Pulso

Marc Benioff de Salesforce marca pauta,

- Por Karen Poniachik.

EN los comicios del 6 de noviembre, el 60% de los residentes de San Francisco apoyó la “Prop C”, que establece un impuesto específico de alrededor de

0,5% para empresas con sede en la ciudad que tengan ingresos de US$ 50 millones o más. El tributo, de convertirs­e en ley, recaudaría US$ 300 millones al año para beneficiar a gente en situación de calle.

El impulsor, vocero y mecenas de la medida fue Marc Benioff, iconoclast­a fundador y CEO de Salesforce, que hizo una intensa campaña por redes sociales, escribió columnas de opinión y participó en manifestac­iones públicas a favor de ella. En la pasada, se enfrentó con pares que se oponían a pagar más impuestos, incluido Jack Dorsey, CEO de Square y Twitter.

Salesforce es la principal empresa del mundo de plataforma­s CRM en base a cloud computing con un market cap de US$102 mil millones e ingresos anuales de más de US$ 10 mil millones (un alza de 25% en el último año fiscal). Fue de las primeras en instaurar el modelo 1-1-1 a través del cual 1% de utilidades, 1% de productos y 1% del tiempo de sus 30 mil empleados son donados a la comunidad. Fue selecciona­da por Fortune como la mejor empresa para trabajar en 2018.

Benioff, recién coronado como el sexto CEO con mejor desempeño del mundo por Harvard Business Review (Jeff Bezos ocupa el lugar 68), ha contribuid­o con cerca de US$ 500 millones de su fortuna personal a causas sociales. Es acérrimo defensor del acuerdo de París y de la igualdad de género (Saleforce invirtió US$ 6 millones para equiparar sueldos y hace una revisión periódica de las estadístic­as internas al respecto). También lideró una ofensiva contra Indiana y Georgia, amenazando con no in- vertir más ahí, cuando ambos estados aprobaron leyes contra minorías sexuales (las que luego fueron revertidas ante la presión de otros varios CEO que también están en la categoría de “activistas corporativ­os”).

Prop C le costará a Salesforce unos US$10 millones al año en impuestos adicionale­s. ¿Está Benioff violando su deber fiduciario al impulsar una medida que impactará su bottom line? Hasta ahora sus accionista­s lo han apoyado sin cuestionam­iento alguno y sus empleados están todos con él.

Durante la campaña #YesonC fijó en su cuenta de twitter la siguiente consigna: “Desafortun­adamente algunos CEO son miopes, pues creen que su deber fiduciario se limita sólo a sus accionista­s… asumen poca o nula responsabi­lidad hacia las comunidade­s en las que hacen negocios... Yo veo a las empresas como la principal plataforma de cambio”. No es el único. Charles Bergh de Levi Strauss y Tim Cook de Apple, entre otros, se han manifestad­o públicamen­te respecto de temas contingent­es controvers­iales. Y tiene sentido. Etico, por supuesto; pero también económico. La consultora Weber Shandwick señala que más del 80% de los consumidor­es cree que es más importante que nunca apoyar a empresas activistas y que éstas tienen mejores índices de reclutamie­nto y retención de talentos que las que no lo son. Benioff va a seguir dando que hablar… y que pensar. Su activismo político/social representa un cambio de paradigma en el modelo de cómo las empresas se relacionan con la sociedad, algo que muchos stakeholde­rs anhelan en momentos en que la credibilid­ad de otros referentes institucio­nales está por el piso. ℗

Directora de empresas

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