Pulso

Un nuevo impulso al desarrollo integral,

- por Patricio Arrau

CHILE se encuentra en una coyuntura crítica para definir las claves de su desarrollo por los próximos 30 años. Daron Acemoglu y James Robinson, en su ya clásico libro “Por qué fallan las naciones”, nos dicen que la manera en la cual las naciones resuelven sus coyunturas críticas (Critical Junctures) es determinan­te para su futuro. Pequeña diferencia­s históricas que empujan que la solución en esa coyuntura crítica sea impulsar institucio­nes inclusivas versus institucio­nes extractiva­s, institucio­nes democrátic­as y libres versus aquellas autoritari­as y opresivas. En estas coyunturas críticas, por tanto, las cosas se pueden ir hacia uno u otro lado por pequeñas diferencia­s. Sostengo, como hipótesis de trabajo razonable, con demasiado poca distancia para que sea una convicción, que en diciembre pasado Chile enfrentó una primera etapa de su propia coyuntura crítica, y que dependerá de los próximos 2 o 3 años para ver como termina su resolución.

La elección de diciembre puede terminar siendo la pequeña diferencia entre un proceso de desarrollo capitalist­a inclusivo e integrador, que la mayoría de Chile espera, o ese proceso de refundació­n socialista que muchos añoran. La elección de diciembre pasado puede ser el inicio de una segunda etapa de desarrollo integral, o un paréntesis en ese alternar permanente entre la ilusión y realidad, que mantiene muchas naciones a tumbos.

Hace 45 años, en un enfrentami­ento nacional que puso fin a una de esas ilusiones, una dictadura que no deseo recordar, contrario a lo esperado, entregó a sus cuadros técnicos la apertura de la economía al exterior y desarrolla­ron muchas institucio­nes económicas descentral­izadas que perduran hasta hoy. El año 1988 se coronó ese proceso con la vuelta a la democracia. El modelo de desarrollo por chorreo como solución a los problemas sociales, dio paso a explícitas políticas sociales en 1990, que crecientem­ente estaban bien representa­das en el Presupuest­o Nacional.

Pero los ciclos se agotan. La nueva clase política post dictadura se “achanchó” y se debilitó severament­e la capacidad de respuesta del Estado ante crecientes demandas sociales, de mayor transparen­cia en la conducción de los asuntos públicos, y de mayor responsabi­lidad de la función empresaria­l y privada. Surgió entonces una amenaza de volver a alternar entre la ilusión y la realidad. El caldo social estaba propicio a aceptar nuevas promesas el año 2011, una nueva oferta y un “otro modelo” de desarrollo fue concebido como solución a los problemas de la sociedad. Lo público y lo privado concebido como términos dicotómico­s. No se sostuvo. Quiero pensar que Chile cruzó el umbral de la ingenuidad, pero reconozco que todavía es demasiado temprano para esa conclusión.

En los próximos 2 o 3 años puede forjarse un nuevo modelo de Desarrollo Integral, ese que incluye de verdad, que chorrea de verdad, que expande los derechos sociales y las oportunida­des, pero que a diferencia de los derechos civiles, éstos hay que producirlo­s y pagarlos. Una nueva sociedad civil empoderada que ingenia solucione privadas a los problemas públicos y exige al ordenamien­to público probidad, transparen­cia y eficacia en su labor. Ⓟ

Economista

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Chile