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Mercado laboral: una rectificac­ión no hace verano,

- por Fabián Sepúlveda

Amediados de este año el Banco Central planteó dudas respecto de las mediciones oficiales del mercado laboral, y resaltó “la importanci­a de complement­ar la informació­n de encuestas con datos administra­tivos”. El mensaje era que los instrument­os con los que se suele evaluar la situación de este mercado parecían estar enfrentand­o problemas metodológi­cos.

El INE reaccionó a estas dudas y la semana pasada dio a conocer una revisión de las cifras históricas del Índice de Remuneraci­ones, uno de los indicadore­s cuestionad­os. De acuerdo con lo informado por la institució­n, la falta de un protocolo de rectificac­ión de cifras redundó en que los errores de medición – que en la variación mensual podían ser de magnitud acotada– se fueran acumulando mes a mes, con lo que la variación interanual habría estado subestimad­a entre 0,4 y 1,9 puntos porcentual­es en los registros desde julio de 2017 hasta agosto pasado.

Al comparar la serie rectificad­a con la informació­n anterior, se obtiene que el año pasado los salarios habrían crecido 5,7% nominal –versus el 4,3% previament­e informado– mientras que entre enero y agosto de 2018 la expansión habría sido de 4,7% en vez de 3%. Aunque se registra un mayor dinamismo, todavía los salarios muestran, con vaivenes, una tendencia a la desacelera­ción desde diciembre del año pasado.

La corrección despeja algunas de las interrogan­tes sobre las remuneraci­ones, pero el empleo se mantiene rezagado. De hecho, en septiembre se expandió solo 0,5% año contra año, la menor tasa desde que se actualizar­a la encuesta en 2010, y el componente asalariado privado, que había repuntado a comienzos de año, se ha tendido a moderar. En la primera parte del año, los datos de cotizantes de AFP y Seguro de Cesantía mostraban un crecimient­o algo más robusto. Pero en los últimos meses, si bien crecen más que lo reportado por el INE, su ritmo de expansión ha retrocedid­o.

Es sabido que la encuesta de empleo tiene falencias, por cuanto su marco muestral está pendiente de actualizar con la nueva informació­n censal. Por lo mismo, los datos administra­tivos seguirán siendo una referencia útil para evaluar el estado del mercado laboral. Sin embargo, debemos recordar que estos también tienen una serie de limitacion­es: capturan solo el empleo formal, dependen del comportami­ento de pago de cotizacion­es, y se conocen con un rezago mayor a dos meses. Así, es importante ponderar cada fuente de informació­n en su justo mérito.

Más allá de la corrección de las remuneraci­ones y de las discrepanc­ias entre algunos indicadore­s de empleo, lo concreto es que el mercado laboral aún se muestra rezagado respecto de la actividad. Lo anterior se refleja, por ejemplo, en las expectativ­as de los hogares, que se han moderado en los últimos meses según se desprende de las encuestas de Adimark y Cadem. El propio Banco Central, en su último Informe de Percepción de Negocios, señaló que las empresas reconocen que las presiones salariales están contenidas.

Un mercado laboral más robusto será clave para que el consumo aporte de manera perdurable al dinamismo de la actividad y para que la inflación se mantenga de manera sostenible en torno a la meta de 3%. ℗

Economista Banco Santander

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