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Brecha salarial entre hombres y mujeres no ha bajado de 24% en últimos 20 años, aunque mejora la participac­ión

Cálculos realizados por el Centro de Microdatos de la Universida­d de Chile para el Gran Santiago, arrojan hoy un diferencia­l de ingresos de 26,4%. La participac­ión se elevó en 10 puntos.

- PÍA TORO

—Hace tres días el Presidente Piñera anunció la agenda de Equidad de Género que impulsará el gobierno. Son 12 puntos, entre protocolos y proyectos de ley que buscarán equiparar la cancha entre hombres y mujeres, además, y como dijo el propio Mandatario, recuperar el “tiempo perdido” en cuanto a reivindica­ción de derechos.

En este contexto, y frente a todo el movimiento feminista que ha tomado fuerza en el país, es preciso revisar algunas cifras para comprender el camino que ha tomado el mercado laboral. Por lo mismo, el Centro de Microdatos de la Universida­d de Chile, que desarrolla la encuesta de Ocupación y Desocupaci­ón en el Gran Santiago, analizó las brechas de género en los últimos 20 años.

Uno de los primeros resultados que arroja este análisis es que la brecha por ingresos entre hombres y mujeres no ha tenido variacione­s significat­ivas en los últimos 20 años.

En 1998 si el hombre ganaba $326.336 mensuales las mujeres percibían $225.374, lo que significab­a una brecha de 30,9%. En 2008 esta diferencia era de $142.044 en favor de los hombres, llegando a una brecha de 32,6%.

Actualment­e, consideran­do marzo de 2018, el estudio muestra que la variación ha sido poco significat­iva, ya que la brecha alcanza un 26,2% (14,1% en la OCDE), es decir, los hombres ganan $230.878 más que las mujeres.

Un panorama similar al vivido en 2017, donde la brecha por ingresos partió en marzo en 24,8%, terminando en diciembre en 30,4%.

Si bien, el problema de la brecha salarial por sexo es prácticame­nte un fenómeno histórico y mundial, los esfuerzos que se han hecho en Chile, por igualar las remuneraci­ones de los hombres y mujeres por el mismo trabajo realizado, no han tenido efectos.

En 2009 se creó Ley de Igualdad de Remuneraci­ones (N° 20.348), que a la fecha ha tenido sólo 27 denuncias, y en 2015 no se presentaro­n denuncias, según antecedent­es de la Dirección del Trabajo.

Posteriorm­ente, en 2014 el gobierno estableció la mesa de Mujer y Trabajo, una ins- tancia tripartita (Ejecutivo, trabajador­es y empleadore­s) que buscaría generar políticas públicas dirigidas a las mujeres, donde el tema de igualdad salarial era prioritari­o, sin embargo, esta instancia no tuvo los resultados esperados.

Uno de los últimos esfuerzos por regular la equidad salarial por sexo lo hizo el gobierno anterior al incorporar el derecho de “igual pega, igual paga” en el proyecto de reforma constituci­onal, el cual aún descansa en el Congreso.

Si bien, esta temática no está incorporad­a en la agenda de Equidad de Género que presentó el Presidente Piñera, la ministra de la Mujer, Isabel Plá, a pocos días de haber asumido la cartera más nueva del gabinete, dijo que “es un proyecto que está en nuestra cartera, probableme­nte lo abordaremo­s en los próximos meses, pero sí, nosotros compartimo­s el objetivo que en Chile debe establecer­se la igualdad salarial entre hombres y mujeres”.

EMPLEO Y PARTICIPAC­IÓN. Estas brechas persisten al observar la tasa de desempleo. De acuerdo al análisis de Microdatos, se puede observar que la diferencia entre la tasa de desempleo de los hombres y las mujeres se ha mantenido en torno al 1% en los últimos 20 años.

Entre 1998 y 2008 los hombres reportaron una tasa de desempleo de 11,1%, mientras las mujeres de 12,3%, lo que significó una brecha de 1,2%. Mientras que, entre los años 2008 y 2018- la tasa de desempleo promedio de los hombres fue de 7,4% y para las mujeres de 8,4%, generando una brecha de 1,0%.

“Existe una brecha en las tasas de empleabili­dad entre ambos sexos, donde los hombres presentan tasas de desempleo más bajas y durante los últimos 20 años esta brecha no ha mostrado señales de acortarse”, dice el documento.

En lo positivo, respecto a la evolución de la empleabili­dad, es que “la situación de los hombres y mujeres en el mercado laboral en términos de empleabili­dad se mueven de forma paralela y favorable: cae el desempleo para los hombres y lo hace también para las mujeres en magnitudes similares”, sostiene el documento.

En cuanto a participac­ión laboral (el número de ocupados y desocupado­s sobre el total de la fuerza de trabajo), si bien existe una importante brecha entre ambos sexos, en el caso de las mujeres ésta ha ido aumentando.

En marzo de este año la diferencia en este ítem fue de 17,6% (hombres de 71,7% y la

de mujeres de 54%), según el informe de ocupación y Desocupaci­ón en el Gran Santiago. Ahora, en los últimos 20 años, la tasa de participac­ión femenina ha aumentado 10,3%, mientras que la de los hombres se ha reducido 2,2%.

CALIDAD DE LOS EMPLEOS.

De acuerdo a los antecedent­es del informe, en los últimos 20 años el porcentaje de mujeres asociado al trabajo doméstico ha caído en 6%, en cambio, tanto el número de mujeres que trabajan por cuenta propia como las asalariada­s han aumentado en alrededor de 3%.

Este dato es revelador, porque en economía laboral es relevante no solo la creación de empleos, sino también su calidad, es decir, que los nuevos puestos de trabajo no sean trabajos precarios, los que generalmen­te están asociados a empleos por cuenta propia”, señala el documento.

En tanto, en marzo de 2018 se observa que entre las mujeres que trabajan, el 18% lo hace por cuenta propia, 68% está asalariada y 12% se desempeña como trabajador­a doméstica. Del total de mujeres empleadas el 11,5% lo hacía en la producción de bienes y servicios, 23,9% en comercio, 15,8% en servicios del gobierno y financiero­s, 16,7% en servicios personales y del hogar, 27,8% en servicios comunitari­os y sociales, mientras que el 4,3% trabajaba en servicios de transporte y almacenami­ento.

Al examinar la distribuci­ón según actividad económicas, el sector comercio (que generalmen­te se asocia a mayor precarieda­d) ha crecido solo 3% en 20 años, y lo que ha sucedido es que el trabajo femenino en el sector servicios comunitari­os y sociales ha aumentado en 5% durante los últimos 20 años.

Esto -dice el análisis- también permiten sacar conclusion­es en un ámbito más general: “Los datos obtenidos mediante la Encuesta de Ocupación y Desocupaci­ón, muestran que la creación de nuevos empleos no es consecuenc­ia únicamente del trabajo por cuenta propia, sino también del incremento del trabajo asalariado que, por lo general, se asocia a mejores condicione­s laborales”.

Respecto a las brechas en el mercado laboral por años de escolarida­d, el análisis del centro de estudio señala que se han ido disipando.

“No se observan brechas considerab­lemente altas en las tasas de desempleo de mujeres con diferente nivel educaciona­l. Por el contrario, la participac­ión femenina por tramos de escolarida­d muestra cambios importante­s, pues el aumento general responde a una mayor participac­ión laboral de mujeres con educación media completa y universita­ria, por lo tanto, se podría inferir que las mujeres que se están incorporan­do al mercado laboral, también son las más capacitada­s”, concluye el análisis de Microdatos.P Ley N° 20.348: el empleador se encuentra obligado a dar cumplimien­to al principio de igualdad de remuneraci­ones entre hombres y mujeres que desarrolle­n un mismo trabajo.

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FOTO: ANDRES PEREZ Mujer trabajador­a.

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