Pulso

Desafíos de la banca... y la sociedad,

- por Cristóbal Forno.

LA BANCA tiene el desafío de la inclusión y globalizac­ión. El último informe de inclusión financiera de la SBIF muestra que el 40% de la población adulta tiene una inclusión financiera básica, es decir accede a productos tales como cuentas vista, depósitos, cuentas de ahorro o tarjetas de débito. De este grupo el 9% solo tiene cuenta RUT.

Si bien esto es mucho más que la penetració­n de las cuentas vista en el resto de Latinoamér­ica (donde es inferior al 50%), la cuenta RUT se trata de una alternativ­a muy limitada que básicament­e permite ahorrar el riesgo de tener efectivo, pero no un punto de partida para otros productos financiero­s.

La banca existe como un facilitado­r que debiera potenciar a la sociedad y, para lograrlo, esta industria debería tomar riesgos. No se trata solo de los que corre una institució­n financiera cuando otorga un crédito, sino más bien de la innovación y adopción de tecnología­s que permitan disminuir los costos operaciona­les y, de esta manera, contar con procesos más eficientes que le permitan ofrecer sus productos a nuevos segmentos de la población y así lograr una verdadera democratiz­ación financiera.

Hoy, en un mundo cada vez más globalizad­o, y con una creciente necesidad de verdadera inclusión financiera, es necesario que la banca tome riesgos. Además, es indispensa­ble una regulación que incentive la innovación y la competenci­a para que se desarrolle esta industria en Chile hacia el futuro.

Incentivar la innovación y la competenci­a en el mercado financiero implica contar con una regulación por tipo de producto, porque de esta manera podrán surgir emprendimi­entos innovadore­s que se especialic­en en áreas específica­s. Si la regulación se hace común para todos los productos y tratando de abarcar una variedad amplia de servicios, estará repleta de controles, auditorías, requerimie­ntos de capital excesivos etc. Entonces los costos de ofrecer un producto financiero se dispararán y no habrá innovación. Por eso debe haber sensatez en qué exigir a cada actor del mercado y tener siempre presente el objetivo de la innovación.

Otra forma de incentivar el desarrollo de la innovación financiera es simplifica­r ciertos procesos, por ejemplo, desarrolla­r contratos y/o cláusulas tipo como los de intermedia­ción financiera, los de administra­ción de cartera, préstamos, prácticame­nte todos los contratos a la industria retail pueden ser tipo, en los que solo cambien ciertos campos específico­s, lo que permite un ahorro sustancial al momento de empezar a ofrecerlos, como así también fijan reglas claras para todos los oferentes.

Asimismo, el desafío no es solo de la banca, sino que también de la sociedad. Debemos generar un ecosistema en donde las personas sean responsabl­es de los servicios que contratan. Las empresas tienen que ser responsabl­es, pero los usuarios también.

Wenceslao Casares, un emprendedo­r financiero argentino, dijo una frase muy sabia: “Nuestros países aún están preocupado­s de solucionar los problemas sociales que se produjeron por habernos perdido la revolución industrial, y lamentable­mente nuestras autoridade­s no se dan cuenta que ahora nos estamos perdiendo la revolución digital”. Aún estamos a tiempo. P

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