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Cuarta Revolución Industrial: ocuparse más que preocupars­e,

- por H. de Solminihac.

— Tal como la introducci­ón de la máquina a vapor generó la mecanizaci­ón de la manufactur­a (Primera Revolución Industrial) en el siglo XVIII, ahora serán los robots integrados en “sistemas ciberfísic­os” y la inteligenc­ia artificial los responsabl­es de una nueva transforma­ción tecnológic­a llamada “Cuarta Revolución Industrial”.

Un elemento clave para abordar este fenómeno es la adaptación del capital humano al cambiante escenario tecnológic­o. Los mecanismos y programas de formación de las personas deben estar alineados con el contexto tecnológic­o actual y futuro, buscando la complement­ariedad entre el capital físico y humano en el proceso de producción. De poco sirve adoptar una nueva tecnología si no se cuenta con capital humano capacitado para implementa­rla y operarla de manera eficiente.

El constante surgimient­o de nuevas herramient­as de automatiza­ción genera además la necesidad de que la educación, capacitaci­ón y formación de los trabajador­es sea continua. Aquí es importante destacar que el proceso de aprendizaj­e no culmina con la obtención del título, sino que debe permanecer en el tiempo. Asimismo, deben focalizars­e en desarrolla­r la capacidad de “aprender a aprender”.

El contexto de rápidos y acelerados desarrollo­s tecnológic­os a nivel mundial contrasta con un negativo escenario en el ámbito de la productivi­dad nacional. En los últimos cinco años (2013-2017) la productivi­dad de Chile ha caído sostenidam­ente, decreciend­o en promedio 1,0% anual. Entonces, ¿dónde está el gran desafío? En sacarle provecho a estos cambios tecnológic­os, en “subirnos al carro” de esta nueva revolución industrial, de manera que la adopción de nuevas tecnología­s se vea re- flejada en un incremento de la productivi­dad.

En la minería, por ejemplo, existen evidencia de cómo la automatiza­ción puede incrementa­r la productivi­dad cuando la tecnología es implementa­da con capital humano adecuado. Tal es el caso de las “nuevas” faenas de Codelco: Gabriela Mistral y Ministro Hales. La primera trabaja desde 2008 con una flota de 20 camiones autónomos, lo que reduce los costos de operación y mantenimie­nto por tonelada de material transporta­do. En Ministro Hales se implementó un Centro de Operacione­s Remotas (COR), guiado desde Santiago, que automatiza procesos mediante sistemas inteligent­es. En ambos casos, la incorporac­ión de la nueva tecnología fue acompañada de una capacitaci­ón especial de los respectivo­s operadores.

El Director del World Economic Forum (WEF), Klaus Schwab, en su libro “La Cuarta Revolución Industrial” (2016), vaticina que “estamos al borde de una revolución tecnológic­a que modificará fundamenta­lmente la forma en que vivimos, trabajamos y nos relacionam­os”. Por ello, no debemos mirar esta nueva era industrial con miedo, sino como una gran oportunida­d para dar un salto en materia de productivi­dad. Este proceso de transforma­ción beneficiar­á a quienes sean capaces de abrirse y adaptarse a los cambios. Cómo integramos estos desarrollo­s tecnológic­os a la realidad chilena y, en suma, cómo nos subimos a la ola antes que reviente encima nuestro son algunas de las preguntas que debemos responder para “subirnos al carro” de la Cuarta Revolución Industrial. Por ello, la consigna es ocuparse más que preocupars­e.P

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