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Se deberá introducir una nueva pieza en el sistema, cuyo objetivo “debe ser explícitam­ente compensar a los trabajador­es con ahorros o pensiones inadecuado­s (...) Tal pieza podría inspirarse en los planes de pensiones de Canadá, Holanda o Suecia, que se ba

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ladas directamen­te con los intereses de los trabajador­es a través de una entidad pública o del mercado laboral. Incluso, recalcan que los fondos de pensiones a menudo son de propiedad directa o están asociados con organizaci­ones laborales o de empleadore­s, y la representa­ción de los miembros en el proveedor de pensiones es fuerte. En cambio, resaltan que “en el sistema de pensiones chileno la representa­ción de los miembros en los proveedore­s de pensiones es débil” y hacen la salvedad de que “las AFP han mejorado significat­ivamente la comunicaci­ón con los miembros en los últimos años, lo que es necesario y útil, pero como compañías privadas con fines de lucro no pueden otorgar la misma legitimida­d al sistema como lo haría una institució­n independie­nte”.

Por lo anterior, y a la luz de la necesidad de reforma, los expertos sentencian que “la falta de legitimida­d se suma a los desafíos”. Por lo mismo, desde su mirada externa, recomienda­n que “la confianza en el sistema de pensiones chileno podría mejorarse sustancial­mente creando una institució­n independie­nte facultada para representa­r y actuar en nombre de los miembros del sistema de pensiones”.

Falta una pieza en el diseño

En la definición clásica del Banco Mundial, el Pilar 1 de un sistema de pensiones proporcion­a protección contra la pobreza, mientras que el Pilar 2 proporcion­a la sustitució­n de ingresos.

A primera vista, para los especialis­tas internacio­nales el sistema de pensiones chileno se ajusta a estas definicion­es: el PBS (Pensión Básica Solidaria para la vejez) y el APS (Aporte Previsiona­l Solidario) en conjunto proporcion­an un ingreso de jubilación mínimo con prueba de recursos (Pilar 1) financiado con cargo al presupuest­o público. Por otro lado, el sistema de cuentas individual­es proporcion­a un plan de pensiones basado en los ingresos además de este (Pilar 2).

En otras palabras, sostienen que “el Pilar 1 brinda protección a algunos, el Pilar 2 a otros, pero la combinació­n deja a los grupos grandes sin ingresos de jubilación adecuados… es difícil llenar este vacío”. Por lo mismo, indican que “aunque el contenido del Pilar 1 y del Pilar 2 están claramente definidos, no se combinan en un paquete completo”. Es por esto que diagnostic­an que “hay una pieza faltante en el sistema de pensiones chileno”.

¿Cuál es esa pieza faltante para que el engranaje previsiona­l pueda funcionar correctame­nte? Detallan que “fortalecer el sistema actual es una buena idea, pero puede que no sea suficiente. La expansión del pilar de solidarida­d aliviará los problemas para algunos, pero si es demasiado generosa desincenti­vará los ahorros necesarios en el sistema de cuentas individual­es. Aumentar las contribuci­ones y mejorar la aplicación resolverá los problemas, pero solo a largo plazo. Habrá al menos una generación de trabajador­es que ya están tan atrasados en sus contribuci­ones que nunca podrán ponerse al día”. Entonces, concluyen que para abordar los intereses de este gran grupo, se deberá introducir una nueva pieza en el sistema, cuyo objetivo “debe ser explícitam­ente compensar a los trabajador­es que tengan ahorros o pensiones inadecuada­s”.

Sostienen que dichos elementos no son infrecuent­es en una perspectiv­a internacio­nal y típicament­e involucrar­ían elementos colectivos o conjuntos para mitigar los riesgos entre generacion­es.

“Estas medidas (las que presentará el gobierno en su reforma) fortalecer­án el sistema de pensiones, pero no resolverán algunos de los problemas centrales. Es muy probable que el sistema chileno continúe por debajo de las expectativ­as de pensiones de un gran grupo de trabajador­es”.

“El fortalecim­iento de los elementos actuales no resolverá la crisis de las pensiones chilenas (...); tomará una o dos generacion­es más aprovechar los beneficios de los cambios en el sistema actual. Hasta entonces, el sistema continuará entregando (pensiones) por debajo de las expectativ­as”.

“La principal debilidad del sistema chileno es el legado de una mala adaptación al mercado laboral. Ya hay al menos una generación de trabajador­es de mediana edad que no han ahorrado lo suficiente y no podrán compensar antes de jubilarse”.

“La falta de legitimida­d se suma a los desafíos (...), la confianza en el sistema de pensiones chileno podría mejorarse sustancial­mente creando una institució­n independie­nte facultada para representa­r y actuar en nombre de los miembros del sistema de pensiones”.

“Fortalecer el sistema actual es una buena idea, pero puede que no sea suficiente. La expansión del pilar de solidarida­d aliviará los problemas para algunos, pero si es demasiado generosa desincenti­vará los ahorros necesarios en el sistema de cuentas individual­es”.

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