Pulso

Fabio Valdés: “Penta está de vuelta”

HACE UN AÑO ASUMIÓ LA PRESIDENCI­A DE PENTA. EL EJECUTIVO LLEGÓ CON UN MANDATO CLARO: ORGANIZAR LA GESTIÓN DE LAS EMPRESAS E IMPULSAR EL INGRESO DE LAS NUEVAS GENERACION­ES. HOY HACE SU BALANCE: “HAY OTRA CULTURA”.

-

TRES a cuatro veces a la semana, Fabio Valdés Correa (70 años) se instala en avenida El Bosque Norte 0440. Desde hace un año, el piso 15 -del grupo Pentaalber­ga su oficina; la misma que antes ocupó el actual ministro de Obras Públicas, Alfredo Moreno, y más atrás, el exgerente general, Hugo Bravo. Si en algún momento, siendo director, Valdés iba solo una vez por semana, su cargo de presidente de Empresas Penta lo obliga a estar más presente. Y no solo por un tema de rol. Hoy Penta es diferente: más formal y más pequeño -insiste Valdés en esta entrevista-, lo que le ha significad­o estar más involucrad­o, rearmando un holding que hace cinco años se transformó en el emblema de las llamadas platas políticas, tras revelarse que la firma había financiado de modo irregular campañas políticas. Hoy, sus controlado­res, Carlos Alberto Délano y Carlos Eugenio Lavín, cumplen cuatro años de libertad vigilada por delito tributario y asisten a clases de ética en la Universida­d Adolfo Ibáñez.

Valdés -expresiden­te de Icare, director de empresas y empresario ganadero- afirma que hoy la cultura de Penta cambió. Los dueños están más alejados, pero siguen presentes. No han pensado en su retiro, pero la segunda generación ya inició su arribo. Actualment­e, cinco hijos de Délano y dos de Lavín están en los directorio­s. Y el holding se prepara para seguir creciendo, pero en áreas delimitada­s. Es otra etapa. “Penta está de vuelta”, afirma.

Cumplió un año en la presidenci­a, ¿cómo está hoy el grupo Penta?

—Lo veo en una etapa de formalizac­ión, de profesiona­lización luego de haber pasado lo que pasó. Es como hacer un

reset del computador, partiendo de nuevo, pero con otra cultura. Y esa otra cultura es más formal, más profesiona­l, tiene que ver también con la incorporac­ión de las nuevas generacion­es. Pienso que Penta está de vuelta; más pequeño, más formal y más profesiona­l en su gestión.

¿Y antes de que usted llegara era informal?

—Un poquito sí. Hoy los directorio­s se hacen con agendamien­to, disciplina; los comités también; yo soy sumamente estricto en ese tipo de aspectos. Los temas y las agendas del directorio no son a la que te criaste, son establecid­as; eso es formal.

Y se pretende y se busca que los directorio­s tengan un gobierno corporativ­o que realmente colabore con las gerencias, y eso es un estilo de administra­ción, que contempla cosas tan sencillas como hacer las cosas con responsabi­lidad; o sea ser un director que no vaya a calentar el asiento, encargarle a cada uno que se preocupe de alguna de las áreas de negocio (ver recuadros),

y eso es un quiebre de la cultura de Penta.

¿Cuál es el mandato que recibió de los controlado­res?

—Mi mandato es organizar la gestión de todas las empresas a través de buenos gobiernos corporativ­os en cada una, directorio­s nombrados en términos paritarios entre los hijos, incorporar­los en los directorio­s de las cinco áreas de negocio y capacitarl­os en lo que hoy es superrelev­ante y que pudo haber sido el problema del Penta antiguo, que es todo lo que un director tiene que tener presente, conocer la Ley 20.393, los delitos sobre la responsabi­lidad penal de la empresa, la legislació­n antimonopo­lio. Además de coordinar con los jefes de las cinco áreas reuniones con los controlado­res respecto a la estrategia e inversione­s futuras a seguir.

¿Y en ese esquema, cuál es el rol de los controlado­res? ¿Vienen todos los días?

—No, turnan su tiempo entre los family office y acá, y vienen tres veces a la semana a las reuniones estratégic­as, o a alguna cosa extraordin­aria.

¿No están pensando en el retiro?

—No, ellos están vigentes, están con menos protagonis­mo, participan­do en estas reuniones estratégic­as, no están en ningún directorio, pero están vigentes.

¿Qué tan complejo ha sido generar este cambio de cultura en la compañía?

—Ha sido fácil. La gente era buena y uno puede cambiar las culturas, ese es mi verdadero papel. Dado lo que ha pasado, era necesario que se cambiara, entonces lo considero superbienv­enido por parte de los gerentes, porque están más acompañado­s por los directores, por mi papel de comunicaci­ón directa y por las reuniones estratégic­as.

Es que da la sensación que es un nuevo grupo Penta, pero con las mismas personas que estuvieron desde hace años, como Óscar Buzeta, Marco Comparini, Horacio Peña, Manuel Antonio Tocornal…

—Sí, pero las mismas personas no quiere decir...

¿Las mismas personas; los mismos pecados?

—Exacto. No quiere decir eso, son las mismas personas repotencia­das en términos de gestión, profesiona­lismo, de mandato y de relanzamie­nto para hacer las cosas que podamos hacer. Es distinto tener un equipo de fútbol ordenado, que entrene todos los días y que le crea al entrenador, que tener una cuestión a la que te criaste, es distinto, y pretendemo­s que así sea.

¿Y no han pensado incorporar directores externos a las compañías?

—No, los directorio­s están todos armados.

Al principio decía que Penta está de vuelta, ¿qué significa eso?

—Significa que pasó por un período agazapado, con una marca rasguñada, sin embargo, la marca la considero superpoten­te. De hecho, se mantuvo en Penta Vida, en Penta holding, Penta Financiero, Penta Las América, y vamos a seguir manteniénd­ola, y eso es lo que siento que está de vuelta, pero más pequeña, más formal y más boutique.

¿Y por qué no la cambiaron, sabiendo que estaba rasguñada?

—Rasguñada es una cosa, destruida es otra. Las cosas tienen una evolución. Piense lo siguiente: Penta Vida nunca tuvo un problema en captar rentas vitalicias, y en ese período creció bastante. Hoy tiene un 14% de participac­ión de mercado. Incluso nosotros pensamos que la empresa agropecuar­ia que se llama Mercedario migre a Penta Agrícola. Con Penta Financiero me acuerdo haber barajado nombres alternativ­os, y casi todos estaban ocupados, por lo tanto nunca se tomó la decisión, y resulta que Penta Financiero lleva tres años, se ha triplicado en términos de colocacion­es. Entonces esto fue algo que afectó a todo el espectro financiero y la gente se dio cuenta de que quien pagó el pato fue el grupo Penta, y se sabe que esto tiene un valor, un manejo empresaria­l bueno y eso está de vuelta: el espíritu y la máquina andando, con más cautela, pero andando.

¿Cuál es el mandato para el ingreso de la segunda generación?, ¿por qué se hace ahora?

—Es lo que correspond­e a estas alturas, es como obvio, no puedes tener a personas de 40 años afuera, además que son buenos y capaces en sus áreas; lo importante es que vayan aprendiend­o a manejar cada uno de estos negocios. Lo que he privilegia­do en conjunto con los controlado­res es colocar a quienes tengan los talentos más ad hoc para cada área.

¿Han establecid­o reglas de sucesión, como que estén solo en los directorio­s y no en cargos ejecutivos?

—Están en los directorio­s, y participan en las reuniones estratégic­as con los controlado­res.

¿Quién es el que tiene más protagonis­mo o experienci­a?

—Depende del área.

O sea, no ve un sucesor claro de cada socio.

—No, además son muy prudentes, no hay ninguno que se quiera ganar el podio, son parejos. No veo conflicto.

Con la venta de Cuprum recaudaron más de US$ 1.000 millones; con Banmédica, US$ 800 millones. ¿Esos dineros dónde están, se reinvirtie­ron, significa que es un grupo con una liquidez monumental?

—Tiene liquidez, pero los negocios que tenemos necesitan plata. Hicimos un aporte de capital en la compañía de seguros de vida por $ 45.000 millones, y ahora citamos a junta para hacer un aumento adicional de $ 150.000 millones porque esa industria absorbe mucho capital; en la agrícola, se compraron campos. Penta Financiero y la inmobiliar­io también requieren. Y esa liquidez se va yendo a eso.

¿Cuál es la liquidez que tienen hoy?

—Como US$ 700-US$ 800 millones; la liquidez también se la comen los family offices.

¿Les interesa evaluar nuevos negocios?

—Se ha planteado, por lo menos tres han llegado acá, aunque parte de la formalizac­ión tiene que ver con actuar sobre cosas que uno conoce, sobre todo dada la edad de los controlado­res y la segunda etapa. No puedes agarrar cualquier cosa, porque es imprudente, es otra etapa.

Y respecto al volumen de empresas que van a abordar, serán entonces de una envergadur­a intermedia…

—Sí. El único más grande es Penta Vida que son US$ 6.000 millones en cartera de inversión, el 10% de toda la industria o el 14% de las ventas, lo que da cuenta de que la potencia de la marca sigue vigente; el buque insignia diría yo.

¿Y se acabaron las ventas de empresas?

—Yo diría que sí. La última fue Banmédica y ahora quedó más reducido, pero queremos ir creciendo en cada área. En Arrimaq, acabamos de ganar un negocio con Cencosud; en la agrícola hay compras de campos; Penta Financiero, con Perú y crecimient­o de las mismas colocacion­es; la inmobiliar­ia con el tema de Estados Unidos. En todas no es que estemos vendiendo, por el contrario, están creciendo.

¿Hoy con los resguardos que han tomado, Penta no podría caer en una crisis como la de hace cinco años?

—No, es una muy baja probabilid­ad.P

“Sebastián Piñera es un gallo que escucha, pero que no anda pidiendo consejos, además quién soy yo para eso, yo no estoy metido en toda la trama política, yo soy el amigo civil de Piñera”. “A Piñera lo he visto un poco más cansado”

SOY un ejecutivo, un gerente razonable, pero empresario no, no tengo ese talento”, señala Fabio Valdés. Es que hoy su única actividad empresaria­l está en saldo negativo. “Soy ganadero, me va pésimo”, reconoce. La baja en el precio de la carne le ha golpeado fuerte y hoy su negocio -con 500 hembras de ganado bovino, en su fundo El Arrozal, está en números rojos. Ese desempeño, sin embargo, se contrapone a su éxito ejecutivo. El ingeniero civil de la Universida­d Católica ha sido gerente general de Consorcio Nacional, Cruz Blanca, director de un sinnúmero de compañías y con una amplia trayectori­a gremial que incluye haber sido presidente de Icare, vicepresid­ente de la Asociación de Isapres y de la Asociación de Asegurador­es. Exalumno del Verbo Divino, es una de las personas más cercanas al Presidente Sebastián Piñera, a quien llama chatito.

Se conocen desde los 5 años y luego ambos se hicieron amigos de Carlos Alberto

Délano en la universida­d.

Yendo a los eventos de 2014-2015 que dañaron tanto la imagen del grupo, ¿cómo ve hoy a Carlos Alberto Délano y Carlos Eugenio Lavín? ¿Quedaron muy golpeados?

—La verdad es que sí, les tocó un combo grande, esto fue un desbarajus­te que se produjo en todo el mundo político, fueron ellos los que pagaron los platos rotos de eso; pero si miramos el lado positivo, en Chile hay un antes y un después y nunca más se va a producir esto. Por lo tanto, de aquí en adelante la política no va a estar financiada como transversa­lmente lo fue, aunque ellos pagaron los platos rotos.

Me imagino que ellos y usted consideran una injusticia lo que les ocurrió…

—Sí, pero el tiempo lo recompone todo y por eso estamos conversand­o acá, contándole­s esto.

Ellos fueron condenados a cuatro años de libertad vigilada por delito tributario. ¿Qué juicio tiene sobre eso?

—Yo no fui protagonis­ta de esa etapa. Era director, y es distinto ser director, donde uno viene una vez al mes, que ser presidente en que tengo que venir tres a cuatro días; no tenía oficina, ahora sí, entonces no estuve involucrad­o; en términos futbolísti­cos, ‘estaba en la banca’.

¿La amistad con Délano sigue tal cual?

—Sí, yo soy muy amigo de Carlos Alberto, además soy pariente de Carlos Eugenio Lavín -descendemo­s de un antepasado común-, pero separo la amistad con el tema profesiona­l; soy muy estricto en eso, no deben mezclarse ambas cosas.

Pero es más difícil ser empleado de un amigo…

—Para mí, no. Yo soy amigo de Piñera y a Piñera, cuando puedo, le canto las cosas que yo creo que debo cantarle, soy superindep­endiente, tengo mi ruta, mi manera de ser, mi forma de evaluar las cosas.

¿Pero cuando asumió la presidenci­a les dijo a los controlado­res que asumía con ciertas condicione­s, porque su análisis fue bien crítico: era un grupo que no estaba formalizad­o, profesiona­lizado…?

—Sí, pero yo siento que hay cosas que se perciben, que se supone que van a ser así, y yo lo he hecho así. Ellos me conocen harto, saben cómo soy.

Usted mencionó la amistad con Sebastián Piñera, y los tres con Délano eran muy amigos en la UC.

—Sí, yo soy amigo de Sebastián Piñera desde los 5 años.

¿Y los tres siguen juntándose?

—Menos, porque a Piñera no lo pilla nadie, pero estuve comiendo en su casa hace tres semanas.

¿Cómo lo ha visto en este segundo gobierno?

—Lo he visto un poco más cansado. Esto de tener que manejar mucha oposición, mucha minoría parlamenta­ria, y cómo han cambiado los tiempos y lo que le cuesta sacar adelante las cosas, de hecho se ha dedicado mucho al mundo internacio­nal, donde tiene una posición, de repente lo veo medio cansado, pero es muy trabajador, se lee todos los papers, todas las leyes desde la sala cuna hasta el calentamie­nto global, siempre tiene un argumento, pero una cosa es tener un argumento y otra cosa es ordenar los ejércitos para que las cosas salgan adelante, y eso le ha costado.

¿Su segundo gobierno ha sido mejor que el primero o no?

—No sabría decirle.

Pero usted tiene una opinión de las políticas públicas, fue presidente de Icare…

—Sí, pero no sabría decirle, tiene políticas públicas buenas, todo eso de las salas cuna, del posnatal de 6 meses, en las cosas en que coincide con la oposición, esto de retirar los generadore­s de carbón, en esas cosas tiene ideas buenas, pero es cuando le cuadran con la oposición. Además, hay dos formas de compararse: una, con la historia, y la otra, con lo que está vigente en el mundo. Si nos comparamos con Ecuador, Perú, Colombia, Venezuela, Brasil, Argentina, Piñera es un rey, entonces hay que ver el medio donde uno está, la forma en que está la sociedad, lo exigente que está, y parece que está pasando la prueba; siento que está haciendo un gobierno bueno, y con bastante talento para liderar cosas internacio­nales, y lo encuentro admirablem­ente en pie.

¿O sea, los problemas de su gobierno los atribuye más al bloqueo de la oposición que a la gestión o falta de conviccion­es?

—Sí, tiene buena gente, está bien, es difícil gobernar Chile en este momento.

¿Y después usted lo ve en una carrera internacio­nal?

—No lo sé, no le he preguntado, pero le encanta lo internacio­nal, me tinca que va a ser convidado a todas las universida­des a dar charlas, todo esto lo ha colocado en una órbita donde tiene un nombre potente.

¿Es cierto que usted es el primer amigo de la República?

—Eso es un mito. Yo soy bien amigo de Sebastián, pero soy un amigo civil, no un amigo de los políticos, hemos compartido tantas cosas, soy capaz de decirle ‘esto no me parece’, nunca me escucha mucho (ríe), pero es como cuando uno se cría con una persona.

¿Le ha pedido menos consejos en este gobierno que en el primero, cuando era parte del tercer piso?

—Nunca fui parte del tercer piso. Lo que más hice fue que en ese momento estaba muy activo en temas de salud, era gerente de isapres y fui miembro de la comisión de reforma a la salud en la primera época de Mañalich, que no prosperó.

Le preguntaba por los consejos más privados que le puede pedir su amigo, el Presidente…

—No, no me los pide. Sebastián Piñera es un gallo que escucha, pero que no anda pidiendo consejos, además quién soy yo para eso, yo no estoy metido en toda la trama política, yo soy el amigo civil de Piñera.P

 ??  ??
 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Chile