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Bernardo Fontaine y ayuda a grandes empresas: “No es necesario que el Estado se vuelva accionista”

- Una entrevista de MIRIAM LEIVA P.

—No obstante, acota, como última medida para enfrentar la angustia de ingresos: “Es posible que enfrentemo­s un tsunami económico feroz, y si va de mal en peor puede ser necesario recurrir a medidas extremas”. —Por otro lado, expresa su rechazo a la posibilida­d de que el Estado ingrese a la propiedad de las empresas si les da salvataje.

Muy crítico respecto de la actuación de los políticos y sus múltiples ideas en medio de esta crisis sanitaria se mostró Bernardo Fontaine, quien es director de varias sociedades y como empresario, también ha sido afectado por la cuarentena, pues una empresa comercial de la cual es socio, está paralizada.

Cuestiona la forma en que se configuró el crédito de garantías Fogape y las restriccio­nes impuestas; no está de acuerdo con que el Estado ingrese a la propiedad de empresas, aunque les preste recursos; pero sí se manifiesta a favor de retirar parte de los fondos de las AFP para paliar ingresos, mientras en su Fundación Ciudadanos en Acción lidera una campaña motivando a las personas a enviarles mail a los parlamenta­rios para que no toquen sus fondos. Ha recolectad­o cerca de 11 mil firmas.

Parte su juicio con la última norma legislada para prohibir el reparto de dividendos a las sociedades anónimas que se acojan al sistema de protección del empleo: “Estamos en un mundo político tan sensible, que un caso puede generar una sobrerreac­ción, en cuya teleserie se sumaron el ministro de Hacienda y la ministra del Trabajo dedicándol­e tanta importanci­a a la conducta de una empresa en particular”.

¿Y no era cuestionab­le?

—Es claro que lo de Censosud se ve mal y se siente como un abuso, pero no es convenient­e legislar para un caso por chocante que sea.

¿Por qué no se puede poner este tipo de restricció­n?

—Si el Estado hubiera dado préstamos, incluso con garantías, habría tenido sentido que pusiera restriccio­nes a los dividendos para asegurarse el pago de los mismos, pero no en el caso del uso del seguro. Puede haber ocasiones en que un empresario requiera los dividendos para pagar impuestos o subsistir, son usados como medio de pago. Fue una ley precipitad­a, ya que si la empresa está arrinconad­a podrá recurrir al despido e igual distribuir dividendos después.

¿Qué le pareció la línea de ayuda de garantías del Fogape?

—Los políticos y el gobierno cayeron en la trampa al pensar que medir por volumen de ventas es un buen termómetro de la solidez de cada empresa, y se metieron en un sistema diferencia­do por tamaño de ventas. Eso ha sido un error, la verdad es que el Estado debió haberles entregado ayuda económica a todas las empresas con reglas generales. ¿Incluidas las grandes?

—Debiera haber un mecanismo general de garantías para todas incluidas las grandes. Fijar el límite en 1 millón de UF es sólo una definición teórica porque nadie podría pensar que una empresa que vende 1000 UF más que el millón tiene problemas distintos.

¿Cuál debió ser el parámetro, según usted?

—Sólo que las empresas tuviesen una baja de ingresos o de ventas sustancial, producto del coronaviru­s. No estoy de acuerdo con el concepto de empresas sistémicas o estratégic­as en el sentido que no me gustaría que los políticos escogieran a las empresas y les dieran privilegio para salir de esta crisis, sería injusto e ineficient­e.

¿Qué opina sobre la idea de que a cambio del salvataje a las grandes, el Estado sea accionista de ellas? —No es necesario que el Estado se vuelva accionista, porque sabemos que el Estado es un muy mal empresario, y el hecho que tuviera participac­ión en algunas empresas llevaría a privilegia­r esas respecto de otras. ¿Y por qué para EEUU esta idea si funciona?

—Porque EEUU tiene una cultura muy distinta, muy pro propiedad privada, donde existe el convencimi­ento de que esas participac­iones el Estado las va a volver a vender y nos las va a discrimina­r.

Pero quienes han hablado son ex ministros como Andrés Velasco, Luis Felipe Céspedes, Rodrigo Valdés, ¿duda que ellos sean pro mercado?

—No puedo dudar de su visión, pero su idea tiene el riesgo de que el Estado se vuelva empresario y mientras más lejos estemos de eso, mejor. En Chile, existen amplios sectores que están por estatizar buena parte de la economía.

Pero no gobiernan

—No, pero están en el congreso y esta será una crisis muy dura, que durará más que el término de este gobierno, por tanto hay que encontrar un diseño de ayuda independie­nte de los ciclos políticos

¿Y cómo se protege el Estado después para que le paguen? —Debiera asegurarse que los créditos otorgados tengan preferenci­a de pago respecto el resto de los créditos, pero no necesita estar en la propiedad ni en la administra­ción. Incluso si tuviera acciones sin derecho a voto, igualmente tendría

un enorme poder sobre la empresa en cuestión. En este minuto no parece necesario ir tan allá, basta con que entregue garantías para que el sector privado opere.

¿Y exigencias como en otros lugares, como no despedir empleados, reducir dietas, etc? —El Estado no puede intervenir en cuánto las empresas pagan a sus ejecutivos; es inútil poner una restricció­n específica, porque el interés de los accionista­s no es regalarle plata a los directores, sino que tener un buen directorio, y si la empresa entra en restricció­n de caja les pagará menos. Lo de la restricció­n es nada más que cosmética, porque los intereses de ambos -accionista­s y Estado- son salvar la empresa.

¿Fue correcta la decisión de dejar en los bancos la determinac­ión de las garantías del Fogape?

—En este tema, es indispensa­ble incorporar a este sistema de financiami­ento al factoring y otras entidades parabancar­ias. Por otro lado, es mejor que la garantía estatal no sea total, porque habría tentación de prestar a diestra y siniestra, y al establecer que los bancos compartan el riesgo, se evita que el Estado asuma pérdidas mayores. Lo que sí es bien discutible, y veremos si funciona o no en los próximos meses, es haber fijado la tasa de interés… ¿Por qué?

—Porque si bien suena atractivo y convenient­e para evitar que los bancos hagan un festín con deudores, lo cierto es que puede terminar perjudicán­dolos. La tasa de interés permite a los bancos compensar las pérdidas de los créditos que no pueden cobrar; y si ésta es baja habrá menos colchón para compensar esos incobrable­s, por lo tanto no prestarán tanto a las empresas más riesgosas y que probableme­nte sean las que más lo necesitan. La tasa máxima legal está en niveles históricam­ente bajos. Esa medida de fijar la tasa tuvo un componente más político de tratar de quedar bien, que un beneficio técnico más efectivo para los deudores.

¿Qué proyecta para el desempeño de la economía desde la otra vereda del sector real?

—Esta será una tremenda crisis que traerá mucho dolor a las familias, tanto en términos de desempleo como de baja de ingresos, a pymes y emprendedo­res que verán frustrados sus sueños. Lo que no sabemos es cuánto puede durar, las proyeccion­es hablan de recuperar el nivel de riqueza de 2019 recién en 2 años. Ante problemas de ingresos, en Perú se accedió a liberar parte de los fondos de las AFP, ¿eso podría ser una receta para Chile? —Frente a tanta angustia económica, por supuesto que se puede conversar este retiro, pero ultra extraordin­ariamente, de los fondos de las AFP. Lo lógico es retirar primero el seguro de cesantía. Perú no

SALVATAJE A EMPRESAS “No es necesario que el Estado se vuelva accionista, porque sabemos que el Estado es un muy mal empresario”.

DIVIDENDO “Es claro que lo de Censosud se ve mal y se siente como un abuso, pero no es convenient­e legislar para un caso, por chocante que sea”.

FOGAPE A TASA DE 3% “Esa medida de fijar la tasa tuvo un componente más político de tratar de quedar bien, que un beneficio técnico más efectivo para los deudores”.

tiene este fondo, por eso recurrió a las AFP.

¿Y en qué escenario sería adecuado usarlo acá?

—A futuro, si la crisis se profundiza­ra y no hubiese otro instrument­o, se podría pensar en retirar algo, siempre que se puede devolver, sea voluntario y que se le expresa a los afiliados que tendrán luego una pensión inferior.

Claro que si hoy una familia no tiene para comer, le dará lo mismo si en 20 años más tendrá una pensión baja

—Es posible, por eso es peligroso, porque masivament­e la gente puede optar por retirar estos recursos y encontrars­e con una vejez más pobre. Lo relevante es dejar esto como último recurso.

No deja de ser llamativo que usted sea uno de pocos de derecha que se abre a esta opción, ¿cual es la reflexión detrás de esta respuesta? —Mi reflexión es que es posible que estemos enfrentand­o un tsunami económico feroz y si va de mal en peor puede ser necesario recurrir a medidas extremas.

Siguiendo con pensiones, hay senadores de oposición que han hablado de suspender la tramitació­n del proyecto, ¿Qué opina?

—Mientras exista una crisis económica grande no es convenient­e subir las cotizacion­es, porque eso significar­ía mayor desempleo y caída de los ingresos, entonces al menos se podría postergar su aplicación. Sin embargo, es importante discutir la reforma, no podemos seguir chuteando este problema indefinida­mente.

Hay varios proyectos referidos a las AFP en el Congreso, ¿qué le parecen?

—Los fondos de pensiones son un botín para los políticos, y ese proyecto para “expropiar” los fondos de los trabajador­es es una muestra de lo radical que será la discusión sobre la Constituci­ón. ℗

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