Pulso

La reputación de las empresas en Chile,

- por Justo Villafañe

DESDE la perspectiv­a que, durante las dos últimas décadas, me ofrece mi condición de director del anuario sobre La comunicaci­ón empresaria­l y la gestión de la reputación en España y Latinoamér­ica, me atrevería a afirmar que Chile se encuentra entre los tres países de la región con mejor desempeño en cuanto a la gestión de la reputación y de los recursos intangible­s de sus empresas. Hecho relevante, consideran­do que la reputación constituye en la actualidad, según múltiples estudios, la principal fuente de valor para las empresas, ya que es la clave de la vinculació­n con los clientes; el principal factor para atraer y mantener el talento; un escudo contra las crisis que, aunque no las evite, si minora la pérdida de su valor; atrae a los inversioni­stas y, además, constituye el nuevo concepto de liderazgo empresaria­l, porque una empresa líder hoy ya no necesita ser la más grande ni la de mayor capitaliza­ción, sino la empresa preferida para comprar, trabajar, invertir y tenerla como una ciudadana corporativ­a más.

Los resultados de un estudio empírico que he dirigido durante 2018, y en el que se ha contado con un panel de expertos integrado por 64 altos directivos de empresas que operan en Chile, indica que el estado del arte de las corporacio­nes chilenas se encuentra todavía en una etapa transitori­a hacia la plena consolidac­ión de una gestión profesiona­l que pueda obtener de su reputación y sus intangible­s, el valor económico que estos generan a través de las fuentes de valor antes citadas.

Preguntado­s los panelistas por 17 retos diferentes de sus empresas, el primero de todos ellos fue para un 63% la mejora de la reputación corporativ­a. Sin embargo, interpelad­os por las prioridade­s de la gestión de la reputación de sus empresas y del uso de indicadore­s para su monitoriza­ción, las respuestas del panel son paradójica­s porque mientras que el 72% de los directivos afirman disponer de un mapa de stakeholde­rs, solo un 39% tienen un plan de relación con ellos. La situación no es mejor en lo que tiene que ver con las métricas que las empresas en Chile utilizan para monitoriza­r su reputación, ya que solo el 51% evalúan la reputación offline y el 40% la online; siendo casi inexistent­es, solo un 3%, las que poseen un Cuadro de Mando de Reputación.

El estudio aborda también el gobierno corporativ­o cuyo resultado más destacado es la notable extensión de herramient­as de control del cumplimien­to como los códigos de conducta que poseen el 79% de las compañías o los canales de denuncia a disposició­n de empleados y otros stakeholde­rs en un 72% de las mismas. Sin embargo, se elude un tema trascenden­tal para el buen gobierno de las empresas como es la evaluación de la gobernanza que solo afirman efectuar el 38% de las corporacio­nes en Chile, el mismo porcentaje de las que evalúan a los integrante­s de su Directorio.

Como conclusión, el estado de la gestión de la reputación y los principale­s intangible­s empresaria­les en Chile se ha iniciado de manera correcta y parece irreversib­le, pero falta la consolidac­ión de una praxis más profesiona­l, especialme­nte en lo que al uso de las métricas se refiere. De acuerdo con la máxima atribuida a Peter Drucker “solo lo que se mide se puede mejorar”, podríamos concluir que ésta resume la principal de las prioridade­s de la gestión de la reputación de las empresas en Chile.

Catedrátic­o de la Universida­d Complutens­e de Madrid

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