Reforma de pensiones: el foco debe estar en el ahorro,
EL gobierno ha presentado un proyecto de reforma al sistema de pensiones que tiene como eje aspectos que son muy positivos, mantiene la responsabilidad individual en el financiamiento de las pensiones, se hace cargo de la situación de las personas que están obteniendo jubilaciones muy bajas, y aumenta la competencia en la industria de pensiones.
Es fundamental que la discusión de este proyecto sea enfrentada con un análisis técnico riguroso, que asegure que su versión final logre efectivamente el mayor ahorro posible, para así financiar pensiones que sean razonables (70% del promedio de ingresos laborales de los últimos 10 años pareciera ser una cifra que cuenta con bastante consenso). Si esto no se logra, podemos terminar con un sistema de pensiones que se convierta en una carga y en un impedimento para nuestro desarrollo de largo plazo.
La experiencia de varias economías europeas y de nuestro vecino Brasil, son contundentes en mostrarnos que los sistemas en que las pensiones que obtienen los trabajadores no están ligadas en forma mayoritaria a su esfuerzo de ahorro personal, resultan en aumentos significativos de la carga tributaria, lo que disminuye la capacidad de competir y de crecer de esas economías. El posterior estancamiento en el progreso de toda su población y la dificultad para pagar las mismas pensiones es lo que viene después.
Debido a lo anterior, es de gran importancia que el gobierno presente el análisis técnico que respalde que el 4% adicional de cotización de propuesto, en conjunto con otras medidas como la cotización de los independientes y la cotización previsional con cargo al seguro de desempleo, es el aumento necesario. Ni más ni menos, ya que aquí cada punto de cotización es de gran relevancia. No sacamos nada con aumentar la tasa de cotización si la gente no se incorpora al mercado laboral formal o cotiza por un monto menor al de sus verdaderos ingresos. La posibilidad de separar la administración del aumento de la cotización obligatoria (4% en el proyecto) en entidades distintas a las AFP, es otro aspecto que, a mi juicio, debe ser revisado y discutido cuidadosamente. Cuesta entender la lógica de tener reglas distintas. Lo que es bueno y razonable para el 4%, también lo es para el 10% y viceversa, ya que ambos corresponden a ahorro obligatorio con un mismo objetivo: financiar las pensiones.
Otro aspecto que, a mi juicio, también es necesario revisar, es el aporte a las pensiones de la clase media. No hay que olvidar que de acuerdo con la encuesta Casen, los indicadores de pobreza de los adultos mayores son menores que el promedio nacional y la focalización del uso de los recursos públicos en los más necesitados siempre es importante, pero lo es más aún en un escenario de apretura fiscal como el actual. Junto a lo anterior, en la medida que se vaya diluyendo la relación entre el ahorro personal y la pensión, se corre el riesgo de acercarnos a la situación de los países europeos y de Brasil mencionados inicialmente.
Esta es una reforma bien encaminada y cuya importancia va más allá de algo que en sí ya es muy importante, como son las pensiones. En su discusión, el análisis sereno y con fundamentos técnicos rigurosos, deben primar por sobre los eslóganes políticos por el bien de nuestro país. ℗
Director ejecutivo de Econsult