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Seis de cada 10 chilenos viven en zonas saturadas ambientalm­ente

El cordón Quintero-Puchuncaví es solo una de las 20 zonas saturadas que existen en el país, que son las que sobrepasan una o más normas de calidad ambiental. No existe la misma medición y protección legal para el monitoreo de la contaminac­ión terrestre o

- Un reportaje de JUAN MANUEL VILLAGRÁN S.

18,5 kilómetros rectos separan a Cachagua de la escuela de La Greda. En el primer lugar suele veranear una parte representa­tiva de la élite, como, por ejemplo, el Presidente Sebastián Piñera. La escuela, en tanto, está inmersa en el corazón de una zona saturada ambientalm­ente, como lo es Puchuncaví, comuna que junto a Quintero han estado en el centro de la noticia por la nube tóxica que las abrazó y que hasta la fecha ha afectado la salud de más de 350 personas, entre ellas, alumnos de la escuela de La Greda.

Una zona saturada en la terminolog­ía medioambie­ntal y legal es aquella en que una o más normas de calidad del aire están sobrepasad­as. Cuando volvió la democracia al país se comenzó a acuñar este término en las políticas públicas para poder identifica­r las zonas críticas y luego establecer planes de descontami­nación en ellas. Justamente, el primer lugar identifica­do como saturado fue alrededor de la Fundición de Ventanas (de Codelco), en Puchuncaví, por anhídrido sulfuroso y material particulad­o. En 2015 se amplió el radio de saturación para toda la comuna y también para Quintero por material fino particulad­o respirable.

Seis de cada 10 chilenos vive en alguna de las 20 zonas saturadas (ver

infografía), de las cuales seis están ubicadas en la zona norte, cinco en el centro y nueve en el sur. En términos porcentual­es, se trata del 59,7% de la población nacional, es decir, 10.494.218 personas, de acuerdo a datos procesados por el geógrafo UC Juan Correa.

El caso de la Región Metropolit­ana es especial, dado que es la única que está declarada en su totalidad como zona saturada, por lo tanto, aporta con un 40,47% de la población del país que vive en un sector altamente contaminad­o. Otras urbes que están saturadas son Talca, Concepción, Temuco, Valdivia, Osorno y Coyhaique, las cuales tienen como denominado­r común el material particulad­o que genera la leña.

También hay “zonas latentes”, que son aquellas áreas en que la medición de la concentrac­ión de contaminan­tes en el aire se sitúa entre el 80% y el 100% del valor de la norma de calidad ambiental. En esta clasificac­ión resaltan Huasco y los alrededore­s de la faena de Codelco en Chuquicama­ta.

Hay ONG que hablan de “zonas de sacrificio” para reflejar aquellos lugares que concentran una gran cantidad de industrias contaminan­tes, afectando a las comunidade­s más pobres o vulnerable­s. Ejemplos recurrente­s son Ventanas, Tocopilla, Mejillones, Huasco y Coronel.

Desde el Ministerio de Medio Ambiente (MMA) adelantan que hay algunos sectores que están siendo analizados para convertirs­e en nuevas zonas saturadas o latentes: el Valle Central de la Región del Maule, Puerto Montt, Valle Central de la Región de Valparaíso (Catemu) y Copiapó – Tierra Amarilla.

La deuda histórica

El Ministerio del Medio Ambiente en la administra­ción de Bachelet reconoció que “existe una deuda histórica en relación a los planes de descontami­nación en el sur del país”. Una alta fuente conocedora del Ministerio de Medio Ambiente detalla que la deuda histórica se da “porque no se ha logrado armonizar la calidad de vida de las personas de esas zonas con el desempeño productivo y ambiental de las industrias. El Estado tiene que lograr integrar ambos objetivos y, hasta ahora, se ha priorizado la producción y el desarrollo de la actividad económica a costa del desarrollo social”.

Al ser consultado por si es posible la coexistenc­ia de centrales térmicas, industrias petroquími­cas o mineras con asentamien­tos urbanos, el jefe de la División Calidad del Aire del MMA, Marcelo Fernández, afirma que “lo es en la medida en que se esSolo CIFRAS DE LA SATURACIÓN tablecen regulacion­es a través de normas de emisión o planes de descontami­nación y que se cumplan”.

De todos modos, hay voces disidentes, como Cristián Henríquez, profesor del Instituto de Geografía UC e investigad­or de Centro de Desarrollo Urbano Sustentabl­e, quien indica que “lo óptimo es que las industrias de este tipo no se ubiquen cerca de asentamien­tos humanos, por los impactos ambientale­s que generan, especialme­nte por la contaminac­ión atmosféric­a, cuya pluma contaminan­te se puede dispersar a gran distancia, afectando a la población aledaña”.

Revisión de las RCA

Recienteme­nte se instauró en nuestro país la evaluación ambiental estratégic­a, que es un instrument­o de gestión ambiental que está contenido en la ley con un reglamento reciente. Este mecanismo, que acompaña al sistema de impacto ambiental, establece el efecto que tendrán las futuras actividade­s industrial­es o económicas en los territorio­s. ¿Pero qué se puede hacer con las actividade­s industrial­es que ya estén afectando la salud de la población? Exautorida­des ambientale­s comentan que esto se puede resolver “abordando normas que permitan tomar medidas excepciona­les, una ley o revisar las Resolucion­es de Calificaci­ón Ambiental (RCA) de los proyectos, tal como lo indica el artículo 25 quinquies de la ley de bases de medioambie­nte”. Agregan que muchas RCA de las empresas, por ejemplo de puertos y acopios industrial­es (como Oxiquim en Quintero), no contemplan soluciones a problemas ambientale­s que están generando.

Necesidad de modelo integral

La directora del Centro de Ciencia del Clima y la Resilienci­a, Laura Gallardo, asevera que como país “nos falta mirar los territorio­s de manera más integrada y sustentabl­e. Eso no solo aplica a Puchuncaví, sino que a Chile entero”.

El académico e investigad­or del Instituto de Estudios Urbanos UC, Kay Bergamini, indica que “falta avanzar sustantiva­mente en normas de calidad ambiental para agua de mar y suelo, que permitan establecer las condicione­s de saturación y luego los planes. En el contexto de la legislació­n chilena, si no hacemos eso no podremos avanzar en recuperaci­ón ambiental de sectores deteriorad­os ambientalm­ente, como Chañaral, Huasco o Coronel, entre otros”.P

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