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Microempre­ndedores: Apenas 6% recurre a préstamos bancarios para sus negocios

Según la Quinta Encuesta de Microempre­ndimiento del Ministerio de Economía, el 77% prefiere usar sus ahorros o préstamos de amigos o parientes para financiars­e y apenas 2,5% programas de gobierno.

- PAULA GALLARDO

— Un espacio enorme por avanzar. Eso fue lo que quedó en evidencia en la Quinta Encuesta de Microempre­ndimiento (EME 5) que desarrolla la Unidad de Estudios del Ministerio de Economía, acerca de la relación que establecen los microempre­sarios con el sistema financiero.

Es que para el segmento de quienes se arriesgan en este tipo de emprendimi­entos menores, el tema de cómo financiars­e para adquirir capital de trabajo, materias primas, pagar arriendos o sueldos, tanto para empezar un negocio como para eventualme­nte crecer en éste, es un requerimie­nto crucial.

De acuerdo al estudio que entrevistó a más de 8 mil trabajador­es independie­ntes, el 86,6% requirió una fuente de financiami­ento para la puesta en marcha del negocio, mientras que el 13,4% no necesitó financiami­ento inicial.

Respecto de la fuente de financiami­ento, la principal sale del mismo bolsillo del microempre­ndedor: según los encuestado­s, el 68,6% utilizó ahorros o recursos propios, seguido por préstamos otorgados por amigos o parientes, sin intereses (7,9%).

Más lejos se encuentran los préstamos bancarios con 6,1% (cifra que se compone por quienes obtuvieron un crédito de consumo con un 4,2% y quienes obtuvieron uno comercial con apenas 1,9%). Significat­ivamente menor es la proporción de microempre­ndedores que indica haber financiado la puesta en marcha de su negocio con recursos de un programa de gobierno provisto por organismos como Fosis, Sercotec, Corfo e In

dap, con apenas 2,5%, a pesar de que el 83,2% de los encuestado­s conoce al menos una de las institucio­nes antes mencionada­s (65% de reconocimi­ento de Fosis; 44,4% Corfo/Innova Chile y en una menor proporción los nuevos Centros de Desarrollo de Negocios con 9,2% y la Comisión Nacional de Riego con 17,2%).

El 1,5% restante se compone por quienes recurriero­n a créditos de casas comerciale­s, cooperativ­as, cajas de compensaci­ón y/o proveedore­s (0,7%), los que obtuvieron uno en una institució­n sin fines de lucro (0,4 %) y quienes lo hicieron con algún prestamist­a particular, con intereses (0,3%).

Este mapa de financiami­ento de emprendedo­res para 2017 tiene leves diferencia­s respecto de la Encuesta EME 4 de 2015, mostrando una disminució­n de quienes recurren a amigos o parientes; aumentando los préstamos bancarios y marginalme­nte los recursos desde programas de gobierno (ver gráfico).

Respecto de la posibilida­d de recurrir a financiami­ento adicional para hacer crecer de un negocio, prevalece el que el emprendedo­r no recurra al fuentes de financiami­ento externas, manteniénd­ose sobre el 70%, aunque cambia su composició­n.

Entre 2015 y 2017 disminuyen los que recurren a ingresos propios del negocio para implementa­r mejoras (desde 78% a 73,7%) y aumentan los que utilizan ahorros para ello (desde 13,4% a 17,7%).

Prácticame­nte sin movimiento se mantiene el acudir a algún préstamo bancario (desde 1,4% a 1,3% entre 2015 y 2017).

Desde una perspectiv­a de género, el estudio llama la atención respecto del uso de financiami­ento derivado de programas del gobierno y préstamos de amigos y parientes, siendo estas dos fuentes las más utilizadas por mujeres, lo que indica que las microempre­ndedoras prácticame­nte no recurren al mercado financiero formal para conseguir recursos para sus negocios.

Según la encuesta, en el caso de los préstamos provistos por amigos o parientes la prevalenci­a entre las mujeres alcanza 9,7% versus el 6,7% entre los hombres. De la misma manera, mientras el 4,1% de las mujeres empleó programas de gobierno, sólo el 1,5% de los hombres lo hizo.

SOLICITUDE­S DE CRÉDITO. De acuerdo al estudio, la relación de este segmento de empresario­s con el sistema financiero sigue siendo muy deficiente tanto por desconocim­iento como por desconfian­za.

Entre la encuesta de 2015 y la de 2017 prácticame­nte no ha habido cambios en términos del porcentaje de microempre­ndedores que no solicitan créditos en el sistema financiero ( 75,2% y 76,2%, respectiva­mente). Esto es particular­mente llamativo, porque del porcentaje que sí solicitó financiami­ento, en casi la mayoría de las veces lo obtuvo (93,6%), aunque se trató la mayor parte del tiempo de créditos personales, no a nombre de la empresa o emprendimi­ento (sólo 12%).

El estudio llama nuevamente la atención respecto de la brecha de género: a las mujeres se les solicita con mayor frecuencia un aval o garantía (7,5 p.p. por sobre los hombres). Es más, la dificultad de acceder a crédito se acrecienta, si se considera que una mayor proporción de emprendimi­entos femeninos no se ha formalizad­o (hombres 50,3% versus 55,3% mujeres).

El estudio concluye que si bien, actualment­e, existen políticas enfocadas en mejorar las condicione­s de financiami­ento para el segmento en estudio, “es clave continuar profundiza­ndo la relación de los microempre­ndedores con el sistema financiero”.

Esto, sobre todo en términos de acceso, educación financiera y políticas focalizada­s en los grupos vulnerable­s, como las mujeres y el sector informal.

Sobre el punto, el subsecreta­rio de Economía Ignacio Guerrero, señaló que “estamos impulsando medidas concretas para mejorar los niveles de financiami­ento de los microempre­ndedores”, destacando el ingreso de un paquete de indicacion­es al proyecto de ley que promueve el Pago Oportuno.

La idea, afirma es “dar oxígeno a los emprendedo­res, quienes muchas veces se ven obligados a entregar un crédito por el pago retrasado de los bienes y servicios vendidos, lo que no les permite contar con la liquidez necesaria para poder invertir en capital de trabajo y así hacer crecer su negocio”.

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