“Mi crítica al BC va por el cambio de discurso”
Cuando el Banco Central corrigió al alza la proyección de crecimiento de 2018 a 4%-4,5%, su opinión fue muy crítica, ¿Por qué? ¿Era necesario aumentar la tasa?
—Sorprendió el cambio de discurso entre julio y septiembre sin mayores explicaciones. La proyección de PIB en marzo era de 3% a 4% y en junio de 3,25% a 4%. Pero en septiembre pasan de 4% a 4,5% ¿Qué pasó? Si hasta junio la discusión en el Banco Central todavía era si había que bajar más la tasa o no. Además, en el Ipom de septiembre dijo que la brecha del producto estaba cerrada, lo que es bastante absurdo, aunque después se retractó, y manifestó una preocupación muy grande por la inflación cuando, al igual que en el 2013 y el 2016, subió por la devaluación del peso. Mi crítica va por el cambio de discurso.
—Nadie discute que la tasa de interés tiene que subir. La economía lleva 4 trimestres creciendo en torno al potencial, pero pareciera que hay apuro por subirla. Es bienvenido ese cambio en el BC porque nunca fue muy proclive a subir la tasa.
¿Cuál es la trayectoria que espera para la tasa de interés en 2019?
—El mundo va a crecer menos el próximo año, pero lo que me da bastante tranquilidad es lo bien que se ha sostenido el precio del cobre, con caídas en los inventarios que muestran fortaleza en el mercado del cobre. La baja del petróleo también se esperaba. Teniendo en cuentención ta eso, quizás 2019 sea menos malo y desde ese punto de vista, podría haber 3 alzas de tasas en 2019, eventualmente 4 y eso significa entre 3,50%-3,75% a fines de ese año.
¿Con qué crecimiento?
—Manteniendo una previsión de 3,5% hay un margen que nos permitiría repetir el 4%. Es posible que la inversión crezca 7% este año y que pueda crecer lo mismo o más en 2019. Si es así, veremos un repunte en el consumo y el empleo. Octubre podría ser clave para apreciar eso en términos desestacionalizados. Pero lo que pase depende más de lo que se haga acá, que de lo que ocurra afuera, de lo que se pueda hacer para mejorar el crecimiento potencial hacia 2020. ℗ de gastos y con crecimiento, cuando esté en régimen se puede financiar. Eso es legítimo y deseable porque no es conveniente, por ejemplo, subir nuevamente la carga tributaria. Es difícil que este tema se pueda resolver con este cambio.Habrá que ir evaluando cómo funciona.
En cancha local ¿Cuáles serán los desafíos para el próximo año?
—Las amenazas externas son la continuación de la guerra comercial entre China y EEUU, la concreción del Brexit de forma desordenada y la desaceleración en las economías desarrolladas. Es un dato que el mundo va a crecer menos, entonces lo que suceda descansa en si las economías emergentes van a ser capaces de compensarlo.
¿Y para Chile?
—El desafío más grande será evitar errores no forzados y llevar los proyectos de reforma a buen puerto. Este año va a terminar bien: el solo hecho de que la economía crezca en torno al 4% marca un contraste con lo que sucedió en los 4 años anteriores. Eso no hay que olvidarlo, porque algunas exautoridades son bastante olímpicas para criticar, cuando ellos fueron responsables de la desaceleración.
Las cifras del BC hablan de un tercer trimestre desacelerado y un mercado laboral débil...
—El tercer trimestre fue complicado porque ahí se manifestó el ajustes de expectativas que estaban desbordadas, como si un cambio de gobierno arreglara todos los problemas. Además, el ajuste fiscal que fue brutal en el tercer trimestre: cayó 3,7%