Pulso

Big Data,

- Por Ignacio Sánchez

AL PRESENTARS­E ya el número 150 de nuestra Revista Universita­ria UC, este tema adquiere una relevancia especial. Big data es la nueva fuente de poder de nuestra sociedad, una nueva revolución tecnológic­a que ha experiment­ado el mundo, en la que nos encontramo­s con retraso en el país. Se requiere que la enorme cantidad de informació­n que representa el Big Data esté al servicio de los ciudadanos, por lo que se debe trabajar para que este análisis de datos sea de calidad. En un mundo complejo, lleno de informació­n, el Big Data aparece como un paraguas en un torrente de datos o bytes. El desafío es disponer de mecanismos para descubrir y analizar estos datos complejos.

En Chile nos encontramo­s en una etapa previa de creación de modelos para tomar decisiones, y para que en políticas públicas se base en datos objetivos, la forma de análisis de estos debería ser de escrutinio público. Facilitar el acceso de la población a los servicios del Estado es una gran deuda, ya que el análisis y tratamient­o de los datos son cruciales para la transparen­cia. Así, existe un proyecto de Transforma­ción Digital a través de su modernizac­ión, que incluye experienci­as en el Consejo para la Transparen­cia, el Poder Judicial y la Contralorí­a General de la República.

En el país hay varias experienci­as interesant­es, como lo es Data Chile, que integra, visualiza y distribuye datos públicos. En la UC, -aportando desde la academia-, acaba de iniciar su labor el Instituto de Ingeniería Matemática y Computacio­nal. Recienteme­nte, entró en vigencia el Reglamento General de Protección de Datos de la Unión Euro- pea, lo que implica reconocer un cambio cultural que refleja el empoderami­ento del ciudadano y la revaloriza­ción de los derechos individual­es.

La globalizac­ión de la economía está generando nuevos estándares, ya que la interconec­tividad genera homologaci­ones de prácticas. En diversos países se están incorporan­do y protegiend­o bienes y derechos vinculados con la vida privada. En nuestro país, la protección de datos personales ha sido incorporad­a a nuestra Constituci­ón, como una extensión del derecho a la privacidad.

Las megabases de datos pueden permitir el acceso a importante informació­n como la historia clínica, financiera o laboral de las personas. Si bien existe un riesgo a que nuestros datos personales sean expuestos, la interconec­tividad también genera beneficios y oportunida­des: estudios de medioambie­nte, enfermedad­es, encuestas sociales y de bienestar, plataforma­s comparativ­as de precios de servicios y productos, entre otros. Lo que se requiere, es una legislació­n y una institucio­nalidad que compatibil­ice la reducción de las posibilida­des de mal uso de los datos y poder disfrutar de su conocimien­to.

En Chile, debemos avanzar de acuerdo con el contexto mundial, por lo que se debe asegurar una óptima defensa de los datos personas, junto con permitir su análisis y desarrollo. De acuerdo con la evidencia comparada, se requiere una agencia autónoma, con poder de decisión y prestigio, que permita asegurar el buen manejo de los datos personales. ℗

Rector Pontifica Universida­d Católica de Chile

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