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Dos buenas noticias: crecimient­o al alza y “Todos al Aula”,

- por Francisco Mozó

LAS EXPECTATIV­AS de crecimient­o de nuestra economía se han ido ajustando al alza y se acercan a un 4% anual para este año y el próximo. Esta es una muy buena noticia, ya que este es el nivel de crecimient­o mínimo al que debemos aspirar si es que queremos retomar el camino de desarrollo. Sin crecimient­o es imposible seguir disminuyen­do la pobreza, mejorar la distribuci­ón del ingreso y dar oportunida­des de una mejor vida a millones de chilenos.

La mejora de expectativ­as es generaliza­da y se refleja, no sólo en las proyeccion­es de los economista­s y del Banco Central, sino que en los indicadore­s de confianza de empresario­s y consumidor­es. La recuperaci­ón de la confianza de éstos es de gran importanci­a y es el primer paso que debía dar el Gobierno del Presidente Piñera para mejorar las condicione­s económicas y sociales a un gran número de chilenos. Sin la confianza del sector privado en la economía, no hay inversión ni consumo y, por lo tanto, no hay creación de empleos ni desarrollo. ¡Bien por el Presidente y su equipo!

Recuperar la confianza no es fácil y mantenerla es tanto o más difícil. Ese será quizás el mayor desafío para este Gobierno. Será un gran desafío, porque los chilenos tenemos la experienci­a muy cercana de que no basta un gobierno eficiente y un buen ciclo externo para mantener la capacidad de crecimient­o a largo plazo que nos permita seguir progresand­o. Para construir el Chile más próspero y más justo que todos queremos, y evitar que vuelvan a funcionar las retroexcav­adoras que destruyan lo avanzado, será inevitable tomar decisiones que pueden tener costos políticos altos en el corto plazo.

El cambio en la gestión del Estado es un cambio cultural de gran envergadur­a, gran dificultad y de altos costos políticos. Sin embargo, estoy convencido de que si no se enfrenta, se convertirá en el obstáculo que hará que nuestro desarrollo sea muy improbable. La mala calidad de la educación, la mala atención y las colas que deben enfrentar en la salud pública la gran mayoría de los chilenos, son la cara más brutal de esta mala gestión. El costo político de hacer un cambio es muy alto, porque pasa por exigir mayor eficiencia y hacer efectivame­nte responsabl­es del servicio de sus unidades a los directores de hospitales, consultori­os y colegios; dándoles al mismo tiempo, las herramient­as para poder gestionar las personas y los recursos de manera flexible. Esta mejora en gestión, también pasa por aceptar la participac­ión del sector privado en la educación y salud. Es de una gran injusticia que la mayoría de los chilenos no tengan una alternativ­a en caso de que el sector público falle.

El reciente anuncio del programa “Todos al Aula”, que busca que los directores y profesores se puedan enfocar más en la docencia y menos en la burocracia, es una muy buena señal no sólo por su objetivo, sino que por la composició­n transversa­l de la comisión responsabl­e del programa. Esperemos que sus recomendac­iones sean de amplia aceptación. La tarea es enorme y urgente, así que es vital que este programa tenga resultados relevantes y que se puedan aplicar a partir del próximo año. Si pronto tenemos un programa similar para la gestión de la salud pública, sería una segunda muy buena señal que permitiría mantener la confianza y los corazones arriba.

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