“Empresarializar” la Agencia de Promoción,
NUESTRA ruta al desarrollo estructuralmente dependerá en los próximos cuatro años de atraer inversiones extranjeras. Variables como productividad y equilibrio fiscal, ciertamente muy relevantes, pero de bastante menor efectividad en el corto plazo requieren de períodos mayores de maduración. Llama la atención que del stock de 199 potenciales inversiones solo materializaron 31 cayendo la cifra total en 2017 a niveles casi un quinto respecto de los US$27.000 millones alcanzados en 2012 y la expectativa 2018 no trae novedades relevantes. Muy heavy, porque se traduce en pérdida de presencia en las cadenas integradas de valor global.
Sus causas fundamentales se encuentran en que tenemos estigmas críticos de gran notoriedad internacional: pérdida de garantías para inversionistas (el DL 600 era muy superior a la Ley 20.848), carecemos de competitividad “sindical” y tributaria (puesto 32 de 35), conectividad precaria y carísima, el sistema “político” de evaluación de impacto ambiental, debilidades comparativas en cuanto a garantías de propiedad intelectual e inestabilidad en los reglamentos del programa de promoción. ¡Y hay más! Por eso, pocazo nos sirven slogans tales como “que somos N° 1 en el ranking latinoamericano”.
Creatividad, disposición política y acción podrán romper estos hándicaps. Además, la nueva actitud proteccionista (guerra comercial) genera incertidumbres, obviamente, retrayendo los ánimos de capitales aventureros hacia nuestras latitudes.
Necesitamos imperiosamente atraer, concretar y retener inversión extranjera. Estratégicamente es recomendable crear una matriz amplia de proyectos incluyendo tanto los mega de impacto como pymes e incubadoras y facilitar los planes de ordenamiento territorial abriéndoles paso a regiones.
El emprendimiento debe contener esfuerzos para diversificar los países de origen, una intensa presencia en medios especializados, así como también la identificación de potenciales alianzas de inversionistas tal como los ejemplos de Great Lakes Chemical (EEUU) y A.H. Al Zamil (Arabia Saudita), o de NEC y Mitsubishi que invirtieron en Reino Unido (UK) o de BP Amoco (UK/EEUU) con ENI (del gobierno italiano) que incursionan en Egipto y Bank of China busca negocios en Chile y opera en 51 países.
Asimismo, hay que construir con nuestra red de agregadurías comerciales una malla de potenciales inversores, conocer sus motivaciones y acercarlos a nuestro país. Se propone instaurar el evento “Investment Chile Week” a realizarse en Asia, Medio Oriente, Europa y Norteamérica.
Para lograrlo hay un factor en extremo fundamental: “empresarializar” la Agencia de Promoción de IED; obvio, su mercado objetivo son capitales privados. Su perfil de institución pública no es contributivo al objetivo último. En este contexto el rol de los ministerios de Economía y de Relaciones Exteriores debiera ser desequilibrante en importancia. Ⓟ