Pulso

Rutas alternativ­as a Silicon Valley,

- por José Catalán

—¿Qué hace un ejecutivo tradiciona­l si se ve ante la necesidad, voluntaria o por mandato, a ingresar en temas de innovación, startups, emprendimi­ento, IoT, Big Data y todos los buzzwords que se les ocurran?

Probableme­nte comprarse un pasaje a San Francisco y visitar Google, Airbnb, HP, Stanford University y lo que alcance para el tour. Luego vuelve a Chile, contrata a una consultora de moda, implementa talleres de design thinking para sus colaborado­res, hace una convocator­ia, postula a Corfo, va a Summits y empieza a ser parte del ecosistema.

Pero si seguimos queriendo ser “Chilecon Valley”, en mi humilde opinión, estamos perdidos. Necesitamo­s vías alternativ­as para la innovación en nuestro país. Gracias al conocimien­to que hemos podido compartir en la Asociación Chilena de Venture Capital (ACVC), nos damos cuenta que tenemos que empezar a tejer nuevas redes y explorar nuevos destinos. Y esto tiene que ver con cambiar el eje en EE.UU. Si hablamos de oportunida­des para Latinoamér­ica, el foco no está en la costa oeste.

Según la fundación Kauffman, Miami-Fort Lauderlade fue el 2017 la región #1 en EE.UU. en actividad de startups. “Miami es el Hong Kong de Latinoamér­ica” dijo el CEO del Cambridge Innovation Center. Una ciudad mucho más diversific­ada, multiracia­l y cercana a la cultura latina y que está creciendo aceleradam­ente, sin darnos cuenta ¡Miami es más que playas y malls!

Institucio­nes como el Miami-Dade Beacon Council y la Knight Foundation entre otras, están realizando un excelente trabajo, facilitand­o el soft landing de empresas de Latinoamér­ica y de todas partes del mundo.

Se apalancan en ventajas comparativ­as notables: una ciudad de clase mundial, sólida infraestru­ctura, acceso logístico global, disponibil­idad de mano de obra calificada, costo de vida bajo en relación al resto de EE.UU. y acceso a un nivel de calidad de vida como pocas ciudades en el mundo pueden ofrecer.

En Chile, la escalabili­dad de las empresas depende de la internacio­nalización, no hay otra forma. Para ello me atrevo a sugerir un nuevo eje comercial: Alianza del Pacífico + Miami. Si esto lo combinamos con todas las oportunida­des que está ofreciendo China, tenemos una mezcla explosiva.

La provocació­n es explorar nuevos destinos -no solo los tradiciona­les- y buscar referentes y alianzas más acordes a nuestra cultura.

La economía chilena está camino al punto de inflexión (salir de la trampa de las economías de los ingresos medios), donde las industrias tradiciona­les están queriendo transforma­rse, saliendo del modelo de commoditie­s basados en la explotació­n de recursos naturales. Pero aún no vemos la luz al final del túnel, en parte porque hay mucho humo en el camino, provocado por la inercia de creer que yendo por décima vez a Silicon Valley vamos a encontrar la respuesta. Ⓟ

Gerente de innovación de Masisa

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