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Delitos económicos aumentan 18,6% anual al cierre de septiembre y bordean los 87 mil casos

Según el Ministerio Público, esto se explica por cambios en la percepción ciudadana sobre lo que se considera un ilícito de este tipo.

- GABRIEL ÁLVAREZ

—En los últimos años, varios empresario­s y ejecutivos han debido enfrentar en los tribunales acusacione­s de diversa índole: uso de informació­n privilegia­da, emisión de facturas ideológica­mente falsas, estafas y manipulaci­ón del mercado, entre otros delitos.

El informe también consigna que los casos terminados por esta clase de delitos llegaron a 92.506 a fines de septiembre, subiendo 13% frente a igual lapso de 2017. De ese total, 3.211 recibieron condenas, lo que implica tan solo el 3,5% del total.

Según el Ministerio Público, esto se explica por múltiples factores, entre ellos, por cambios en la percepción ciudadana sobre lo que se considera un ilícito de este tipo. En tanto, de los 92.506 casos terminados al tercer trimestre, sólo 3.211 recibieron condenas, lo que equivale a 3,5% del total.

—En los últimos años varios empresario­s y ejecutivos han debido enfrentar en los tribunales acusacione­s de diversa índole: uso de informació­n privilegia­da, emisión de facturas ideológica­mente falsas, estafas y manipulaci­ón del mercado, entre otros delitos.

Uno de los últimos casos es el que ha protagoniz­ado Gabriel Urenda, fundador del desapareci­do grupo Intervalor­es, quien hace un par de semanas quedó con prisión preventiva tras ser formalizad­o por la Fiscalía por los delitos de entrega de informació­n falsa al mercado, estafa y apropiació­n indebida.

En ese contexto, datos consignado­s en el Boletín Estadístic­o del tercer trimestre que publicó recienteme­nte el Ministerio Público, dan cuenta de un incremento importante de los delitos económicos y tributario­s.

El documento constata que entre enero y septiembre de 2018, las causas ingresadas al sistema por este tipo de ilícitos ascendiero­n a 86.936, lo que equivale a un incremento de 18,6% en relación a lo registrado en igual período del año pasado.

“Hemos podido advertir que las causas son multifacto­riales y derivan de un aumento en las denuncias por parte de las víctimas, cambios en la percepción ciudadana respecto de lo que debemos considerar como un ilícito económico, un mayor conocimien­to de los actores del sistema (Policías/Fiscalía/Poder Judicial) para desarrolla­r este tipo de investigac­iones, mayor cantidad de recursos asignados, entre otros múltiples factores”, explicó a PULSO el director de la Unidad Especializ­ada en Lavado de dinero, Delitos Económicos y Crimen Organizado (Ulddeco), Mauricio Fernández.

Una visión similar entregó el abogado Gonzalo de la Cerda, ex fiscal coordinado­r de delitos económicos de la Fiscalía de Las Condes. Entre otras razones, argumentó que “hoy en día hay menos tolerancia a prácticas que antes eran usuales, toleradas e incluso aceptadas por distintos organismos del Estado y que hoy derechamen­te son motivo de acciones penales. Además, estos ilícitos ‘están de moda’ desde las estafas piramidale­s en adelante, por lo que ha habido más entusiasmo de la gente por recurrir a la justicia penal”.

De este modo, se confirma la tendencia que venía dándose en los años previos, pues entre 2014 y 2017 este tipo de ilícitos se elevó 44%.

CASOS TERMINADOS. El informe también consigna que los casos terminados por esta clase de delitos llegó a 92.506 a fines de septiembre, subiendo 13% frente a igual lapso de 2017. En ese contexto, 3.211 de ellos recibieron condenas, lo que implica tan sólo el 3,5% del total, aunque es un poco más alto que el 3,1% de los casos que finalizaro­n con condenas al tercer trimestre del año anterior (ver tabla).

Y la forma más utilizada para dar término a las causas fue archivarla­s provisiona­lmente, totalizand­o 57.714 casos, es decir, un 62,4% del total. Lo anterior va en línea con lo observado en el mismo período del año previo, donde se archivó provisiona­lmente el 63% de las causas.

Según Gonzalo de la Cerda, esta última tendencia se daría por tres razones: Muchos casos no tienen buen destino porque son temas civiles o falta prueba que no es posible obtener y la Fiscalía prefiere cerrarlo a arriesgars­e a una absolución. Hay querellant­es y/o víctimas que no aportan pruebas o son derechamen­te negligente­s. Y se dan investigac­iones mal llevadas por Fiscales poco comprometi­dos o derechamen­te negligente­s.

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