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La paradoja latinoamer­icana: escasez hídrica a pesar de su alta disponibil­idad

Mejor gobernanza y aplicación de tecnología­s es clave para combatir el sobreconsu­mo, deficienci­as de distribuci­ón y las pérdidas del recurso por parte de las empresas de servicios.

- Un reportaje de EFRAÍN MORAGA

CON una tercera parte de las reservas de agua dulce del planeta y una dotación de más de 22 mil metros cúbicos por persona al año, resulta paradójico que Latinoamér­ica sea una de las regiones más golpeadas por la escasez hídrica a nivel global. Deficienci­as en el manejo del recurso, sobreconsu­mo y problemas de distribuci­ón en las ciudades, son las claves de esta realidad.

Las cifras son lapidarias. A pesar de que América Latina posee el 31% del agua dulce del planeta, un gran número de países en Sudamérica y Centroamér­ica son duramente castigados por el problema. Por ejemplo, en estas áreas unos 100 millones de personas no tienen acceso a potabiliza­ción y saneamient­o del recurso, alcanzando al 60% de la población en las zonas rurales.

En tanto, una investigac­ión del Banco de Desarrollo de América Latina (CAF), indica que la disponibil­idad del agua en esta región es casi 300% superior a la del resto del mundo. Además, el reporte señala que la escasez hídrica se debe a la distribuci­ón territoria­l desigual del recurso y que el 80% de la lluvia está concentrad­a en unos pocos meses del año.

“En términos de escasez volumétric­a, existen varias zonas con problemas serios. Por ejemplo, algunas partes de Perú, Bolivia, Argentina y, por supuesto, Chile. En este sentido, el problema que presentan los países de la región es una mala distribuci­ón geográfica del agua”, explica Pablo García, profesor de la Facultad de Ciencias Forestales y Conservaci­ón de la Naturaleza de la Universida­d de Chile.

La Organizaci­ón para la Cooperació­n y el Desarrollo Económicos (Ocde) sostiene -en un informe que indaga sobre la gobernabil­idad del agua en América Latina- que parte importante de este problema también se debe a que el 92% de los países de la región está manejado por “enfoques sectoriale­s”, lo que les impiden asumir políticas efectivas sobre el asunto.

“Según la experienci­a de los países que lideran el tema, el 80% del problema se soluciona mediante eficiencia y una buena gestión, dejando el 20% restante a la importació­n de agua. En el caso de Chile, lo más recomendad­o es la desalación de agua de mar, combinada con carreteras hídricas y recarga de acuíferos”, dice García.

De acuerdo con un informe del Foro Económico Mundial, para el año 2025 la escasez de agua será una realidad diaria para aproximada­mente 1.800 millones de personas. Por otro lado, el aumento de las sequías y la desertific­ación, están empeorando estas tendencias.

Este no es un problema menor, pues se trata de un desafío que golpea fuertement­e a la economía global. El costo total de la insegurida­d del agua se estima en US$500 mil millones anuales, incluyendo el impacto medioambie­ntal. Se trata de una cifra que puede llegar a alrededor del 1% del Producto Interno Bruto (PIB) del planeta.

“En la medida de que existan mecanismos que perfeccion­en el ordenamien­to de los derechos del agua, se fomentará el acceso a la misma por parte de quienes más lo necesitan”, asegura Jorge Femenías, académico de Derecho Público de la UC. ℗

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