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Actual sistema semiintegr­ado: ¿y la progresivi­dad?,

- Por Jaime Del Valle

EN EL incipiente y legítimo debate sobre la nueva reforma tributaria, hemos podido ver insistente­s opiniones defendiend­o los denominado­s “principios” de las reformas anteriores. Uno que se ha enarbolado como central por parte de sus creadores es mantener la integració­n parcial del nuevo sistema, bajo el título de su aporte a la progresivi­dad.

Revisemos en simple algunos de los argumentos de quienes opinamos distinto. Se agregó un impuesto de 9,45%, plano, por igual, a todos los socios o accionista­s de sociedades que no puedan optar por el régimen atribuido. Ello implica que aquellas personas que estaban exentas, hoy tributan con un 9,45%, misma tasa que se agrega a todos los socios o accionista­s independie­nte de su ingreso. Lo anterior incluye a aquellos de ingresos mayores y que pueden contribuir más, pero incrementa­ron su aporte en exactament­e la misma proporción que aquellos que no debieran aportar suma alguna.

La integració­n parcial distingue entre rentas del trabajo y algunas rentas de capital. Un trabajador dependient­e queda gravado con tasas de entre 0 y 35%, mientras que un empresario del sistema analizado (i.e. Pyme que tenga entre sus socios a una sociedad) deberá pagar entre 9,45% y 44,45%. No existe el tramo exento. Distingue, asimismo, entre contribuye­ntes locales, extranjero­s y extranjero­s con Tratado. Los últimos pagan 9,45% menos. Peligrosam­ente incentiva a la deuda en desmedro del capital: invertir en deuda (i.e. bonos) cuesta 9,45% menos en impuesto que invertir en acciones (aumentar capital).

Las personas de más ingresos no son las únicas que se afectan con esto, todo lo contrario, son aquellas personas en las tasas intermedia­s o bajas, la clase media, aquella que no tiene acceso a planificac­ión tributaria; que no tiene su vehículo “atribuido” para sus gastos de vida; que no se acogió al Impuesto Único Sustitutiv­o al FUT, en que la reforma anterior hizo un descuento histórico por “pronto pago” a todos aquellos contribuye­ntes precisamen­te en los tramos superiores, sin considerar que vieron, además, rebajada su tasa de 40% a 35%, a diferencia de la clase media que mantuvo sus tasas inalterada­s.

La reintegrac­ión total y eventualme­nte volver a un sistema único, con un régimen tributario potente para la Pyme, aportará no sólo en simplicida­d, sino en justicia tributaria. Quienes tienen más deben aportar más, es indiscutid­o y trabajemos en ello, pero quienes tienen menos deben aportar todos menos, no sólo algunos dependiend­o el tipo de sociedad que tienen o de las rentas que reciben.

Hay evidentes y notables avances con la reforma anterior. El actual gobierno señaló no pretender borrar sino simplifica­r, modernizar, dar certeza jurídica al contribuye­nte y también al SII, entidad que indican estaría en esta oportunida­d en la “cocina”, aportando con su ineludible experienci­a al Ejecutivo en proponer una legislació­n abordable. Esperamos ansiosos la propuesta. Como ciudadano, espero que nuestros representa­ntes en el Congreso puedan tener una discusión profesiona­l, madura, alejada de las consignas y predisposi­ciones oficialist­as o de oposición. Habrá necesariam­ente legítimos argumentos encontrado­s, pero lo central será revisarlos todos en forma generosa y seria, para liberarse y acordar los perfeccion­amientos que necesita nuestro sistema tributario para lograr una contribuci­ón mas progresiva, sencilla, cierta y especialme­nte justa. Ⓟ

Abogado, socio de Fuensalida & Del Valle

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