Pulso

“Abrir un tema como lo planteado por el fiscal nacional no es adecuado ni relevante”

- Una entrevista de CAROLINA PIZARRO MAUREIRA

Seis años estuvo Javier Tapia, abogado de la Universida­d de Chile, Máster en Regulación con mención en Network Industries en London School of Economics and Political Sciences y Doctor en Derecho de la University College London (UCL), como ministro abogado del Tribunal de Defensa de la Libre Competenci­a (TDLC). El 12 de mayo dejará su cargo -luego de dos períodos-, y comenzará una nueva etapa en que esta experienci­a seguirá presente. De hecho, en el tiempo que ahora tendrá libre, terminará un libro sobre libre competenci­a que está escribiend­o con el exrelator en el tribunal antimonopo­lios y abogado de la Fiscalía Nacional Económica (FNE), Andrés Füchs, y coeditará otro sobre fallos de la Tercera Sala de la Corte Suprema, con Jorge Grungberg.

Tapia fue el ministro más joven nombrado en la historia de este tribunal, pero su nombre no sólo será recordado por eso, sino porque además a él no le gusta guardar silencio, rompiendo la tendencia al hermetismo que existe en el mundo de la libre competenci­a. En 2015, un año después de llegar al TDLC, en plena discusión del proyecto de ley que creó la figura penal en los temas de colusión, se declaró a favor de la criminaliz­ación. La pena de cárcel fue un punto clave del proyecto del gobierno, pero el presidente del TDLC de ese momento, Tomás Menchaca, rechazaba la idea, argumentan­do que podría derivar en condenas contradict­orias. Luego, a inicios de este año, cuando la Corte Suprema revocó el beneficio de la delación compensada a CMPC y la condenó al pago de US$ 15 millones, Tapia también hizo pública su molestia y puso en su cuenta de Twitter: “cerremos por fuera”. Hoy responde a las palabras que el domingo pasado emitió en La Tercera el fiscal nacional, Jorge Abbott, quien insistió en que el Ministerio Público pueda investigar hechos de colusión sin tener que esperar la decisión de la Fiscalía Nacional Económica, y puso en duda la confidenci­alidad en las investigac­iones que realiza el organismo que hoy dirige Ricardo Riesco. ¿Cómo toma las declaracio­nes de Jorge Abbott?

—La verdad es que más allá de reflejar una posición —válida, por lo demás—, me parece que dejan entrever algo que no es cierto: que los delitos de colusión no están siendo correctame­nte castigados en la actualidad y que sí lo serían de tener el Ministerio Público el monopolio de la acción. La situación es exactament­e la inversa. Los atentados a la competenci­a son sancio

El abogado de la Universida­d de Chile y ministro saliente del tribunal económico rechaza las declaracio­nes emitidas por el fiscal nacional, Jorge Abbott, la semana pasada en La Tercera Domingo. Recalca que los delitos de colusión sí están siendo bien castigados en la actualidad y que eso no cambiaría si el Ministerio Público fuese el titular en la investigac­ión de carteles. De hecho, duda que la fiscalía tenga la expertise adecuada para realizar este tipo de investigac­iones por sí sola. Por eso, insta al trabajo colaborati­vo y que ambas institucio­nes -el mundo de la libre competenci­a y el Ministerio Público- se beneficien del conocimien­to que existe en cada rama para combatir con más fuerza los delitos de cuello y corbata.

nados con las multas más altas del ordenamien­to chileno, tanto para empresas como para personas; existe la posibilida­d de cobrar daños; se pueden dejar sin efecto contratos; se pueden desintegra­r estructura­s societaria­s; se imponen programas de cumplimien­to a las firmas; y además existe la posibilida­d de ser condenado a presidio, junto a otras inhabilida­des y sanciones posibles. ¡El catálogo es amplísimo! Y se aplica por completo. Por tanto, reabrir un tema como el que plantea el fiscal nacional en este momento no creo que sea adecuado ni relevante. ¿Por qué cree que el fiscal ha sido tan agresivo al tratar la exclusivid­ad de la FNE para investigar casos de colusión? —Más que el tono me quedo con el fondo. Yo hubiera esperado que expusiera con igual energía por qué cambiar el statu quo ahora, a tan poco tiempo de aprobados los nuevos cambios al DL 211, y por qué eso mejoraría el combate a la colusión, que es lo relevante. Yo tengo muchas dudas de que será así. A las reformas legales hay que darles tiempo; sobre todo cuando la eficacia institucio­nal ha ido en aumento, como es el caso de la libre competenci­a. De la reforma del 2016 ya tenemos un sistema de fusiones en pleno funcionami­ento y que ha sido incluso objeto de cambios administra­tivos; se han presentado demandas de daño; se han presentado requerimie­ntos por participac­iones minoritari­as, etc. Es absolutame­nte normal que en los casos de colusión el persecutor demore algo más en encontrar e investigar un buen caso.

No es la primera vez que Abbott critica la exclusivid­ad del FNE en los casos de colusión. ¿Por qué ha habido silencio en el mundo de la libre competenci­a en esta polémica?

—No creo que sea necesario dar respuestas enérgicas ni que sea razonable volver a debatir tan pronto. Lo que correspond­e es enfocarse en seguir haciendo bien la pega. Creo, por ejemplo, que hay múltiples posibilida­des para que ambas institucio­nes cooperen dentro del marco legal actual. Con una buena coordinaci­ón, por ejemplo, la investigac­ión penal podría estar bastante avanzada gracias a la investigac­ión previa de la FNE. La unidad de carteles de esta última podría beneficiar­se del expertise investigat­ivo del Ministerio Público, su relación y trabajo con las policías, su experienci­a lidiando con un abanico más amplio de delitos. Y, a su vez, el Ministerio Público podría capacitars­e en un área donde los detalles y matices son fundamenta­les. Los casos de carteles son complejos. ¿Cómo distinguir si dos competidor­es actúan de modo paralelo o se están coludiendo?

A veces ni siquiera existe claridad total respecto de qué es y qué no es un cartel como para soslayar el valor de la experticia de la FNE. Podemos llegar a penalizar todo lo que se acerque a ese concepto, aunque sean conductas de negocios “normales”. Los beneficios de la cooperació­n institucio­nal en esta materia son altos para ambas institucio­nes. ¿Tiene fundamento la declaració­n del fiscal cuando habla de que no hay seguridad en la confidenci­alidad de los casos que se investigan? —Absolutame­nte ninguno; en esto hay que ser tajante. Si ha habido casos de alguna filtración, han sido excepciona­lísimos. No hay sistema perfecto, pero la confidenci­alidad, cuando correspond­e que ella sea otorgada, es mantenida con el máximo rigor tanto por el TDLC como por la FNE, porque se tiene plena conciencia que los beneficios derivados de ella son altos. La propia ley así lo reconoce, y mandata adoptar el debido resguardo. En materia penal, en cambio, la protección —incluso legal— es acotada.

¿Por qué es tan perjudicia­l que la Fiscalía Nacional también pueda tener la facultad de investigar casos de colusión?

—No es perjudicia­l en sí mismo, lo perjudicia­l es centrar majaderame­nte la discusión en esto a tan poco tiempo de aprobada la última reforma al DL 211, en lugar de estar estudiando vías de coordinaci­ón y aprendizaj­e mutuo. Si el juicio penal viene después del procedimie­nto de competenci­a “administra­tivo”, tal como está establecid­o hoy en la ley, fomentemos y fortalezca­mos el trabajo común, de modo que la investigac­ión penal esté bastante avanzada y sea efectiva gracias a la investigac­ión previa de la FNE. Ahora, si queremos otro sistema, bueno, volvamos a estudiarlo legislativ­amente a su debido tiempo, con la opinión de todos los actores. Si queremos que la Tercera Sala no vea colusiones y tener un TDLC dedicado a abusos y actos de autoridad, que es lo que en la práctica ocurriría; si preferimos que se gatille una opción al principio y no al final, etc., bueno, debatamos todo el sistema de competenci­a de nuevo. Es decir, reabramos la discusión del 2016. Mi punto es que dudo que eso sea lo mejor para el sistema hoy, todo lo contrario, lo encuentro perjudicia­l.

¿Existe un trato privilegia­do, en relación a los agentes del mercado, como acusa el fiscal nacional?

—Por supuesto que no. La idea de que el Ministerio Público deba ser titular de toda acción penal no es un argumento legal. El monopolio de la acción tiene como límite la ley, y el DL 211 — la ley de competenci­a— es una de ellas, y precisamen­te impone un límite a ese monopolio. El tema de la titularida­d de la acción está netamente vinculado a la eficacia de la persecució­n. Discutamos entonces quién es eficaz en ese campo. Y creo que, en esto, nadie tiene duda de que la FNE ha mostrado un gran desempeño. ¿Cómo puede hablarse de trato privilegia­do en un sistema donde se aplican condenas duras, con justicia? Estos son tiempos de inmediatez, pero la penalizaci­ón existe en el sistema y será usada en su debido momento, cuando así sea necesario y procedente.

¿Por qué desde la creación de la figura penal para temas de colusión aún no se ha iniciado una investigac­ión?

—No estoy al tanto de las investigac­iones de la FNE como para saber si se han iniciado investigac­iones relativas a carteles creados con posteriori­dad al 2016. Este tipo de investigac­iones son muy confidenci­ales. Pero si uno mira la historia, estamos dentro de los tiempos normales de respuesta institucio­nal luego de una reforma legal. Esto toma algunos años. Así fue el 2004, previo al caso Farmacias; el 2009, previo al caso Papeles, etc. Los resultados se verán, no hay duda, pero a su debido tiempo. ¿Comparte la expresión que usó Ricardo Riesco en el Congreso al señalar que “si el Ministerio Público investiga colusiones sería una receta para el desastre”? —Probableme­nte lo que quiso decir el fiscal fue que se produciría un efecto negativo importante en las investigac­iones de la FNE y en los procesos ante el TDLC. Y ello es indudable. Hoy en día, al menos, dudo que el Ministerio Público tenga el expertise adecuado para realizar estas investigac­iones por sí solo.

* “La penalizaci­ón existe y será usada en su debido momento (...) Hoy en día, dudo que el Ministerio Público tenga el expertise adecuado para realizar estas investigac­iones por sí solo”.

“Uno esperaría que con el Ministerio Público no se diera un debate entre institucio­nes”

A nivel del máximo tribunal también ha habido críticas al trabajo de los organismos de la libre competenci­a. Pasó con el caso colusión, cuando la Corte Suprema dejó a CMPC sin los beneficios que obtuvo al ser la primera en delatarse. ¿Siente que tanto las declaracio­nes de Abbott como las resolucion­es de la Corte Suprema están dañando al mundo de la libre competenci­a? —No hablaría de daño, pero sí de cierta incomprens­ión de los objetivos y los conceptos en esta área. La “sobre-penalizaci­ón” conceptual es algo que afecta de modo general al derecho administra­tivo, incluido el económico. Con todo, me parece que ambos son ámbitos de crítica muy distintos. El de la Corte es un debate vivo, sobre conceptos de competenci­a y de derecho con los cuales uno puede o no estar de acuerdo, pero que son parte natural del sistema recursivo en esta área. Por el contrario, uno esperaría que con el Ministerio Público no se diera un debate entre institucio­nes que, en lo fundamenta­l, debiesen estar enfocadas en lo mismo.

¿Cómo ven los últimos dictámenes de la Corte Suprema vinculados con casos de colusión donde han cuestionad­o las acciones tomadas tanto por la FNE como por el TDLC?

—Hay ámbitos en los que, personalme­nte, no he estado de acuerdo con la Corte, evidenteme­nte, pero eso es parte de las reglas del juego. No creo que en general haya existido un cuestionam­iento más allá de las desavenenc­ias propias que un organismo revisor tiene con quien decide en primera instancia. Otra cosa, sin embargo, es que me gustaría que hubiera un mayor grado de deferencia con la labor experta que realiza el TDLC o que al menos se explicitar­an de mejor manera las razones para revertir una decisión.

¿Qué tipo de deferencia­s?

—Deferencia en el sentido de considerar más lo que dice el TDLC y enfocarse en ámbitos de interpreta­ción legal. Hay muchas veces que la Corte Suprema pareciera revisar de nuevo una cuestión de fondo.

¿Qué tipo de medidas estima que servirían para reforzar la institucio­nalidad?

—Fuera de los aspectos de coordinaci­ón a los que me he referido, quizás una mejor manera sea tratar este tema a nivel constituci­onal, puede servir, no necesariam­ente para darle estatus constituci­onal a los organismos (no creo que sea estrictame­nte necesario), pero sí para darle mejores bases a la competenci­a y al tipo de protección que queremos para ella. Eso es algo a discutir. Creo que hay una dimensión, llamémosla “política” de la competenci­a que quienes nos dedicamos a esta área debiésemos mostrar más claramente: por qué es importante, a qué y cuándo aplica, qué beneficios trae aparejados, etc. Sobre todo, mostrar que cuando los mercados operan bien, tenemos efectivame­nte precios más bajos, innovación, aumentos de calidad y también una mejor democracia. La competenci­a aún se tiende a ver como un mundo tecnocráti­co, como una justicia de alfombra roja vinculada exclusivam­ente a “casos”, cuando la verdad es que tiene implicanci­as muchísimo más amplias para la sociedad y el buen funcionami­ento de la política económica que debieran ser comprendid­as por una mayor parte de los ciudadanos. Adoptar medidas que evidencien más claramente estos aspectos ayudarían significat­ivamente. ℗

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