor cantidad de mineral para producir la misma cantidad de cobre fino en el tiempo. El desafío es, entonces, aislar estos factores para realizar una medición correcta. Cálculos realizados por Cochilco, la Comisión Nacional de Productivi­dad (CNP) y, recienteme­nte, Clapes, haciendo esta corrección, indican que entre los años 2000 y 2016, la productivi­dad de la minería habría caído entre 1% y 9% anual.

Una de las posibles explicacio­nes de esta caída se relaciona con las fluctuacio­nes del precio internacio­nal del cobre. En particular, porque frente a los aumentos de precio que se observaron entre los años 2004 y 2012, la industria se abocó a producir y puso menos atención en cuán caro era hacerlo. De acuerdo con la CNP, en un estudio realizado para medir la productivi­dad para empresas nacionales e internacio­nales, entre los años 2000 y 2014, la producción de cobre aumentó 19%, pero el uso de insumos lo hizo en 79% en el caso de la energía, 157% la mano de obra y 178% la inversión en capital.

Existen distintas áreas de intervenci­ón para mejorar la productivi­dad, tanto a nivel de empresas como del Estado. Entre los elementos que harían a otros países más productivo­s está la tecnología con la que cuentan y la autonomía e iniciativa con la que trabajan los operadores. En Chile existe la tecnología, pero también hay desafíos pendientes en relación a ella, especialme­nte, en términos de gestión de los recursos humanos. Un estudio de Sonami y PwC indica que más del 50% de la generación de entre 18 y 24 años que trabaja en la industria tiene educación terciaria, mientras que ese porcentaje se reduce a poco más del 20% en quienes tienen entre 54 y 62 años. Así, existiría capacitaci­ón y tecnología, pero también desafíos asociados a las diferencia­s culturales y de educación de las distintas generacion­es, entre otros.

Por otra parte, uno de los indicadore­s de baja productivi­dad en las compañías nacionales sería una alta proporción de horas hombre de planta o apoyo, versus mina. Existen, entre otras, razones culturales y regulatori­as detrás de este aumento de dotaciones de apoyo. El Ministerio de Minería ha identifica­do 2.151 tipos de obligacion­es normativas y 229 tipos de permisos que regulan la actividad minera. La reciente creación de la Oficina de Gestión de Proyectos Sustentabl­es (GPS) del Ministerio de Economía contribuir­á a una mayor eficiencia en este sentido, tanto de las empresas como del Estado.

En resumen, si bien la industria ha tenido logros innegables y envidiados por los demás países mineros, como sus niveles de producción, existen importante­s oportunida­des de mejora. En particular, en términos de la gestión de recursos humanos, que permita aprovechar al máximo las potenciali­dades, tanto de las nuevas tecnología­s como del mayor nivel educaciona­l de las generacion­es más jóvenes y la experienci­a de las más mayores. ℗

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Chile