Jeannette von Wolfersdorff : “Las brechas de género en el mundo bursátil siguen siendo muy relevantes”
—Estima que se sopesará la relevancia de la diversidad cuando haya más evidencia de su aporte a los negocios. —Además, advierte que en el corto plazo la inteligencia artificial podría profundizar las desigualdades.
La ingeniera comercial alemana Jeannette von Wolfersdorff, quien lleva 16 años en Chile, se ha convertido en una referente en el ámbito económico local. Lo anterior, principalmente, por dos hechos que han marcado precedentes. En 2015, cofundó el Observatorio del Gasto Fiscal en Chile, donde se desempeña como directora ejecutiva. Este organismo se ha transformado en un actor relevante a la hora de evaluar el gasto público, principalmente por su mirada crítica sobre la poca eficiencia y transparencia que tiene y por aportar una visión de largo plazo en el debate.
Y al año siguiente asumió como la primera mujer en formar parte del directorio de la Bolsa de Comercio de Santiago (BCS), la principal plaza bursátil del país, que históricamente ha sido dominada por hombres.
Desde esa posición, donde se siente más identificada con el mundo de las ONG que con el empresarial, aborda las brechas de género que existen en Chile, en particular en el sector corporativo y bursátil, junto con entregar recomendaciones para superarlas. También destaca la importancia que debería tener la sostenibilidad para las compañías, tanto para las listadas en bolsa como para aquellas que no lo están, y advierte sobre los riesgos que conllevaría la inteligencia artificial en el corto plazo si es que no se toman ciertas medidas.
¿Cómo ve la inclusión de la mujer dentro del mundo empresarial en Chile?
—En Chile aún hay una mínima representación de mujeres en los directorios de empresas. Es más, comparado con otros países de la región, estamos todavía más atrasados en esta materia. La inclusión de mujeres en alta gerencia o directorios sigue siendo un gran desafío, porque es una de las consecuencias más visibles de la falta de diversidad en los ámbitos de las empresas en que se debate so- bre estrategia, gobierno corporativo y gestión de riesgos. Sin diversidad, los debates sobre estos asuntos corren el peligro de ser menos profundos.
¿La diversidad aporta al desempeño financiero de las empresas?
—Los equipos necesitan diversidad cognitiva para ser efectivos, lo que está comprobado. Ni grupos extremadamente homogéneos ni extremadamente diversos son tan inteligentes, como lo señalan por ejemplo estudios de Harvard.
¿Cuáles son sus recomendaciones para reducir las brechas de género en el mundo empresarial?
—Las empresas y los inversionistas en Chile van a sopesar la relevancia de la diversidad cuando exista mayor evidencia de que esta aporta positivamente al negocio. Hoy existen crecientemente estudios que afirman la relación positiva entre diversidad y desempeño
“Los escándalos de Carabineros y FF.AA. evidencian que el gasto público está lleno de cajas negras”
financiero, elaborados, por ejemplo, por Boston Consulting Group, Peterson Institute, Mc
Kinsey, EY, entre otros. Lo que falta es levantar más evidencia para el mercado chileno, basada en datos, para comprobar cómo la diversidad –sea de género, origen, competencias u de otro aspecto- impacta a los distintos indicadores financieros de empresas.
¿Quiénes deberían hacer los esfuerzos para avanzar en este tema?
— En este sentido, es relevante que gobierno, universidades, gremios empresariales o empresas y bolsas puedan hacer, en el futuro, un esfuerzo colaborativo para ir levantando y publicando mejor información sobre los impactos medibles de la diversidad. Junto con ello, me parece inadecuado seguir debatiendo sobre estos temas y tolerar que sigamos estancados. Si Chile no quiere aplicar una regulación en esta materia, entonces todos los actores privados, y en especial los gremios, están llamados a actuar. La propia BCS ya ha avanzado concretamente, y sin duda también debería seguir en esa línea.
¿Qué ocurre dentro del mundo bursátil?
—Las brechas de género en el mundo bursátil siguen siendo muy relevantes, sea para las empresas listadas, para las corredoras o para las administradoras de fondos. En todos ellos, en promedio, la presencia femenina a nivel directivo sigue siendo ínfima. En mi caso, considero como un honor y desafío sumamente interesante formar parte del directorio de la Bolsa de Comercio de Santiago. Al mismo tiempo, creo que nosotros mismos también deberíamos seguir avanzando en diversidad de género en nuestro directorio.
¿Cómo ha sido su experiencia como la primera mujer en el directorio de la BCS?
—Después de un año y medio, sigo muy contenta con la experiencia de ser parte del directorio de la Bolsa de Santiago, especialmente porque tengo todo el espacio para promover iniciativas que considero importantes para el mercado financiero, en especial desde la presidencia del Comité de Gobierno Corporativo y Sostenibilidad.
¿Cómo ve a las bolsas en materia de sostenibilidad?
—En Chile, así como en el mundo, las bolsas están en una etapa de transformación, en especial por el cambio tecnológico y la incorporación de herramientas como la inteligencia artificial o el blockchain en su negocio. Pero aparte, las bolsas están pasando por otra transformación, quizás más silenciosa, relacionada con la consciencia de que hoy son un actor estratégico para impulsar mercados más sostenibles. Cuenta de ello da, por ejemplo, la Sustainable Stock Exchange Initiative, SSE, de la ONU, que cuenta con 79 bolsas asociadas a nivel mundial. De todos modos, hay que reconocer que estamos al inicio de este camino. Es evidente que todos los actores debemos acelerar el ritmo, y trabajar más colaborativamente en estos espacios que son procompetencia.
¿Por qué?
—Estamos en tiempos de una volatilidad sin precedentes. Mega tendencias como el cambio tecnológico, el cambio climático, la desigualdad y la corrupción llevan a una mayor prima de riesgo para las inversiones. Se estima que la inteligencia artificial traerá más beneficios que todos los cambios tecnológicos del pasado, pero en el corto plazo probablemente profundizará las desigualdades entre personas, empresas y países. Esto, dado que no todos actualizarán sus competencias de la misma manera para participar de esta revolución tecnológica.
¿Esto debería ser tomado como un riesgo a mitigar por parte de las empresas?
—Las empresas solo deben identificar, reducir y mitigar los riesgos que son relevantes para su negocio. Pero si nuestra sociedad corre el peligro de profundizar su desigualdad, o si avanza el cambio climático, las compañías se darán cuenta de que se trata de riesgos que dejan de ser indirectos. En ese sentido, son también responsables de las políticas públicas de sus países. A las empresas no les “toca” un marco regulatorio determinado, no les “toca” un país con desigualdad o un país con riesgos de corrupción. Es interesante que RobecoSAM -firma que evalúa a las empresas para la elaboración del Dow Jones Sustainability Index (DJSI)incluyó hace poco la categoría “Influencia política” para conocer las políticas y actividades de lobby de las compañías del índice, a nivel mundial. Sus primeros análisis concluyen que firmas que hacen lobby invierten generalmente más en sus intereses de corto plazo, que en políticas que generen un impacto positivo de largo plazo para la sociedad.
¿Y en Chile, cómo están las empresas en este tema?
—En Chile veo actualmente una contradicción entre lo que las empresas transmiten públicamente sobre temas vinculados a la sostenibilidad, por un lado, y el lobby que hacen frente al congreso o gobierno, por el otro lado. Más allá de eso, sin querer desconocer los avances de varias empresas, la amplia mayoría trata la sostenibilidad todavía como algo aparte de su negocio, mientras datos internacionales muestran que en realidad el mejor negocio es el que mitiga sus riesgos frente a las personas, el medioambiente, y que tiene un gobierno corporativo robusto para ello. Según RobecoSam, hay evidencia estadística de que algunos indicadores ambientales, sociales y de gobernanza proporcionan valor predictivo de los retornos de acciones.
¿Y cómo estamos respecto a la región?
—Datos recién publicados por el centro Vincular acerca del “Corporate Sustainability Assessment” de RobecoSam en América Latina muestran que las empresas listadas en Chile están detrás de sus pares en Brasil, Colombia y Perú. Además, Chile aparece como el mercado con mayor diferencia entre líderes y rezagados. En la evaluación de la información disponible sobre gobiernos corporativos, Chile obtiene la peor puntuación, comparado con Brasil, Colombia, México y Perú, pese a ser un aspecto relevante para el inversionista internacional.
¿Qué considera relevante, desde la Bolsa de Santiago, para avanzar?
—Aunque es importante reconocer la brecha que existe en materia de sostenibilidad para las empresas listadas –que idealmente son el ejemplo para otras empresas-, es sumamente positivo que empecemos a tener cada vez más y mejores datos que permitan comparar a las compañías, basados en distintas fuentes, para así facilitar un proceso periódico de aprendizaje entre pares, en Chile o dentro de América Latina. Nosotros, desde la Bolsa de Santiago, tenemos como objetivo apoyar a las empresas en este proceso.
¿Qué llamado hace, en general, a las empresas en cuanto a la sostenibilidad?
—La invitación entonces es a repensar cómo las empresas usan su voz para el cambio de las políticas públicas, con el fin de que beneficien a todos. En el futuro, sería muy relevante que a través de sus actividades de lobby, las compañías pudieran impulsar con perseverancia y entusiasmo políticas públicas contra el cambio climático, la desigualdad, y la corrupción. Que sean las firmas las que empujen al gobierno para implementar los OECD Guidelines for Responsable Business Conduct, o para crear un registro de beneficiarios finales de empresas, lo que permitiría evitar el lavado de dinero y la corrupción. Eso sería consistente con sus intereses financieros de mediano y largo plazo.P —¿De qué sirve cumplir con la meta del déficit estructural si gastamos mal, o si no sabemos dónde o cómo eliminar gastos ineficaces? La anterior es una de las principales interrogantes que plantea Jeannette von Wolfersdorff, directora ejecutiva del Observatorio sobre el Gasto Fiscal en Chile, a la hora de hablar sobre el gasto público. En ese contexto, analiza los escándalos en Carabineros y las Fuerzas Armadas (FF.AA.), la reforma previsional y la necesidad de realizar cambios al sistema presupuestario.
¿Cómo ve la situación fiscal en el mediano plazo?
—La situación fiscal no se ve fácil, especialmente por la reforma de pensiones. Si se aplica tal como está pensada, se ve complejo mantener como meta reducir nuestro déficit estructural en 0,2 puntos porcentuales por año, especialmente desde 2025 en adelante. Adicionalmente, es probable que un alto porcentaje de la holgura fiscal del futuro esté comprometida por las pensiones, lo que significa que futuros gobiernos estarían sin mucho espacio para nuevas iniciativas.
¿Qué se podría hacer al respecto?
—Frente a estas expectativas, sería recomendable que haya más debate sobre las fuentes de financiamiento para la reforma de pensiones, no solo en el corto sino también en el mediano plazo. ¿Estaremos dispuestos a un mayor déficit estructural, como país? ¿O a una nueva reforma tributaria? Si debatimos ahora sobre la reforma de pensiones, será bueno tener un acuerdo país también sobre el horizonte de mediano plazo. Adicionalmente, no podemos seguir poniendo el foco solo en la pregunta sobre cuántos recursos adicionales se requieren para cada política pública nueva. La magnitud de la reforma de pensiones nos debería dar razón suficiente para debatir de forma más seria sobre la eficacia y eficiencia del gasto público. En este sentido, pienso que la reforma de pensiones debería estar acompañada por una reforma a nuestro sistema presupuestario que permita centrar el foco en el desempeño del gasto y el ahorro continuo.
¿Por qué cree necesario hacer una reforma al sistema presupuestario?
—Los escándalos de corrupción en Carabineros y Fuerzas Armadas han sido evidencia de que el gasto público está lleno de ‘cajas negras’ e ineficiencias, principalmente, porque durante años, la preocupación no ha estado puesta en la efectividad y eficiencia del gasto. En este sentido, los anuncios del Ministerio de Hacienda acerca de su plan de ahorro fiscal han sido pasos iniciales, pero sin duda alguna son insuficientes. Por demasiado tiempo, el debate ha girado mas bien en torno a aspectos macroeconómicos del gasto. Hay que complementar el debate macro con lo micro. Preguntas como ¿en qué gastamos?, ¿qué hace el gobierno? y ¿después del gasto, cuáles personas están mejor, y cuánto mejor? Deberán ser contestables, pero todavía no tenemos datos de calidad para ello, ni la ciudadanía, ni el propio gobierno.
¿Cree que exista voluntad para ello?
—Una reforma presupuestaria con foco en eficacia y eficiencia del gasto requeriría un apoyo político muy amplio. Por el contrario, también es bueno recordar que los parlamentarios o miembros de partidos políticos que hacen presión para mantener programas gubernamentales mal evaluados -por la única razón de beneficiar a grupos de votantes de su propia circunscripciónincurren en corrupción. No obstante, sigo optimista, y espero que podamos encontrar un acuerdo país para poner el debido foco en la eficacia y eficiencia del gasto, lo que sin duda alguna facilitaría el financiamiento de la reforma de pensiones.
¿Qué propone para avanzar?
—Además de revisar todos estos programas que no muestran evidencia, o de eliminar programas que son duplicados, es relevante agregar aspectos de calidad y desempeño al debate presupuestario.
¿Cómo se aterriza eso?
—Dado que el monitoreo y las evaluaciones se hacen para ‘programas gubernamentales’, y la Ley de Presupuestos se basa en ‘programas presupuestarios’, en un futuro próximo, será recomendable avanzar hacia un performance informed Budget, que vincule ‘programas gubernamentales’ con la Ley de Presupuestos. De esta manera, se facilita que el Congreso empiece a debatir sobre la calidad del gasto y no solo sobre la pregunta ¿quién recibe cuántos recursos?, como pasa actualmente. Para ello, también hay que pensar en una reforma sustancial –y no solo cosmética- a nuestro sistema de monitoreo al gasto.
¿Ve al gobierno y a la oposición trabajando en conjunto para alcanzar ese objetivo?
-Espero que pudiera haber un trabajo importante entre el actual gobierno y la oposición, en línea con la política de acuerdos, para dar por superado las polémicas, y centrarse en lo que realmente importa a la sociedad: que el gasto público tenga mayor calidad, porque así, mantiene su legitimidad, y permite financiar la necesaria reforma de pensiones, junto con varias otras reformas más. ℗