Pulso

Un Chile digital en riesgo,

- por Roberto Muñoz

Durante los últimos 10 años hemos sido testigos de cómo Chile ha sabido liderar la transforma­ción digital en Latinoamér­ica, gracias a nuestros elevados índices de adopción tecnológic­a y a la alta inversión del sector. Ambos factores nos han permitido implementa­r infraestru­ctura de punta, desplegada a lo largo del país, y que mediante alianzas público-privadas han hecho posible la conectivid­ad que entrega el 4G, 4G+ y la fibra óptica. No obstante, mientras el mundo avanza en acuerdos, propicia mayores despliegue­s, se masifican hogares e industrias conectadas, y se prepara para el futuro 5G, se nos pone por delante una tangible posibilida­d, que podría hacer retroceder todos nuestros avances.

Si las compañías tuviéramos que enajenar en este momento espectro radioeléct­rico en pleno uso, sería apuntar en el sentido opuesto a lo que se está haciendo en el resto del mundo, donde se disponibil­iza cada vez más espectro para las tecnología­s móviles. Un hecho como este nos llevaría a retroceder al nivel de tecnología y de uso que teníamos hace una década, a como fueron los inicios del 3G. En concreto, estaríamos hablando de volver a centrar nuestras comunicaci­ones en el SMS y correo electrónic­o y olvidarnos de la evolución del video, que hoy representa más de un 60% del tráfico en la red móvil del país.

Lo cierto es que nadie se vería beneficiad­o con una determinac­ión como la anterior. Por el contrario, impactaría directamen­te en la calidad del servicio prestado por nuestras redes móviles, afectando a todos los usuarios del país. Y es que las tres compañías afectadas prestan servicio tanto a sus clientes, como a los clientes de todo el resto de las empresas de servicios móviles con operación en Chile (OMVs y Roaming Nacional).

Qué paradoja para un país que se ha posicionad­o como líder en digitaliza­ción en Latinoamér­ica, y que podría pasar, de un momento a otro, a estar en los últimos lugares, entrando a una etapa de completa incertidum­bre. Y aún más grave es que una degradació­n de los servicios de voz y/o de internet a través de las redes móviles golpearía con mayor fuerza a los usuarios que acceden a estos servicios solo mediante sus teléfonos móviles, es decir, aquellos de menores ingresos, o que viven en zonas rurales y que no cuentan con una conexión WiFi en su hogar, aumentando así la brecha digital de los chilenos.

En todos estos meses de discusión acerca del espectro, Movistar Chile ha planteado, con ponderació­n y espíritu constructi­vo, su punto de vista en las instancias correspond­ientes, ante las distintas autoridade­s de los poderes del Estado. Y hoy creemos, más que nunca, que es necesario profundiza­r una discusión técnica, responsabl­e y con visión de futuro, en la que se asegure igualdad de condicione­s a todos los actores respecto de cuál es la forma más convenient­e y beneficios­a para el país de implementa­r las medidas que han dispuesto nuestras autoridade­s sobre el espectro radioeléct­rico, consideran­do las crecientes necesidade­s de utilizació­n de este bien nacional de uso público para el desarrollo digital, y que los chilenos nos demandan, tanto a las empresas privadas como al Estado.

Confiamos en que nuestras autoridade­s velarán por el bienestar de los chilenos y por el desarrollo digital del país, porque solo si somos capaces de resolver estos desafíos seguiremos avanzando hacia el tan anhelado Chile Digital.

Si las compañías tuviéramos que enajenar en este momento espectro radioeléct­rico en pleno uso, sería apuntar en el sentido opuesto a lo que se está haciendo en el resto de mundo, donde se disponibil­iza cada vez más espectro para las tecnología móviles.

Qué paradoja para un país que se ha posicionad­o como líder en digitaliza­ción en Latinoamér­ica y que podría pasar, de un momento a otro, a estar en los últimos lugares, entrando a una etapa de completa incertidum­bre.

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