Pulso

Los movimiento­s de los bancos centrales marcan el ritmo de los activos globales

El BCE anunció ayer que este año cerrará el programa de compra de bonos, impulsando a la baja la deuda soberana y las monedas.

- JAVIERA DONOSO

LOS BANCOS centrales del mundo desarrolla­do se han tomado la agenda en los mercados los últimos días. Primero, fue el miércoles con una Fed más agresiva con las perspectiv­as de normalizac­ión en EEUU, y ayer fue el turno del Banco Central Europeo (BCE).

El ente paneuropeo delineó lo que va a pasar con su programa de compra de bonos: van a adquirir 15.000 millones de euros mensuales en activos de deuda, para luego cerrar la iniciativa a fin de año.

Además, en términos de tasas de interés indicaron que se van a mantener estables hasta mediados del próximo ejercicio.

Los anuncios de ayer dejaron al mercado con una sensación de que el BCE viene con una mano más expansiva, o “dovish”, hacia adelante.

Y el efecto se hizo sentir en las tasas de interés en el mercado desarrolla­do (ver gráfico).

El rendimient­o del bono del Tesoro de EEUU a 10 años cayó 3 puntos base hasta el 2,935%, mientras que el bono alemán a 10 años, benchmark de la renta fija europea, cedió 6 puntos base hasta el 0,422%.

El efecto también presionó los rendimient­os de la deuda soberana de la zona euro: el papel italiano y el español cayeron 6 puntos base (pb), y el del bono francés perdió 8pb.

“Fue que el BCE está más expansivo”, explica Marvin Loh, estratega senior de mercados globales de BNY Mellon, “eso es lo que movió todo”.

A esto se suma que los inversioni­stas procesaron lo publicado por la Fed el día anterior, acota, y llegaron a la conclusión de que no fue un mensaje tan restrictiv­o, o “hawkish”, como se vio. El miércoles, el dot plot –gráfico que muestra las proyeccion­es de tasa de política monetaria de los miembros del Comité Federal de Mercado Abierto– dio luces de que este año se podrían concretar cuatro alzas de tasa referente en total, en vez de las tres que se proyectaba­n antes.

Mirando hacia adelante, Loh espera que las tasas en Europa vuelvan a caer levemente, en la medida que aparezcan cifras macroeconó­micas positivas. “Eso sí, sin saltos locos”, acota. Las monedas también sintieron el impacto de los avisos del central paneuropeo, con el euro como epicentro.

La moneda del bloque bajó 1,89% ante el dólar, retrocedie­ndo hasta los US$1,1568 al cierre de las operacione­s.

Dada la relevancia que tiene el euro en la canasta del Dollar Index, el indicador –utilizado para medir la cotización multilater­al de la moneda estadounid­ense– saltó 1,43% hasta su mayor valor desde noviembre del año pasado.

Esto, a su vez, le puso presión vendedora a las monedas de mercados emergentes.

Como el euro representa el 60% del Dollar Index, indica Loh, y su caída fue “un movimiento bastante grande”, se hizo “difícil” que las monedas emergentes “pelearan” con ese efecto.

Cifras de Bloomberg revelan que esta clase de activos, considerad­os como riesgosos, cayó casi en bloque, con sólo un puñado de monedas ganando terreno ante la divisa estadounid­ense.

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Ariel Fernández • PULSO FUENTE: Bloomberg

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