Pulso

Transparen­cia bancaria: desafío pendiente,

- por Carlos Montes

EN los próximos días se promulgará la reforma a la Ley General de Bancos e Institucio­nes Financiera­s. Esto representa un avance importante para modernizar nuestra legislació­n bancaria de acuerdo con los estándares de Basilea III. Pero aún es insuficien­te en materia de transparen­cia y acceso a la informació­n.

Tuvimos la oportunida­d de ir más allá. El proyecto original presentado por la expresiden­ta Michelle Bachelet establecía claramente las diferencia­s entre secreto y reserva bancaria, no solo en la ley sino también en la práctica. Mantenía que los movimiento­s del día a día de una cuenta corriente, como los depósitos y las captacione­s, constituye­n informació­n sujeta a secreto, que no se entrega sin autorizaci­ón judicial, porque podría exponer la vida privada del titular. Pero establecía que el resto de la informació­n, como el saldo de una cuenta corriente, por ejemplo, solamente está sujeta a reserva.

También reconocía el interés legítimo del Servicio de Impuestos Internos (SII) y de la Unidad de Análisis Financiero (UAF) para acceder a informació­n bajo reserva bancaria. De esta forma, no tenían que pasar primero por tribunales. Todo esto en el marco del respeto a nuestra Constituci­ón, y las garantías de privacidad de los individuos.

Con ello, se fortalecía la labor preventiva del SII y de la UAF y se cumplía con los estándares internacio­nales y convenios que Chile ha suscrito en materia de la lucha contra el lavado de activos y financiami­ento del terrorismo, y respecto del acceso a informació­n para el cobro de impuestos y la justa repartició­n de la carga tributaria.

El año pasado habíamos dado un importante paso en esta dirección al permitir que el SII pueda acceder a informació­n sobre saldos de cuentas corrientes –sujeta a reserva- que extranjero­s tienen en Chile, sin pedir autorizaci­ón a tribunales. De esta forma, el organismo puede intercambi­ar dichos datos por la misma informació­n de chilenos en el extranjero (Ley Nº 21.047). Así se dio cumplimien­to a un acuerdo multilater­al con más de 100 países, que ha contribuid­o a debilitar los paraísos fiscales.

El actual gobierno tiene una visión distinta. Impulsó cambios que concordó en el Senado y que debilitaro­n la iniciativa. La nueva ley establece que la comisión de mercado financiero será la que entregará los antecedent­es -incluidos los sujetos a reserva- a la UAF en el caso que detecte indicios de delitos como lavado de activos y financiami­ento del terrorismo para que ésta investigue. Mientras que el SII deberá contar con autorizaci­ón de un Tribunal Tributario y Aduanero para acceder a informació­n sujeta a reserva sin que el banco notifique al titular de la cuenta, en los casos en los que se arriesgue el curso de la investigac­ión.

Las medidas que se aprobaron implican un mejoramien­to respecto de lo que existía, pero muy modesto si se considera lo que podríamos haber hecho. Y yo diría que insuficien­te para los desafíos que debemos enfrentar desde ya en materia de transparen­cia y acceso a la informació­n.

Deberíamos tener presente que cuando los organismos fiscalizad­ores no cuentan con las facultades necesarias para desarrolla­r su trabajo, nuestros sistemas, nuestras institucio­nes, nuestra democracia es más vulnerable al narcotráfi­co y la corrupción, como lamentable­mente hemos visto en otros países de la región. Espero que no reaccionem­os demasiado tarde. ℗

Senador PS

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