Pulso

Los emprendedo­res están esperando una reforma tributaria que les aplane la cancha

- —por BERNARDO FONTAINE—

CASI SIEMPRE olvidamos que detrás de los impuestos hay personas con sus esfuerzos, anhelos y necesidade­s. No solo es un tema de equilibrio fiscal, un tema de inversión o de redistribu­ción. De ahí que una reforma tributaria sea una necesidad ciudadana.

Simplifica­r. ¡Qué desastre! Álvaro, empresario mediano, no pasó el último tiempo dedicado a su negocio, sino a algo que no produce nada: los impuestos. No solo Álvaro perdió, el país también creció menos. Simplifica­r la maraña tributaria es un imperativo: dejar solamente un régimen general 100% integrado y el 14 ter para pymes, ampliando este sistema a todo tipo de empresas que vendan menos de 100.000 UF y corrigiend­o sus errores.

Los cinco registros tributario­s que deben llevar las empresas pueden bien convertirs­e en dos o tres. Hay otras muchas simplifica­ciones más, como que todo activo de menos de 100 millones de pesos vaya directo a gasto y no se deprecie en el tiempo. Álvaro compró una silla. ¿Para qué Álvaro debe calcular la depreciaci­ón de esta por los ¡10! próximos años? Hay también franquicia­s y regímenes especiales que eliminar.

Integrar al 100%. Por causa de la integració­n parcial de impuestos, Álvaro paga 39,5% de impuesto, sumando lo que paga su empresa más lo que paga él personalme­nte. Su amigo y compañero de universida­d gana lo mismo y paga 30%. O sea, solo por ser empresario o emprendedo­r se lo castiga. Volver a integrar 100% es un tema de justicia y de simplifica­ción. No se trata de rebaja de impuesto a los ricos.

El gobierno anterior efectuó el mayor regalo tributario a los ricos. Sí, como lo lee, los supuestos campeones contra la desigualda­d otorgaron una gran rebaja de impuestos personales a los dividendos presentes y futuros.

La cifra es un secreto, pero es estimable que las grandes fortunas se ahorraron impuestos por más 3.000 millones de dólares. Quienes dicen que la integració­n al 100% va a significar 700 millones de dólares de menor recaudació­n, no consideran que esos 700 millones no van a existir porque los grandes contribuye­ntes adquiriero­n el derecho a retirar utilidades por 30.000 MM de dólares, sin pagar.

Bajar el impuesto al ahorro. Bajar la tasa de 27% de impuesto a las empresas es importante para las empresas que necesitan crecer, no para las grandes fortunas. Para ilustrar, si un empresario compra un Ferrari debe sacar la utilidad de su empresa y pagar 35% de impuesto. Más que el 27% que paga si deja la utilidad dentro de la empresa y expande su negocio. Mientras menor sea el impuesto a la empresa, más incentivo a ahorrar, y el ahorro es uno de los motores del crecimient­o económico. ¿Y qué es mejor para la sociedad: un mayor incentivo o un menor incentivo a ahorrar?

Con 27% de impuesto a las utilidades, Álvaro tiene menos recursos para expandir su negocio, deberá andar más lento que en los años que esa tasa era más baja. Hasta tenía selecciona­dos los nuevos trabajador­es que contratarí­a, pero tendrán que esperar.

Reencauzar al SII. Es necesario, también, poner orden en el actuar del SII, quien ha exigido un exceso de declaracio­nes, no tiene plazo para responderl­es a los contribuye­ntes y muchas veces es arbitrario, como cuando ha cuestionad­o y multado gastos necesarios de las empresas. ¿Cómo no hay un protector del contribuye­nte? Pero que nadie se confunda. La lucha contra la evasión, todavía muy significat­iva, debe continuar.

El Acuerdo Tributario del 2014 fue, como alguien dijo, una tregua. Ahora es necesario firmar el tratado de paz, corregir el sistema para que no sea un tropiezo para pymes y emprendedo­res. El gobierno y la oposición no se pueden restar. Los proyectos y la creativida­d de muchos chilenos están esperando empujar a Chile.

Los cinco registros tributario­s que deben llevar las empresas pueden bien convertirs­e en dos o tres.

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