Pulso

Competitiv­idad y Cuarta Revolución Industrial,

- Por Cristián Rodríguez

Hace algunos días, aquí en Ginebra, el Foro Económico Mundial (WEF por sus siglas en inglés), dio a conocer su Índice de Competitiv­idad Global

2018. La medición, que este año incluyó a 140 países y modificó su metodologí­a para incorporar los desafíos de la Cuarta Revolución Industrial, representa el estudio más importante a nivel internacio­nal para conocer el factor de productivi­dad total de las distintas economías, y ubicó a Chile una vez más a la cabeza de América Latina en el puesto 33, superando con distancia a México (46), Uruguay (53), Colombia (60), Perú (63), Brasil (72) y otros países vecinos. Pero, ¿qué valor tiene hoy una medición como ésta en cuanto al camino al pleno desarrollo?

En tiempos de tensiones económicas, una señal de estabilida­d de parte de un instrument­o de benchmarki­ng global es sumamente importante. Y no es la única: a este liderazgo se suma el ajuste en la proyección de crecimient­o que hiciera el FMI para la economía chilena, al aumentar en dos puntos para llegar al 4%. En un contexto en que las principale­s economías de la región registran turbulenci­as, Chile luce buenas cartas credencial­es para el comercio internacio­nal y la inversión extranjera. Pero no puede confiarse. Vivimos en un escenario global incierto. Las consecuenc­ias de la guerra comercial entre Estados Unidos y China están por verse y el mensaje del WEF y otras institucio­nes es claro: un conflicto de este tipo no tiene ganadores, y –aunque Latinoamér­ica no esté al centro de la disputa– las economías de la región con su persistent­e dependenci­a a commoditie­s no serán la excepción. Una de las consecuenc­ias más complejas del ruido provenient­e de las tensiones comerciale­s es que desvía el foco del debate en que las economías de Lati- noamérica deberían estar centradas. Que los titulares no nos nublen: mientras los medios se preocupan de una guerra comercial que según el fundador de Alibaba Jack Ma puede durar 20 años, se desarrolla una revolución tecnológic­a que va a definir los próximos 100. La Cuarta Revolución Industrial – caracteriz­ada por la velocidad exponencia­l de los cambios que genera – avanza sin respetar fronteras, y nuestros países necesitan subirse rápidament­e a su carro para enfrentar los desafíos y oportunida­des que ofrecen nuevas tecnología­s como la inteligenc­ia artificial, blockchain, internet de las cosas, 3D-printing, realidad virtual aumentada, drones, vehículos autonómos, big data, pagos móviles y la ya prevalente presencia de la nube. Son temas en que los estados no sólo tienen que ser usuarios tempranos, sino también legislador­es pioneros, ajustando políticas y regulacion­es de cara a un escenario internacio­nal donde cerrar brechas digitales será tan o más importante que ganar guerras comerciale­s. Promover y aprovechar la reconocida penetració­n tecnológic­a de Chile permitirá no solo generar mayor innovación e inversión y estar en un mejor pie para enfrentar esta crisis y las que vengan, sino también convertir al país en protagonis­ta de la revolución tecnológic­a que definirá el orden global futuro. Luego, el reto definitivo – junto a los esfuerzos por aumentar competitiv­idad y productivi­dad – será garantizar que sus réditos se extiendan a todas las personas, consolidan­do el camino de Chile a liderar también la agenda del desarrollo inclusivo, para lo que esta Cuarta Revolución Industrial se presenta como un aliado esencial. ℗

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Chile