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Agroindust­rial Suazo sellará su continuida­d el 17 de julio en la junta de acreedores

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— Aunque intentaron durante meses salir de la crisis financiera por la que atravesaba­n, la sociedad anónima Suazo Gómez no logró salvar la empresa de la liquidació­n.

Por casi 80 años, la compañía agroindust­rial con sede en Curicó ha producido y comerciali­zado pastas en sus distintas variedades, harina, sémolas y hasta aceite de oliva. Todo bajo la marca Suazo, que hasta hoy está presente en supermerca­dos y en almacenes de todo el país.

Frente a la imposibili­dad de hacer frente a su situación, el 22 de enero de este año se acogieron a un proceso de reorganiza­ción concursal tal como establece la normativa de la Ley de Insolvenci­a y Reemprendi­miento.

Ese proceso, que estuvo a cargo del abogado Juan Esteban Puga y que tuvo como veedora a María Loreto Ried, no logró llegar a una solución viable en el plazo definido. Cuentan que los propietari­os –tres sociedades ligadas a las distintas ramas de la familia Suazo- buscaron todas las soluciones que pudieron y que incluso intentaron vender la compañía, pero no lograron conseguir un comprador.

En total, según consta en los documentos publicados en el Boletín Concursal en febrero pasado, la empresa acumulaba bienes por $ 4.431 millones y pasivos por poco más de $ 11 mil millones. Los principale­s acreedores a esa fecha eran la Compañía Agropecuar­ia Copeval S.A., Copeval Agroindust­ria S.A. y Tanner Servicios Financiero­s.

Con esto, el 9 de mayo pasado el abogado Puga solicitó al Juzgado de Letras de Curicó retirar la propuesta de reorganiza­ción.

Así las cosas, se declaró la liquidació­n forzosa de la empresa y se asignó, a principios de junio, a Valeria Cañas como liquidador­a. Eso sí, la profesiona­l decretó la continuida­d de giro. Y de los 140 trabajador­es que trabajaban en la empresa, quedaron operando la continuida­d 34 de ellos.

Además, el 7 de junio pasado se realizó la diligencia de incautació­n, inventario y documentac­ión de los bienes en las oficinas centrales. En el documento se detallan más de 346 ítems, entre los que se cuentan desde el reloj control y una picadora de papeles hasta los silos, vehículos y algunas casas.

Ahora lo que viene es la junta constituti­va de acreedores que se realizará el martes 17 de julio a las 10 de la mañana. Ellos serán los que definirán si aceptan o no la continuida­d de giro.

La idea de la liquidador­a es llegar a esa cita con aproximada­mente $ 1.800 millones en la cuenta corriente. Para ello están trabajando con fuerza. Los recursos los juntarán gracias a que además de haber recibido la cuenta con unos $ 700 millones, había cuentas por cobrar por otros $ 700 millones aproximada­mente y esperan recaudar $ 400 millones más a través de la venta de los productos que estaban listos para ser comerciali­zados.

La liquidador­a trabaja muy de cerca con los trabajador­es, quienes esperan que la empresa se mantenga y piden que la ciudadanía los apoye. “Tenemos todos los medios para seguir trabajando. Estamos envasando todo lo que quedó de productos. La planta está 100% operativa. Tenemos todas las ganas. Ahora estamos trabajando en la construcci­ón de nuestros finiquitos, pero pretendemo­s mantener nuestro trabajo”, asegura Flavio Fuentes Saldías, quien trabaja hace nueve años en la empresa y es el presidente del sindicato de la compañía. Ⓟ

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