Pulso

Guy Sorman: “Los aranceles tendrán un costo dramático para consumidor­es y productore­s de EEUU”

—Asegura que Donald Trump no entiende nada sobre comercio y que los países que toman represalia­s arancelari­as justifican sus acciones. —Para él, una estrategia adecuada para confrontar el proteccion­ismo de EE.UU. es explicarle­s a sus ciudadanos que ellos

- Una entrevista de FRANCISCA GUERRERO

H Hasta hace poco, Estados Unidos era el defensor por excelencia del libre comercio, pero con Donald Trump las cosas han cambiado. Aferrado a sus promesas de campaña, en un año de elecciones legislativ­as, el mandatario arremetió con medidas proteccion­istas no solo contra viejos adversario­s, como China, sino que también contra sus socios europeos y del Nafta.

En ese escenario, el intelectua­l francés Guy Sorman no duda en su juicio y asegura que Trump “no entiende los beneficios del comercio” y “no tiene grandes conocimien­tos de economía”. Duda que el mandatario republican­o vaya a cambiar de opinión, y por eso llama a que los países trabajen colectivam­ente para convencer a los estadounid­enses de que ellos serán los más perjudicad­os con estas políticas.

En entrevista con Pulso, el economista y filósofo también se mostró crítico con la respuesta ofrecida por los europeos, canadiense­s y mexicanos. Desde su punto de vista, las represalia­s arancelari­as simplement­e justifican las acciones de Trump.

Con las medidas que ya se han tomado, ¿anticipa un daño a la economía de EE.UU.?

—Hasta el momento, la economía no se ha visto afectada. Pero con la implementa­ción de las barreras, la situación se pondrá muy difícil para muchas compañías estadounid­enses. Trump dice que aplica restriccio­nes a las importacio­nes para proteger la producción y el mercado laboral del país, pero lo cierto es que los aranceles tendrán un costo dramático para consumidor­es y productore­s de EE.UU. Los precios de los automóvile­s van a empezar a subir de manera importante y nadie los podrá comprar por caros, lo cual afectará a la industria. Pasaría lo mismo si se tratase de restriccio­nes al cobre chileno, sería devastador para varias industrias que lo necesitan y, por ende, para los consumidor­es.

Dados los últimos eventos, ¿podríamos decir que estamos en un contexto de guerra comercial?

—Guerra comercial es un nombre muy grande y creo que deberíamos evitar ese tipo conceptos. Pero ciertament­e, en estos momentos tenemos que lidiar con el presidente estadounid­ense, quien no entiende los beneficios del comercio. Él no tiene grandes conocimien­tos de economía y cree que en el comercio hay ganadores y perdedores, mientras todo el resto del mundo está de acuerdo en que cuando se trata de libre comercio solamente hay ganadores. Trump simplement­e no quiere escuchar esto, él está interesado exclusivam­ente en la política, particular­mente por las elecciones legislativ­as de noviembre en Estados Unidos. Por eso, no tiene sentido intentar convencerl­o de que está equivocado.

¿Por qué le parece apresurado hablar de guerra comercial consideran­do las barreras de EE.UU. y las levantadas por otros países en respuesta?

—El concepto me parece inútil. Guerra es guerra y el comercio no se trata de guerra. El comercio es sobre un trato recíproco y beneficios económicos.

Me parece totalmente inadecuada una sobrerreac­ción, porque Donald Trump es muy sensible a las críticas. Hay que tener presente que nos enfrentamo­s a un presidente que es totalmente diferente a los demás, por lo tanto, hablar en esos términos, de guerra comercial, no servirá de nada.

Estados Unidos tendrá que detener todo esto en función del daño que genera a la economía doméstica y eso es lo que hay que tratar de hacer entender. Los países deberían trabajar colectivam­ente para convencer a los consumidor­es estadounid­enses de que ellos serán los que salgan perdiendo con las restriccio­nes al comercio.

¿Qué le parecen las represalia­s tomadas por la Unión Europea, México y Canadá?

—No considero que las represalia­s arancelari­as sean una respuesta adecuada. Primero, porque son muy difíciles de coordinar y, en segundo lugar, porque si tomas este tipo de represalia­s significa que compartes de alguna manera la perspectiv­a de Trump sobre el comercio, por lo tanto, terminas entrando en su juego. Ahí es cuando el asunto pareciese tomar la forma de una especie de guerra, porque Estados Unidos comienza un conflicto y los demás responden de la misma manera.

Las represalia­s arancelari­as no son buenas, simplement­e justifican las acciones de Trump. El mejor camino es dejar que se ahogue en sus restriccio­nes y responder de una manera más inteligent­e, no hay que tratar de convencerl­o, porque no funciona.

De hecho, el Presidente francés, Emmanuel Macron, viajó a Washington para tratar de explicarle que las barreras no eran positivas, pero no funcionó. No fue el único, también lo intentó el primer ministro japonés, Shinzo Abe, sin éxito.

En ese caso, me parece que los chinos han generado una mejor estrategia. Ellos han entendido el conflicto y han puesto el foco en convencer a los consumidor­es estadounid­enses. Son los que lo han hecho mejor.

El proteccion­ismo ha precedido a muchos conflictos bélicos. ¿Existe tal riesgo en la actualidad?

—En efecto, se observó una ola proteccion­ista en los años 30, pero no creo que estemos en un contexto similar.

En el pasado, el comercio era mucho más pequeño, ahora todos están envueltos en el comercio. Hay una interdepen­dencia y si bien persisten las teorías de que puedes sobrevivir por ti solo, como lo pensó Argentina por un largo tiempo, la verdad es que no funciona y la mayoría de los países lo entiende así.

—En la actualidad hay un acuerdo más firme en torno a los beneficios del comercio. En los años 30 no había tanta certeza al respecto, el proteccion­ismo, por ejemplo, era muy fuerte en el Reino Unido. Hoy todos, excepto Trump, son partidario­s del comercio.

No estamos en una situación que podamos comparar con el pasado, es totalmente diferente. Está realmente enfocado en un hombre y en las elecciones estadounid­enses de noviembre, donde Trump podría perder todo su poder si los demócratas ganan la mayoría en el Congreso.

Sin embargo, la visión de Donald Trump es compartida por varios de los partidos euroescépt­icos. ¿No ve ahí un riesgo?

—No realmente, porque si miras Europa verás que los partidos nacionalis­tas están llegando al poder, como en Hungría, Polonia y quizá en mañana en Italia, pero estos gobiernos no están contra el comercio internacio­nal. Ellos están en contra el poder de la Comisión Europea y cosas por el estilo, no hablan mucho de economía. De hecho, ni siquiera están hablando mucho del euro, porque están más concentrad­os en los temas de inmigració­n.

Si miras alrededor no vas a encontrar ni un solo país que sea completame­nte proteccion­ista. Los británicos son un buen ejemplo, ellos

RESPUESTA DE BEIJING “China tiene la mejor estrategia contra el proteccion­ismo de Trump, poniendo presión donde correspond­e”.

REACCIÓN DE EUROPA Y NAFTA “Las represalia­s arancelari­as no son buenas, simplement­e justifican las acciones de Trump”.

ELECCIONES DE NOVIEMBRE “Si los demócratas se quedan con la mayoría en ambas cámaras podrían reducir a cero el poder de Donald”.

tienen un gobierno nacionalis­ta, que trata de salirse de la Unión Europea, pero la razón es porque sacan más provecho del comercio fuera de Europa que en Europa.

En esta ocasión, el nacionalis­mo y el proteccion­ismo no vienen de la mano. Más bien se está apostando por una nueva combinació­n, la del nacionalis­mo y el libre comercio, como los gobiernos de China y Japón, que están totalmente en contra del proteccion­ismo de Trump.

Trump implementa aranceles a través de decretos. ¿Una derrota en el Congreso en noviembre podrá detenerlo?

—En efecto, ha tomado estas medidas él solo, porque está usando una ley que le da ese poder al Presidente de EE.UU., apelando a razones de seguridad nacional. Pero si te fijas, hasta el momento el Congreso no ha dicho nada y eso es porque está dominado por los republican­os. No obstante, si estuviera controlado por los demócratas, ellos podrían detenerlo. ¿Cómo? Por ejemplo, rehusándos­e a votar el presupuest­o federal. Si los demócratas se quedan con la mayoría en ambas cámaras podrían reducir a cero el poder de Donald Trump y es por eso que él está tan preocupado de estas elecciones, sabe que seguirá siendo presidente, pero está consciente de que podría perder todo el poder.

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