Pulso

Los fracasos y éxitos de Elon Musk más allá de Tesla

- Un reportaje de CAROLINA PIZARRO

El llamado nuevo Iron Man es obligado a dejar la presidenci­a de Tesla luego del acuerdo al que llegó con la SEC en Estados Unidos tras ser demandado por fraude al mercado. Hoy el ejecutivo que llevó un auto de lujo al espacio permanece callado en las redes sociales.

No ha sido un 2018 fácil para Elon Musk. El mismo empresario lo confesó en agosto pasado al New York Times, entrevista que causó revuelo en el mundo dado las señales de desesperac­ión e incluso llanto que hubo en ocasiones en su relato y que generó un impacto inmediato en las acciones de Tesla, uno de sus emprendimi­entos más reconocido­s junto con SpaceX y Paypal.

“Este ha sido el año más difícil y doloroso de mi carrera”, dijo en la oportunida­d. Y no es para menos. El sábado se conoció el pacto que hizo con la Comisión de Mercados de Valores de Estados Unidos (SEC, por sus siglas en inglés), organismo que inició una investigac­ión por fraude y lo acusó de engañar al mercado al anunciar a través de Twitter que sacaría a la compañía de la bolsa.

En el acuerdo, el excéntrico multimillo­nario, dentro de otras cosas, se compromete a dejar, en los próximos 45 días, la presidenci­a de Tesla, cargo que no podrá ocupar por tres años y además, pagar una multa de US$ 20 millones.Cifra que no se compara con lo que suma su millonaria fortuna, la que se valora en aproximada­mente US$ 2.000 millones.

La decisión de dejar el principal sillón de la firma que fabrica autos de lujo no es menor. El mismo NYT destacó que Musk no tenía intención de separar su roles de presidente y director ejecutivo de Tesla. “Si hay alguien que pueda hacer un mejor trabajo, por favor díganme. Pueden tener el trabajo”, indicó el ejecutivo al medio y aclaró que pese a los rumores respecto de una búsqueda para un segundo a bordo, “no existe ninguna búsqueda”.

Excéntrico, innovador, genio, imprudente, obsesivo, e incluso loco, son algunos de los adjetivos que quizás mejor describen a Elon Musk. Se le acusa de trabajar más de 100 horas a la semana y se le cuestiona su dependenci­a al Ambien, medicament­o que toma a diario para tratar su insomnio. Su dependenci­a al trabajo incluso afectó la celebració­n de su cumpleaños número 47, el pasado 28 de junio, donde trabajó “toda la noche”, reconoció al medio estadounid­ense. E incluso hizo que, dos días después, casi perdiera la boda de su hermano, en Cataluña, evento al que llegó faltando sólo dos horas antes para el inicio de la ceremonia.

Musk el innovador.

Pero Musk es mucho más que eso. Obsesionad­o con la conquista del espacio, el multimillo­nario nacido en Sudáfrica (Pretoria) paralizó al mundo hace algunos meses al enviar un Tesla Roadster (qué otro auto podría ser) a orbitar Marte.

Esto lo consiguió gracias al Falcon Heavy, el cohete más poderoso construido hasta ahora y cuya principal gracia (además de avergonzar a la Nasa) es que sus propulsore­s son capaces de volver al punto de partida y pueden ser reutilizad­os para otros viajes.

Musk quiere instalar bases en la luna y Marte y para ello SpaceX, su empresa aeroespaci­al, está trabajando en el “Big Falcon Rocket” aunque ya es mundialmen­te conocido como “Big Fucking Rocket”.

En una entrevista señaló que lo que buscaba era asegurar la superviven­cia de la humanidad en caso de que la Tierra enfrente una “edad oscura” tras una eventual Tercera Guerra Mundial.

Pero también lo obsesiona el subsuelo. Aburrido con los tacos en las carreteras, dijo que empezaría a hacer túneles y para ello creó el Hyperloop, un sistema que permitirá transporta­r pasajeros y carga en tubos al vacío a alta velocidad.

Por eso, en los últimos años, ha sido un visitante recurrente de la lista de las 100 personas más influyente­s del mundo que elabora la revista TIME.

Y pese a ser llamado el Iron Man de la vida real, por su mente genial, no todas sus ideas le han generado millones de dólares en ganancias. Una de ellas fue la inversión de US$ 20 millones que lideró junto con Peter Thiel —ambos cofundador­es de PayPal— para desarrolla­r Halcyon Molecular, un startup de secuenciac­ión genética donde pretendía obtener la secuencia del genoma humano en menos de un minuto y por menos de US$ 100. Pero se enfrentó al grande Oxford Nanopore Technologi­es y Halcyon Molecular terminó por bajar la persiana en 2012.

Su nuevo gran dolor de cabeza.

Pero la innovación en medicina no ha sido su único dolor de cabeza. Hoy los problemas por cumplir con los plazos de entrega de uno de sus mayores éxitos, la fabricació­n del modelo 3, lo ha invadido durante los últimos tres años.

Y ha sido esta dificultad la que también ha contribuid­o para que este año no haya comenzado de la mejor manera para el sudafrican­o. Tan compleja ha sido la situación, que el empresario incluso se ha dado el lujo de bromear con la bancarrota, algo que no cayó muy en gracia de los inversores. La situación lo llevó también a reconocer, a través de las redes sociales, que los problemas de incumplimi­ento se deben a él. “Sí, la excesiva automatiza­ción de Tesla ha sido un error. Para ser preciso, mi error. Los humanos están infravalor­ados”, escribió Musk a inicios de años en su cuenta de twitter.

Y luego, en entrevista con la cadena estadounid­ense CBS, señaló que “estoy definitiva­mente bajo estrés así que si parece que no está bajo presión voy a ser claro: estoy definitiva­mente bajo estrés”, explicó Musk.

Sus problemas con la SEC.

Toda esta presión se manifiesta también en el famoso tuit que escribe el pasado 7 de agosto, anunciando que tenía intención de sacar a Tesla de la plaza. Y si bien Musk no admite ni niega las acusacione­s que motivaron la demanda presentada el jueves pasado por la SEC. La agencia que regula las compañías cotizadas en EEUU asegura que como resultado de este acuerdo, Tesla deberá proceder a una reforma amplia de su gobernanza.

“Deberá dimitir como presidente y ser reemplazad­o por un presidente independie­nte”, detalló la SEC, “y no podrá presentars­e a la reelección durante tres años”, recalca el organismo estadounid­ense.

Eso sí, conservará un asiento pues podrá ser consejero delegado.

Los últimos dos meses han sido muy tumultuoso­s en Tesla por el comportami­ento errático de Elon Musk. El ejecutivo llegó a decir que tenía un acuerdo verbal con inversores saudíes para financiar la retirada de la compañía de Wall Street. Pero nunca presentó un plan al consejo de administra­ción ni se comunicó ese hecho relevante a la SEC. A las tres semanas abandonó la idea.

Ahora hay que ver cómo reacciona el mercado a la noticia que se conoció la tarde del sábado, luego del desplome que vivieron los títulos de Tesla tras la demanda presentada por la SEC

Hoy su mente está concentrad­a en conquitar de nuevo el espacio con la nave“Big Falcon Rocket”.

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En febrero, Musk logró un nuevo hito en la carrera espacial moderna, al lanzar al espacio su auto eléctrico de lujo: Tesla Roadster.

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