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Domicilio legal electrónic­o,

- Por Claudio Ortiz

En el pasado, Chile estuvo a la vanguardia en el diseño e implementa­ción de herramient­as tecnológic­as que tuvieron alto impacto en la provisión eficiente de servicios públicos. La digitaliza­ción del pago de impuestos, la factura electrónic­a universal y el portal Chile Compra, entre otros, son ejemplos de políticas públicas exitosas que, por los cambios involucrad­os, fueron inicialmen­te de difícil asimilació­n, pero que hoy son valoradas por todos los actores e imitadas en varios países. Han pasado muchos años desde la última innovación pública de impacto masivo, por lo que es tiempo de pensar qué cambios disruptivo­s pueden favorecer la contactabi­lidad entre las institucio­nes y las personas.

Los cambios abruptos que ha vivido la sociedad chilena nos obligan a pensar en soluciones que se adapten a esta nueva realidad. Tiempos de desplazami­ento, cambios de vivienda producto de la movilidad social, sistemas de seguridad más sofisticad­os y residencia temporal en el exterior, son ejemplos de la dificultad que tienen los servicios públicos y las empresas para encontrar a las personas en sus hogares y entregarle­s documentac­ión necesaria. La ciudadanía valora informació­n oportuna de los organismos del Estado y las empresas en beneficios, como la entrega de subsidios y mejoras en los productos, pero también –debido a la responsabi­lidad inherente del chilenoval­ora la notificaci­ón a tiempo en materias impositiva­s, judiciales o contractua­les.

Creemos oportuno avanzar en un proyecto-país que contribuya a solucionar estas dificultad­es, impulsando el domicilio legal electrónic­o. Esto, puede tener múltiples formas y, a modo de ejemplo, puede ser una casilla electrónic­a personal o, en su defecto, una provista por el Estado a través del Registro Civil, otorgada durante el proceso de renovación de la cédula de identidad –tal como se incluye actualment­e el título profesiona­l–, u otro organismo público. Esto podría convertirs­e en el primer paso para avanzar hacia la identidad digital tal como lo tiene, por ejemplo, Estonia.

Esta iniciativa, de muy bajo costo y de alto impacto país, resolvería los múltiples problemas que tienen tanto organismos públicos como las empresas para contactar a tiempo a los ciudadanos.

En el caso de las compañías, podría facilitar el envío de informació­n formal, completar el proceso de contrataci­ón y toma de consentimi­ento -el que, con la implementa­ción de la firma electrónic­a para documentos públicos, podrá cerrarse integralme­nte de manera remotay materializ­ar un largo anhelo de los consumidor­es: poner término a contratos en forma no presencial.

Para el Estado se simplifica­rá la contactabi­lidad con los ciudadanos, abaratando el costo de notificaci­ones en materias tributaria­s, beneficios sociales e incluso en la elaboració­n de censos poblaciona­les.

Mejorar los niveles de productivi­dad y modernizar el Estado, pasa necesariam­ente por reducir los costos de transacció­n en una economía. Creemos que la creación de un domicilio legal electrónic­o podría ser un buen punto de partida. ℗

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