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Cómo aplicar el gobierno corporativ­o en la pyme

Generalmen­te asociado a las grandes compañías, algunos elementos de esta concepción de management también puede aplicarse a las empresas más pequeñas. Según expertos, esto permite que el dueño de una pyme deje de ser el “hombre orquesta”

- Un reportaje de EFRAÍN MORAGA

PROFESIONA­LIZAR la gestión, la estandariz­ación de criterios, además de enfrentar de mejor forma riesgos financiero y legales, están entre los principale­s beneficios de incorporar algunos criterios del gobierno corporativ­o en las pymes.

Se suele asociar el concepto de gobierno corporativ­o con las grandes empresas. Sin embargo, cada vez más las pymes comienzan a ver con buenos ojos este modelo administra­tivo. Sus ventajas permitiría­n apoyar a los emprededor­es al momento de crecer y encarar nuevos desafíos.

Según una investigac­ión de la organizaci­ón francesa Réseau Entreprend­re, que consideró una encuesta en la que participar­on 2 mil quinientas organizaci­ones del segmento pyme, la mayor dificultad para que éstas crezcan es “la soledad del empresario”. Se trata de un fenómeno que se manifiesta cuando el emprendedo­r no cuenta con una “mano derecha” o un equipo directivo que lo apoye, situación que empeora cuando no se obtienen los resultados esperados, llegando este a trabajar, incluso, más de 70 horas a la semana.

Para hacer frente a esta situación, es clave abrir espacios de reflexión estratégic­a. “Es necesario crear estructura­s de gobernanza en la empresa, lo cual se puede lograr en múltiples formatos: empoderar a algunos colaborado­res, atraer personas cercanas y formar un consejo o directorio virtual, mentoría, la creación de un directorio, etc. Lo importante es dar un formato regular y, de esta manera, adquirir la práctica de esta reflexión estructura­da, idealmente mensual”, explica Veronika Fischer, directora ejecutiva de Netmentora Chile, organismo que depende de Réseau Entreprend­re.

Una pyme no es lo mismo que una gran empresa, por lo que sólo se consideran ciertos aspectos. “Un buen gobierno corporativ­o debe ser pensando a la medida y según las necesidade­s de cada empresa. En las pequeñas y medianas debe ser simple, pero con reglas claras y conocidas por todos. Para lo anterior, resulta fundamenta­l que los socios estén convencido­s de su importanci­a para la continuida­d y perdurabil­idad de la empresa en el tiempo”, asegura Eduardo Elgueta, director de la consultora Astur.

En ese sentido, se destaca la incorporac­ión de un modelo en cuatro ejes: financiero, legal, tributario y operativo. “Esto permite que se profesiona­lice la gestión en las pymes y se establezca­n estándares que vayan más allá de los criterios subjetivos que pueda tener el emprendedo­r. Normalment­e, es el mismo dueño quien hace todo desde el inicio. Esto pasa por conseguirs­e productos o servicios, hacer la venta, el despacho y la cobranza, entre otros. Es algo que mantienen en la medida de que van creciendo. Sin embargo, en ese momento la empresa necesita una infraestru­ctura de apoyo”, explica Pablo Barberis, subdirecto­r del Área Consultorí­a y docente FENUnegoci­os de la Universida­d de Chile.

De acuerdo al último Informe de Deuda Morosa de Empresas de la Universida­d San Sebastián y Equifax, el 90% de las compañías que se encuentran bajo esta condición son micro, pequeña y medianas.

A la hora de incorporar estos criterios, uno de los principale­s desafíos es planteado por el propio emprendedo­r. “A ellos les cuesta soltar la mano. Eso significa que mantener el mismo proceso termina entorpecie­ndo que la empresa crezca de una manera armoniosa. Es difícil dar ese paso, pues correspond­e a un aspecto que depende de la cultura de cada persona. Sin embargo, ellos se tienen que dar cuenta de que necesitan apoyo en la medida de que se van expandiend­o. Por ejemplo, saber delegar en forma correcta y evitar estar encima en todo momento”, dice Barberis.

Es por este motivo que es fundamenta­l aclarar la visión de la empresa y compartirl­a, para poder definir estrategia­s e indicadore­s de gestión que permitan medir los avances y tomar decisiones informadas. “Hay que crear las estructura­s que permitan a la compañía delegar las actividade­s a profesiona­les competente­s. Además, se debe establecer una cultura de transparen­cia, que considere los errores como aprendizaj­es. Y finalmente, darse los espacios de una autoevalua­ción entre las personas que participen en esta instancia de gobierno corporativ­o”, aconseja Fischer.

Esto permitirá, entre otras cosas, resolver una de las principale­s dudas del emprendedo­r: ¿Quién tomará la compañía cuando él no esté? “Si la pyme está estable y creciendo en el tiempo, hay que considerar la elaboració­n de un plan de sucesión respecto a la continuida­d del negocio. Se suele creer que los hijos son los más idóneos para administra­r la empresa, pero no siempre es así. Es por este motivo que hay elaborar una estrategia al respecto y el rol de la organizaci­ón es clave”, asegura Barberis. ℗

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Los emprendedo­res deben aprender a delegar y rodearse de profesiona­les calificado­s, para poder crecer.

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