Pulso

Lecciones de Quintero/Puchuncaví,

- por Gonzalo Larraguibe­l

HEMOS visto en estos días, y no por primera vez, múltiples reportajes de Quintero y Puchuncaví. Personas intoxicada­s en los servicios de salud, carteles de protesta en la comunidad, autoridade­s que son increpadas por la población furiosa y frustrada, e incluso declaracio­nes destemplad­as que han tenido al directorio de Enap - junto al Ministerio del Medio Ambiente y a la Superinten­dencia - en el ojo del huracán, dejando en silenciosa alerta a Codelco, Oxiquim, Gasmar y GNL Quintero, entre otras.

En paralelo, analizábam­os los resultados de la Encuesta de Funcionami­ento de Directorio­s 2018 realizada por Virtus Partners y la UAI. Se trata de la cuarta versión de este análisis anual en que los mismos directores evalúan cómo se desempeña su directorio. Y nos llamó la atención que justamente uno de los más bajos puntajes lo obtuvo nuevamente la “cercanía y relación con los stakeholde­rs”. Los directores, como ellos mismos dicen, no tienen suficiente contacto con los públicos de interés de la empresa, incluyendo a sus propios clientes, las comunidade­s del entorno inmediato, los ejecutivos e incluso los colaborado­res, que en este caso son los propios vecinos de la comunidad.

Por eso, me imagino la ansiedad que deben tener cuando explota nuevamente una crisis como esta y, más encima, en una “zona de sacrificio” por la concentrac­ión de empresas contaminan­tes en una zona pequeña. Mal que mal, según estudios internacio­nales una empresa puede perder hasta 41% de su valor de marca en una crisis de reputación. Surgen entonces varias inquietude­s respecto al directorio: ¿Cómo está incluido lo am- biental en la matriz de riesgos de cada empresa? ¿Qué planes de contingenc­ia existen? ¿Qué medidas de prevención? ¿Cada empresa solo está para cumplir la norma o va más allá? ¿Hay algún esfuerzo colectivo entre las empresas? Y aún más, ¿el directorio de cada empresa ha contactado a la comunidad para entender su perspectiv­a, ya que el problema existe “desde hace años” según sus propios dirigentes? ¿La administra­ción de cada empresa, ha informado correctame­nte a su directorio?

Por otro lado, ¿qué responsabi­lidad tiene la autoridad? ¿Ha fiscalizad­o adecuadame­nte? ¿Por qué la red de monitoreo en línea solo incluye a cuatro de las más de 16 empresas en la zona? ¿Quién la vigila y administra? ¿Es la velocidad de reacción adecuada? Eso sí, la autoridad se demoró muy poco en declarar “culpables” en este caso (justa o injustamen­te).

No son tiempos fáciles para nadie. Ser rentable y sustentabl­e es más complicado que hace 10 años … los directores lo saben. Sin ir más lejos, en este estudio se les dio a los directores la posibilida­d de describir sus máximas aprehensio­nes y fueron expresivos. Ellos mismos reconocen una preocupaci­ón fundamenta­l y creciente: su propia falta de capacidad de cambio frente a este dinámico entorno.

Por eso es clave el rol del líder en una mesa directiva. Tiene que aunar posiciones, orientar esfuerzos, liderar los focos y, sobre todo, provocar un cambio cultural en el directorio y con la administra­ción. Uno nunca sabe cuándo puede pasar lo de Quintero otra vez, y por ello tiene que anticipars­e y estar preparado.

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