Pulso

El camino de Julio Ponce para retomar su influencia en SQM

- Un reportaje de SANDRA BURGOS

Julio Ponce no solo retorna como asesor de la compañía. Tras los últimos movimiento­s de Kowa y el acuerdo bilateral entre Corfo y Grupo Pampa, este último puede volver a recuperar el voto dirimente, dejando su excepción en un ámbito muy restringid­o. Así, Ponce vuelve en gloria y majestad, con una mayor injerencia en las decisiones del directorio.

SSolo el guionista de “La Casa de Papel” podría haber escrito una saga tan bien estructura­da como la de SQM. Todo calza perfecto, no hay ni una pieza que se salga de su lugar. Y cuando se cree que todo está resuelto, hay un cabo suelto (en que una de las partes no reparó) que abre otra dimensión y cambia la historia.

A la luz de lo que ha acontecido en los últimos días, se podría decir que todo se hizo “fríamente calculado” para que Julio Ponce volviera a SQM sin esperar los 12 años impuestos en el acuerdo con Corfo. Para ello no solo fue clave el contrato con Corfo de diciembre de 2017, que permitió a los hermanos Ponce tener la figura de asesor estratégic­o. También lo fue un “viejo amigo de Ponce”: Kowa.

Los japoneses, que hasta abril de 2017 tenían un acuerdo de actuación conjunta con el grupo Pampa, permitirán a Ponce conseguir otra cosa que le estaba vedada, recuperar el voto dirimente del presidente de la firma.

El punto de partida

Todo partió en abril de 2017, cuando los accionista­s de las Cascadas, PCS (ahora Nutrien) y Kowa, firmaron un acuerdo de gobiernos corporativ­os que permite que tanto las sociedades controlada­s por Julio Ponce (Cascadas o Grupo Pampa) como los canadiense­s y los japoneses de Kowa voten en conjunto, eliminando la figura del voto dirimente del presidente del directorio de SQM, y que era lo que permitía a Julio Ponce tener el control de SQM, sin mediar una mayor participac­ión en la propiedad. En el acuerdo, las partes se comprometí­an a que realizaría­n todos los actos a su alcance para asegurar dos cosas: que ninguna materia sea aprobada por el directorio de SQM a menos que sea positivame­nte aprobada por al menos cinco de sus miembros y a que el presidente del directorio de SQM no ejerza un voto dirimente. En ese minuto el presidente de la compañía era Eugenio Ponce, lo que le permitía a Julio tener a un hombre de extrema confianza en el lugar más estratégic­o.

Este acuerdo de abril 2017 es clave para lo que vino después, porque fue con este documento que Patricio Contesse Fica (director de SQM y en ese momento principal ejecutivo de las sociedades cascadas) y José María Eyzaguirre (representa­nte de PCS), fueron a tocar la puerta de Eduardo Bitran. Fue el paso decisivo para sentarse con Corfo a negociar la paz.

El mensaje que llevaron fue claro: el acuerdo entre Ponce y PCS entregaba las bases para el acuerdo con Corfo. En ese minuto le plantearon a Bitran que con este acuerdo Ponce se daría cuenta de que podía vivir en una compañía que no controlaba y que era bueno para SQM, y que cuando eso sucediera iba a dejar de querer tener el control… que era el punto que le quitaba el sueño a Eduardo Bitran.

El acuerdo de diciembre

Vinieron meses de negociacio­nes intensas. Llegó el 16 de octubre de 2017 con un acuerdo listo, Corfo conseguía un contrato favorable en términos técnicos y operativos del Salar de Atacama, sin embargo, la imposibili­dad de la administra­ción de SQM de garantizar que Ponce dejara el control hizo caer todo. A mediados de noviembre, Bitran con la cuenta regresiva, dado que quedaban pocos meses de gobierno, llamó a Eyzaguirre para ver la posibilida­d de avanzar en el acuerdo. Ese mes pasó otro hito clave para la trama: organismos antimonopo­lios de China e India aprobaron la fusión de Agrium y PCS, que dio origen a Nutrien, pero obligaron a PCS a vender su participac­ión en SQM en 18 meses.

PCS tenía que vender y obtener el mejor precio posible, y eso pasaba por conseguir un acuerdo con Corfo. Eso generó, incluso, que el presidente de PCS, Jochen Tilk, viniera a Chile a reunirse con Bitran. La reunión se realizó el 7 de diciembre, momento en que el presidente de Potash le reforzó directamen­te la idea de que si no cedía, los accionista­s de SQM, en especial PCS, tomarían medidas y que se vería en la necesidad de explorar otra alternativ­a, la legal. Con peligro de demanda de por medio, las conversaci­ones se retomaron y el 18 de diciembre se firmó el acuerdo entre Corfo y SQM que permitiero­n a la compañía seguir explotando litio en el Salar de Atacama hasta 2030 y poner fin a los arbitrajes con el Estado.

Para llegar al acuerdo, se establecie­ron las bases de cómo debía operar el gobierno corporativ­o de SQM, poniéndose como cláusula que ni Julio Ponce ni sus parientes hasta segundo grado de consanguin­idad podían ocupar cargos en el directorio de SQM ni ejecutivos, eso sí se permitió la figura de asesorías. Además, se retomaron los puntos del acuerdo de abril de 2017, en que se transcribe gran parte del contenido del contrato de gobiernos corporativ­os, pero con algunas excepcione­s que hoy, tras lo ocurrido el 4 de junio con Kowa, son claves.

Una vuelta de 360 grados

En el contrato de diciembre, el grupo Pampa se obliga a no ejercer su voto dirimente en tres cosas: donaciones políticas, en la suscripció­n de contratos entre SQM o SQM Salar con Pampa y demandas al Estado de Chile, salvo que sean demandas convencion­ales. Todo el resto de las materias, bajo este contrato de diciembre, sí pueden ser adoptadas libremente con la mayoría mínima y voto dirimente.

Es decir, el acuerdo de abril era mucho más contundent­e que el acuerdo bilateral de diciembre, porque en este último el voto dirimente de Julio Ponce quedó suscrito solo a los tres puntos antes mencionado­s. Y aquí un tema clave: en ese acuerdo el Grupo Pampa se obligó a no ponerle término al acuerdo de abril de 2017, salvo que PCS vendiera, lo cual a esas alturas del partido se sabía que ocurriría.

El otro punto que tampoco se consideró en diciembre de 2017 fue el factor Kowa. La firma japonesa, que ha actuado en forma coordinada en las votaciones de directorio con el Grupo Pampa, no fue parte del contrato bilateral de diciembre, ante lo cual solo le quedaba cumplir el de abril de 2017, contrato que entre sus puntos contemplab­a la salida de él en un plazo pactado. Ese punto toma relevancia ahora, porque el 4 de junio Kowa envió un hecho esencial a la Comisión para el Mercado Financiero informando que “consideran­do que los accionista­s de Kowa no han sido consultado­s ni informados (aparte de la informació­n pública presentada ante la SEC de EE.UU.) respecto de que Tianqi o sus subsidiari­as se conviertan en parte de dicho acuerdo (el de abril de 2017), y de conformida­d con la sección 8 del acuerdo de carta, los accionista­s de Kowa dan aviso formal de terminació­n del acuerdo de carta”.

El asunto es que al poner Kowa término al acuerdo de abril, este desaparece para todos. Con ello, la única restricció­n para que Ponce no ejerza el voto dirimente son las tres materias que se sellaron en el acuerdo de diciembre entre Pampa y Corfo. Así quedó en evidencia una nueva falencia del acuerdo de diciembre.

Cercanos a los protagonis­tas de esta saga reconocen que Julio Ponce -a través de su representa­nte en la mesarecupe­ra el voto dirimente en todas las materias, salvo las tres excepcione­s que impone el pacto de diciembre de 2017. Pero aclaran que no elige al presidente, que seguirá siendo independie­nte y que, además, ya no tiene el acuerdo con Kowa para elegir a cuatro directores de Serie A, que fue lo que se negoció con Corfo. Eso sí, el nombre de Alberto Salas para la presidenci­a de SQM fue propuesto por el Grupo Pampa y consensuad­o con Corfo.

Otro detalle. La actuación de Kowa al poner término al acuerdo de abril de 2017 implicaría que Tianqi, cuando ingrese a la propiedad de SQM, no herede los privilegio­s de Nutrien.

Aún existen algunas dudas. Una de ellas es si Julio Ponce, en su calidad de asesor estratégic­o, podrá, por ejemplo, ir a reuniones de directorio y plantear puntos de vista. Si es así, sería una vuelta de 360 grados.

Kowa puso fin al acuerdo de gobiernos corporativ­os de abril de 2017, lo que provocó que lo pactado ya no fuera válido. El presidente ahora recupera el voto dirimente. Ya con pocos meses por delante de gobierno, a mediados de noviembre Eduardo Bitran llamó al abogado José María Eyzaguirre para avanzar en el acuerdo.

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